Desplazados por la guerra y el clima

La guerra y la pobreza no son los únicos factores por las que miles de personas abandonaron sus hogares en Medio Oriente y emigraron a Europa, ya que el cambio climático también influyó en el desplazamiento humano considerado el más importante desde la Segunda Guerra Mundial.

Y es que entre el 2006 y el 2011, grandes franjas en Siria sufrieron sequía extrema, y de acuerdo con expertos en climatología eso se agravó por el cambio climático con los años.

Dicha situación provocó el aumento de la pobreza y la reubicación en zonas urbanas.

De acuerdo al informe más reciente de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), citado por Scientific American, “la sequía, aunada a la mala gestión por el régimen de Assad contribuyó al desplazamiento de 2 millones en Siria”, dijo Francesco Femia, cofundador y director del Center for Climate and Security con sede en Washington.

De acuerdo a Time, Femia añadió que “ese desplazamiento interno pudo haber contribuido a la agitación social que precipitó la guerra civil, que generó flujos de refugiados hacia Europa”.

“A pesar de que Europa lucha sobre cómo absorber la marea migratoria, los expertos advierten que la inundación es probable que empeore debido a que el cambio climático es un factor de conducción”, puntualizó Aryn Baker, de Time.

Expertos en temas de migración y activistas apuntaron que el movimiento no va a disminuir pronto. Mientras que los factores como terror, hambre, pobreza y estragos a causa del cambio climático irán en aumento.

Siria: particularmente vulnerable

Richard Seager, científico que forma parte del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, indicó que el informe de PNAS no establece que la sequía provocó la guerra civil, pero sí se considera un factor determinante, pues sumada a otros elementos como estrés, “ayudó a lanzar las cosas por encima del umbral en un conflicto abierto. Y una sequía de esa gravedad fue mucho más probablemente inducida por el hombre en esa región”. 

El calentamiento global, de acuerdo a las conclusiones de los expertos del informe de PNAS, debilitó indirectamente los patrones de viento que llevan lluvia desde el Mar Mediterráneo, lo que redujo las precipitaciones en las temporadas de lluvia durante algunos meses.

Además, las altas temperaturas en la región incrementaron la evaporación de la humedad en el suelo en los veranos que han sido extremadamente calientes, por ello se han experimentado sequías en los años 1950, 1980 y 1990. 

Al llegar al periodo que comprende del 2006-2010 la sequía fue particularmente larga y la de peores consecuencias.

Y es que en el caso particular de Siria, el país se volvió vulnerable de manera significativa a causa de otros factores como su crecimiento demográfico, según indicaron los autores del estudio de PNAS. 

Su población aumentó de 4 millones (registrados en 1950), a 22 millones de habitantes en los últimos años. 

Si a eso se le suma que el gobierno al-Assad propició que se exportaran cultivos que conllevan alto consumo de agua –como el algodón–, junto con la perforación ilegal de pozos de riego, se terminó por agotar las aguas subterráneas, de manera radical y drástica.

Las consecuencias llegaron junto con la sequía y sus efectos. La agricultura –que es un cuarto del producto interno bruto (PIB)– de esa nación cayó en un tercio. Los precios de alimentos como cereales se fueron al doble, y el ganado quedó destruido.

A la par de esa situación, aumentaron los casos de niños y jóvenes con enfermedades relacionadas a la mala nutrición.

Como padre de familia, ciudadano y ser humano, la única alternativa que quedaba era huir del país… y así lo han hecho los miles de refugiados que están en los ojos del mundo, dada su búsqueda de un hogar y una mejor calidad de vida.