Desobediente, un archivo rebelde en el Museo del Chopo

El Museo Universitario del Chopo lanza Desobediente, un repositorio con el cual se busca documentar proyectos, personas y prácticas que, desde el recinto, la calle, los clubes, los ejercicios editoriales independientes o la música, se realizan transformaciones fundamentales para el arte y la cultura en México
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Tras la Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra, una generación de jóvenes, principalmente de la clase obrera y de sectores marginales, tras vivir bajo el miedo y la ausencia de seguridad, comenzaron a cuestionarse sobre el orden social marcado en aquella época, estas reflexiones dieron pie al surgimiento de una cultura alternativa, la cual encarnó un estilo de vida que se basó en la resistencia y el rechazo a los valores tradicionales y a la resistencia.

Esta forma de vida se volvió una tendencia a nivel mundial, se crearon colectivos artísticos y espacios alternativos donde todo tipo de arte era bienvenido. En la Ciudad de México, el Museo Universitario del Chopo, desde su inauguración en 1975, abrió sus puertas a toda una generación de creadores de diferentes altitudes a las que, ahora, el público podrá tener acceso con Desobediente, un repositorio digital que nace con el propósito de difundir el acervo documental y gráfico del recinto.

 “Una manera de escribir, de forma muy amplia, con un adjetivo, el cometido que nosotros observábamos en la gran mayoría del acervo documental del museo, de esta historia vinculada a los artistas jóvenes, de expresiones musicales como rock o punk, y actividades que tenían un rasgo atrevido que buscaba romper con ciertas reglas, marcar cierta diferencia y distinguirse de lo previo, nosotros vemos una actitud desobediente; además de espacios de diversión, fiesta que se vinculadas a esta actitud”, expresa Carlos Gasca, coordinador del archivo.

El registro está constituido por la producción cultural de colectivos y proyectos de la escena cultural no oficial, underground e independiente de México, con el cual quieren aportar nuevos elementos, fuentes y formas de acercarse a las actividades de aquellos años, pues, Carlos considera que no había un reconocimiento de aquellos grupos y expresiones artísticas; sin embargo, en los últimos años han descubierto más gente interesada en consultar el materia y por ello, la importancia de abrir Desobediente.

“Intentamos traer ideas nuevas, otros contenidos, la idea de la desobediencia nos cruza en todo el proyecto, desde los contenidos hasta las formas de la práctica de catalogación y organización”
Carlos Gascacoordinador del archivo Desobediente

“Lo que tenemos hoy es gracias a esas libertades, expresiones y prácticas artísticas, de la diversidad sexual, no podría entenderse sin lo que sucedió en esos años, todo eso estuvo ahí empujándonos desde espacios vinculados a la calle, a lo underground. Queremos tender un puente para generar esa conexión y dar un reconocimiento a todos los artistas”, abunda.

La intención es que todo el acervo documental del recinto museístico se aloje en la plataforma, por lo que ahora se podrá consultar una primera entrega que se irá nutriendo constantemente. Actualmente está integrada por aproximadamente mil objetos.

En el archivo se podrá encontrar la colección del diseñador gráfico Ramón Sánchez Lira Mongo, quien trabajó para lugares de fiesta durante los años 80 y principios de los 90. Él hacía el diseño, los carteles y las invitaciones, además fue programador de los eventos. Su trabajo definió la identidad gráfica de estos espacios, como el Disco Bar Nueve, uno de los primeros centros nocturnos abiertamente declarado gay.

 “Hay que tener presente que, al final, siempre hubo gente que estuvo empujando, luchando, saliendo a las calles, actividades que hacen se siga rompiendo el closet de esta ciudad. Confiamos que el proyecto sea una aportación a visualizar, a partir de estos objetos, las trayectorias, pensando que a partir de aquí se pueden generar nuevas investigaciones, que se pueda contar con más a la mano y avanzar en el conocimiento”, puntualiza.

El acervo consta de tres partes:

Fondo histórico: integrado por materiales producto de las actividades artísticas y culturales que el Museo Universitario del Chopo ha llevado a cabo, desde su creación en 1975, hasta fechas recientes

Colecciones heterodoxias: es el resultado del esfuerzo e interés de colaboración entre una diversidad de coleccionistas y el museo, con el objetivo de llevar a cabo un trabajo de recuperación de la memoria histórica de las escenas subterráneas de los años 80 y 90 en México

Fanzinoteca: el museo ha conformado un archivo físico y digital que recopila y abriga parte de las prácticas de autopublicación. Se encuentran en este proyecto, entre otros, los fanzines punk de la colección de Álvaro Detor “El Toluco”, el cómic alternativo e irreverente de Ediciones ¡Joc-Doc! y las donaciones libres de creadores y creadoras

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