Por mucho tiempo, ser conocido como un “don Juan” era sinónimo de galanura, de ser un hombre seductor que siempre estaba rodeado de mujeres; ahora, con el paso del tiempo, la mirada se convierte más crítica y las reflexiones que permite la actualidad hacen cuestionar, en este caso, los versos clásicos de Don Juan Tenorio del dramaturgo José Zorrilla.
Ágora Compañía Teatral toma este reto con la puesta en escena Don Juan Tenorio…y el precio es la vida, la cual retoma el texto original, enfatizando el respeto por el verso clásico, pero desenmascarando el romanticismo del personaje.
“Estamos haciendo una propuesta intensa e interesante donde quitamos la máscara que nos da la formalidad del verso y la rigidez del mismo. Aterrizamos una propuesta que maneje la dualidad del ser humano, de un don Juan que deja de ser el clásico agradable seductor, sin dejar pasar la otra cara de la moneda, que es el transgresor, el misógino, el hombre que mata y viola”, indica a Reporte Índigo, el director Noé Alvarado.
Como bien se dice, los clásicos nunca mueren, al contrario, dan muestra de seguir vigentes; aquí el objetivo, expresa Alvarado, es comunicarle a las audiencias que son personajes a los cuales se les puede aprender.
Enseñanzas desde el pasado
Además, sin dejar pasar, don Juan Tenorio es un personaje teatral que bien podría existir en la actualidad.
“Te podría hablar de alguien así, y tenemos conocidos que se comportan de esa manera y los estamos desenmascarando. Estamos tratando de hacer conciencia en las nuevas generaciones para que se den cuenta sobre estos tipos de hombres, porque los tiempos han cambiado, pero los valores y antivalores siguen siendo los mismos”, explica.
Para Noé Alvarado, Don Juan Tenorio… Y el precio es la vida invita a la sociedad a reflexionar qué tanto se ha cambiado y qué tanto se puede aprender de los errores del pasado.
“A veces siento que somos muy lentos en cambiar, evolucionar en muchos aspectos y este es uno de ellos, habrá gente que todavía se siente muy halagado si les dicen ‘eres un don Juan’, ‘un todas mías’, este juego es mucho del machismo mexicano, pero después de esta obra te puedo asegurar que diga ‘qué mal me cayó’ y eso está perfecto”, puntualiza.
Además, el director indica que el verso, al ser universal, no tiene caducidad, pero al ser escrito bajo la corriente del romanticismo, puede resultar “tramposo”.
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“Es tan bonito, tan bien hecho que caes en la trampa y en lo bien que está dicho, pero nos olvidamos de las intenciones de los personajes. No porque sea un texto bonito, el personaje es bonito, es humano, tiene aciertos, virtudes y, al final, el público saca sus propias conclusiones de cada personaje, porque todos tienen una dosis de oscuridad”, abunda.
Para su cuarta temporada, el montaje se escenificará en el Claustro Románico y la Capilla Gótica del Instituto Cultural Helénico, espacios que se vuelven personajes más de esta pieza y, los cuales, asegura Noé, harán que la audiencia se traslade a la Sevilla del siglo XVI.
Se contará con una zona general y otra preferencial, en las cuales se ofrecerá al público una copa de vino tinto como cortesía. Con este esfuerzo, buscan que la gente sienta el ambiente, el carnaval de los personajes, y se sumerja en esa noche de libertinaje que ambienta la obra.
Luego de haber estado en pausa, para el director sí ha sido complejo regresar a los escenarios, más al enfrentarse al reto de dirigir a más de 25 actores en escena sin contar al grupo de músicos, quienes brindarán lo mejor de sí para ofrecer una pieza teatral sin igual.
“Después de este raspón que nos dejó la pandemia, todo el grupo estaba ávido de volvernos a activar. Fue complicado porque muchos ya estábamos muy fastidiados con este encierro, muchas cosas negativas que todos vivimos, pero afortunadamente nos aventamos a hacerlo”, platica.
La importancia de las obras clásicas
Como dramaturgo era importante llegar a los escenarios y seguir demostrando lo virtuoso de los textos clásicos, así como lograr que las nuevas generaciones asistan a ver esta clase de montajes y se den cuenta que, lo que se narra, puede ser algo muy cercano a ellas y ellos.
“Como actor y director, el teatro clásico ya es parte de mi ADN. Además, es el origen del teatro que nos lleva hasta los tiempos de ahora. Creo que los directores no pueden decir ‘voy a hacer teatro’ e ignorar o pasar por alto que el teatro en verso es el origen de nuestro movimiento, de nuestra manera de trabajar y hoy más que nunca, lo digo con certeza, con esta propuesta es demostrar que está más vivo que nunca”, reitera.
Si bien, indica que el teatro para él no tiene el objetivo de educar, sí tiene una fuerza impresionante para generar conciencia en el espectador y, desde ahí, se puede trabajar como sociedad, artistas y gobierno, para hacer un cambio verdadero.
En el caso de Don Juan Tenorio, indica, la reflexión debe hacerla la audiencia.
“Esperamos generar con esta propuesta un giro a una visión que tiene más de 80 años y que seguirá vigente mientras la sociedad siga creyendo que ser un don Juan es lo mejor”, concluye Noé Alvarado.