El Palacio de Bellas Artes fue el homenaje oficial para el escritor José Agustín, fallecido el pasado 16 de enero. Una ironía que familiares y amigos del “gurú de la contracultura mexicana” señalaron a la vez que hicieron llamados a mantener viva tanto su obra como su mensaje contestatario e irreverente.
Mientras se interpretaba “Por los caminos del sur”, las cenizas del escritor ingresaron en manos de su esposa, Margarita Bermúdez, junto a Alejandra Frasto, secretaria de Cultura. Quien comunicó un mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre cómo José Agustín “es un referente indispensable para los jóvenes”.
Inicia el homenaje a José Agustín en el Palacio de Bellas Artes con la llegada de sus cenizas. Las porta su esposa Margarita Bermúdez, quien es acompañada por Elena Poniatowska, y Alejandra Frausto, secretaria de cultura.
Por @calesmont pic.twitter.com/8gbeHSckS6— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) February 25, 2024
La solemnidad de la escena no podía quedar intacta si de verdad se iba a homenajear al difunto. Eso lo dejaron claro sus amigos, los poetas Elsa Cross, quien recordó visitarlo en el “Lecumberri Hilton”, y Alberto Blanco, el cual ironizó sobre que José Agustín “se habría reído” de haber sabido que lo homenajearían en el recinto.
Elena Poniatowska equiparó a José Agustín, su obra e influencia con “un viento fresco de risa e irreverencia que despeinó a todos los que se tomaban muy en serio”. Por lo cual lo equiparó con otro José, Revueltas, quien también recorrió el extraño camino del llamado Palacio Negro al de Bellas Artes.
Los hijos del autor cubrieron cuotas psicodélicas, irreverentes y contestataras. Jesús contó cómo su padre clínicamente murió solo para volver a la vida unos días más. Agustín comparó el homenaje con “el final de La Guerra de las Galaxias”. Mientras Andrés clamó por “un México donde la palabrería no sea tan hiriente”.
El homenaje póstumo concluyó con una dramatización de “Los Motivos del Lobo”, de Rubén Darío, por parte de la Compañía Nacional de Teatro y las obligadas guardias de honor mientras, a un costado del vestíbulo palaciego, José Manuel Aguilera y La Barranca tocaban rock como House of the Rising Sun.