Diciembre pa’ que te vayas
Vivir del teatro independiente no es sencillo, pero las pasiones rompen las barreras y Alfonso Castañeda es prueba de ello. El periodista deja ‘La Matria’ para presentar ‘Diciembre me gustó pa’ que te vayas’, puesta en escena que reflexiona sobre lo que fue el 2017 para México
Azaneth Cruz[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_275cx7rn” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /]
No nació escuchando a Chopin, Ludwig van Beethoven o Claude Debussy, sino a Los Panchos, José José, La Sonora Santanera y otros artistas mexicanos que marcaron su existencia gracias a la música del taller de su padre y la casa de su abuela.
Periodista de profesión, Alfonso Castañeda descubrió que lo suyo, sin dejar el periodismo que tanto le apasiona, es el cabaret.
De “Morirse en primavera” a “Facelosofía”, “La perfecta casada” y su primer desconcierto musical con “El principito va a terapia”, entre otras, Castañeda cierra el año con el estreno “Diciembre me gustó pa’ que te vayas”, una obra que pretende apapachar al público y hacerlo reír con sucesos que los sacudieron este 2017.
“En este espectáculo quise reflejar lo difícil que es vivir en el presente. Pasaron los sismos del 7 y el 19 de septiembre y a muchos eso nos acercó cara a cara con la muerte.
Conocí a una víctima del sismo del edificio que se derrumbó muy cerca de Ermita, ella me contó que su padre y madre murieron en ese complejo en el segundo sismo y yo le preguntaba cómo había vivido esa pérdida en su vida.
Muchas personas quedaron muertas en vida pensando en el temblor y las réplicas, pero se nos olvidó a los que sobrevivimos que hay muchas cosas por las que seguir luchando, como la justicia a los crímenes a periodistas, los feminicidios (…)”, comenta el también autor e intérprete de “La Matria”.
Al conocer la historia de la joven que había perdido a sus padres Alfonso decidió hacer un espectáculo para apapachar al público, pero que también los hiciera reír y cantar canciones que hablarán de la fragilidad.
Quiero reírme un poco del año y del mes de diciembre, sin ser un Grinch, ya que es el único mes del año en el que la mayoría nos establecemos propósitos”, explica Alfonso Castañeda.
Para el autor de “El principito va a terapia”, en México existen miles de hechos que nos aquejan y muchas de las personas sólo están dejando de vivir por los temblores, por ello, dentro de su nueva puesta en escena pretende dar un giro que explique a todos, por qué seguimos vivos.
“Me burlo un poco del optimismo convertido en mercancía, por ello río un poco de la Navidad, de nuestro comportamiento y de los ritos de una familia desunida.
Además, diciembre es el mes en el que más engordamos, más gastamos, el único mes donde la gente hace propósitos y la familia que no te pregunto todo el año como estabas te da un abrazo en una tradicional costumbre de fin de año”, dice.
Su gran amor
Vivir del teatro es complicado, sobre todo para los independientes pero no hay barreras que pongan freno cuando la pasión se desborda en el escenario y Alfonso Castañeda lo demuestra.
“Yo crecí escuchando música mexicana en el taller de mi papá y en la casa de mi abuela y aunque el periodismo es algo que me encanta, la música, el teatro y la literatura siempre han sido mis grandes pasiones.
El primer acercamiento que tuve al cabaret fue cuando presencié sobre un escenario el espectáculo de cabaret de Astrid Hadad, no sabía qué era esa actuación bestial que estaba viendo y entonces me causó una gran locura, una efervescencia y una libertad que no había sentido nunca”, cuenta.
Fue entonces que el autor de “Diciembre me gusto pa’ que te vayas” fue descubriendo poco a poco a más personas que pertenecían a este mundo de posibilidades llamado cabaret.
Admirador de Tito Vasconcelos, Jesusa Rodríguez, Regina Orozco, Pedro Kominik, Astrid Hadad, Rius, Vicente Leñero y otros personajes más, Alfonso Castañeda encontró una forma de expresión en el cabaret de la que formarían parte la música, representantes del género y el periodismo.
Castañeda considera que pararse en el escenario “es como sentir que una fuerza me invadía, como que el escenario se subía y me hacía. Siempre fui rebelde, cuestionador y tímido, por eso el cabaret es mi gran amor, ahí puedo ser libre”.
Los apoyos otorgados a actores son limitantes, por eso Castañeda ha decidido, al igual que otros personajes, ser su propio todo y estar siempre en la búsqueda de puertas, ventanas y rendijas para hacer que el cabaret nunca se acabe.
2018: oscuro y difícil
“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias”, decía Miguel Cervantes Saavedra.
Para comprender un poco de cómo pinta el siguiente año, de acuerdo con Castañeda, hay que comprender la frase de Cervantes porque el control, en las palabras de este gran actor de cabaret, consistirá en controlarnos a través del terror político, económico y la incertidumbre.
“Vienen momentos complicados, en primera me da coraje el despilfarro que hacen las autoridades del país en las campañas políticas.
Suelo cuestionarme qué país puede permitir que, en Juchitán, la gente no tenga casas y lo hayan perdido todo, las autoridades no estén haciendo nada porque el nivel de corrupción se ha vuelto institucional y los partidos son un negocio”, expone.
Para el periodista y actor es importante que los que no están muertos en vida y no tienen vacíos existenciales hagan algo para no dejar que el país caiga poco a poco.