Desmitificando a la pobreza

Desde el 2009, Bill Gates publica una carta anual en la que, junto a su esposa Melinda, habla acerca de los logros y las áreas de oportunidad de la Fundación Bill y Melinda Gates, su obra humanitaria privada. 

Sin embargo, este año Bill y Melinda decidieron dar a conocer tres mitos que “privan al mundo de acelerar el éxito contra la pobreza y la enfermedad”, menciona en el sitio oficial de la fundación el hombre más rico del mundo.

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
Comparte esta nota
"Todos tenemos la oportunidad de crear un mundo donde la pobreza extrema sea la excepción y no la regla (...) donde todos los niños tengan la misma oportunidad de prosperar, sin importar dónde nazcan"
Bill y Melinda GatesDirectores de la Fundación homónima

Desde el 2009, Bill Gates publica una carta anual en la que, junto a su esposa Melinda, habla acerca de los logros y las áreas de oportunidad de la Fundación Bill y Melinda Gates, su obra humanitaria privada. 

Sin embargo, este año Bill y Melinda decidieron dar a conocer tres mitos que “privan al mundo de acelerar el éxito contra la pobreza y la enfermedad”, menciona en el sitio oficial de la fundación el hombre más rico del mundo.

Gates introduce la misiva  alegando que la idea que se tiene de que el mundo va de mal en peor, sin poder solucionar los problemas de la enfermedad y la pobreza extrema, no solo es errada, sino que también es perjudicial. 

“En base a casi cualquier medida, el mundo está mejor que nunca”, afirma Bill. “Las personas están viviendo más y de forma más saludable. Muchas naciones que eran beneficiarias de la ayuda ahora son autosuficientes”. 

Bill no evade el hecho de que existen más de mil millones de personas que aún viven en la pobreza, “por lo que no es tiempo de celebrar”, expresa. “Pero es justo decir que el mundo ha cambiado tanto que los términos ‘países en vías de desarrollo’ y ‘países desarrollados’ han dejado de ser útiles”.

Mitos de la pobreza

Mito uno: los países pobres están condenados a permanecer pobres. Bill argumenta que la mejor manera de responder es apuntar a un hecho: “no se han mantenido pobres. Muchos –aunque no todos- los países que solíamos llamar pobres hoy tienen economías florecientes. Y el porcentaje de personas muy pobres ha disminuido en más de la mitad desde 1990”.

Gates cuenta la experiencia que le dejó ser testigo de la pobreza en una visita que hizo con Melinda a la Ciudad de México, en 1987. 

“Nos recordó escenas que habíamos visto en el África rural”. En ese entonces “no había agua corriente en la mayoría de las casas, así que vimos a personas recorriendo largas distancias en bicicleta o a pie para llenar cántaros de agua”. 

Agrega que al día de hoy “la ciudad es alucinantemente diferente. Su aire es tan limpio como en Los Ángeles (que no es grande, pero sin duda una mejora a partir de 1987). Hay rascacielos, nuevos caminos y puentes modernos”. 

Y si bien aún hay pobreza, reconoce, la mayoría de la población es clase media. 

Mito dos: la ayuda internacional es un gran desperdicio.

“Me preocupa el mito de que la ayuda no funciona. Da a los líderes políticos una excusa para tratar de hacer un recorte. Y eso significa un menor número de vidas salvadas y más tiempo antes de que los países pueden llegar a ser autosuficientes”, escribe Gates, quien describe a la asistencia externa como una herramienta para combatir la pobreza y la enfermedad. 

Gates se vale de “números reales” para ejemplificar cómo las personas tienen una falsa idea de la cantidad de presupuesto que destina el gobierno para la ayuda externa. 

Dice que cuando se les pregunta a los estadounidenses cuánto creen que se destina del presupuesto nacional en ayuda externa la respuesta promedio es 25 por ciento. Y la mayoría considera que el gobierno debería de gastar en este rubro 10 por ciento. 

Pero “para Noruega, la nación más generosa del mundo, es menos de tres por ciento”, informa Gates, mientras que “para Estados Unidos es menos de uno por ciento”. 

El empresario también alude a la corrupción dentro de los programas de ayuda.

El problema existe y puede costar vidas, apunta, pero la corrupción es a pequeña escala, “como un funcionario que pone gastos de viaje falsos (…). Si bien debemos tratar de reducirlo, no hay manera de eliminarlo, como tampoco podríamos eliminarlo de cada programa gubernamental o de cada negocio”.

Mito tres: salvar vidas lleva a la sobrepoblación. Este mito fue escrito por Melinda Gates, quien argumenta que “el planeta no prospera cuando a los más enfermos se les permite morir, sino cuando son capaces de mejorar sus vidas. Los seres humanos no son máquinas”. 

En este sentido, Melinda enfatiza la importancia de que los gobiernos, con ayuda de los donantes, inviertan en salud y educación, así como de priorizar la planificación familiar. 

“Cuando los niños están bien alimentados, totalmente vacunados y tratados por enfermedades comunes como la diarrea, la malaria y la neumonía, el futuro se pone mucho más predecible. Los padres empiezan a tomar decisiones basadas en la expectativa razonable de que sus hijos vivirán”. 

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil