Detrás de los cascos
Pasar el 2013 sin escuchar “Get lucky” hubiera sido prácticamente imposible. El single de Daft Punk que ganó el Grammy por Mejor Interpretación de Dúo/Grupo y Mejor Grabación el domingo, estuvo en todas partes: clubes nocturnos, en la radio y en los Top 10 de las listas de éxitos.
Además, garantizó la buena recepción para “Random access memories”, el primer álbum del par en ocho años, que además fue nombrado el Mejor Álbum del Año.
Ana Paulina ValenciaPasar el 2013 sin escuchar “Get lucky” hubiera sido prácticamente imposible. El single de Daft Punk que ganó el Grammy por Mejor Interpretación de Dúo/Grupo y Mejor Grabación el domingo, estuvo en todas partes: clubes nocturnos, en la radio y en los Top 10 de las listas de éxitos.
Además, garantizó la buena recepción para “Random access memories”, el primer álbum del par en ocho años, que además fue nombrado el Mejor Álbum del Año.
Pero el éxito de la banda fue una sorpresa por numerosas razones. Primero, con sus canciones lograron que el house ganara popularidad en el círculo mainstream. ¿Quién no recuerda “One more time” o “Harder, better, faster, stronger”, de su álbum “Discovery”?
Y en segundo lugar, se sabe muy poco de ellos. Conocemos sus nombres, Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter, que son franceses y que cada uno tiene dos hijos.
Pero llevan años sin mostrar sus rostros (de ahí los icónicos cascos, que comenzaron como máscaras bastante más burdas), y evitan hablar en eventos públicos. Por ello, su discurso de aceptación tuvo que ser dado por Pharrel Williams, quien colaboró con ellos para “Get lucky”.
“Cuando bebía imaginaba cosas que no estaban ahí”, dijo el cantante que usó un extravagante sombrero, “y cuando alcancé la sobriedad dos robots me llamaron para hacer un álbum”.
El talentoso Williams se hizo cercano al dúo, pero se rehúsa a revelar sus secretos. “No podría divulgar la información, porque son como los Hombres de Negro”, comentó a GQ con buen humor.
Su filosofía musical es mucho más flexible y solamente quieren crear algo novedoso. Según Bangalter su disco debut, “Homework” (1997), fue para enseñar a los amantes del rock que la electrónica podía ser buena. “Discovery”, del 2001, fue para lo opuesto.
En el 2005 grabaron (en sus casas, como todas sus producciones anteriores), “Human after all”, y su más reciente álbum es el único para el que han recurrido a un estudio tradicional, el cual ha vendido más de 885 mil copias.
Pocos dúos alcanzan el éxito de estos talentos anónimos, cuyo secreto les ha permitido llevar una vida normal sin sacrificar la calidad de su música.
Skrillex, el ícono del dubstep de tan solo 25 años, reveló que es fanático del par. Al verlos, explica, se dio cuenta de que “realmente quería hacer música dance”.