El 2 de febrero mejor conocido como Día de la Candelaria es para cientos de creyentes católicos, una fiesta popular de carácter religioso y cultural, como recuerdo del pasaje bíblico de la presentación del niño Dios en el Templo de Jerusalén, que ocurre 40 días después de su nacimiento, acontecido el 24 de diciembre.
Además de tener elementos de origen prehispánico, que se traducen en el consumo de tamales, lo característico es presentar la figura del Niño Dios ante la iglesia, con vestidos y ataviados de diferentes temáticas o personajes bíblicos.
En 2022, la secretaria de Salud en la Ciudad de México, Oliva López Arellano, pidió a los capitalinos no organizar reuniones para celebrar el Día de la Candelaria para evitar un repunte de contagios por COVID-19. Tampoco se permitió la venta de los diferentes artículos para vestir a las figuras o restaurarlas.
Oscar trabaja cada temporada en la Romería de la Candelaria de la calle Talavera, en el Centro Histórico de la CDMX. Se establecen desde el mes de enero hasta el día 2 de febrero, pero los últimos 2 años tampoco los dejaron vender por causa de la pandemia. Empezaron a anunciarse por redes sociales para poder seguir teniendo ventas. “La cantidad de clientes ha disminuído bastante en comparación a temporadas pasadas”, lamenta.
El arte de la restauración se aprende desde niños, como tradición y como una forma de heredar el negocio familiar.
Brenda Heredia, siguió con el negocio familiar en el Mercado “de la bola” en la alc. Coyoacán. Se dedica a la venta de atuendos para los Niños Dios, las medidas van desde los 40 cm, hasta miniaturas de 2, 4 y 6 cm, para las cuales no hay suficientes accesorios y ella debe adaptar y modificarlos según sea la necesidad.
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Israel Maldonado tiene 25 años trabajando junto a su familia, también por temporada. “Sí nos ha afectado la pandemia, pero se trata de rescatar la tradición año con año … y ahora tenemos las medidas necesarias”, comenta y pide al gobierno de la CDMX los considere, dándoles la apertura para que la economía siga activándose, en nombre de todos los comerciantes de temporada. “Aveces no saca uno lo que invierte”, dice el comerciante proveniente de Almoloya de las Granadas, Edo. de Mex.
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