Desde los ojos de Javier Camarena
El tenor considera que los jóvenes intérpretes deben ser escuchados, tanto por sus profesores como por el gobierno y sus instituciones. El protagonista de La hija del regimiento asegura que las grandes oportunidades nacen de la observación y del encuentro con grandes voces
Fernanda MuñozLas manos de Javier Camarena sirven como bastones de orquesta, con ellas guía la voz de los jóvenes que confiaron en él para aprender y mejorar de sus errores. Su cabeza se inclina cada vez que entonan y siguen sus sugerencias.
“Lo hiciste muy bien, pero vamos de nuevo (…) No intentes inventar cosas que no están (en el guión), no hay que reburscarle al texto de alguien que sabía lo que escribía”, le menciona Javier Camarena a la joven intérprete que tiene de frente y quien cantó por un par de minutos para él, en una master class que el tenor dio en la Ciudad de México.
Para el cantante de ópera, es fundamental que alguien con experiencia en los escenarios sepa escuchar, que esté atento a los miedos y virtudes de los jóvenes intérpretes, pues, de ese modo, reafirma, los aprendices crecen más rápido de lo que se espera.
“Hace muchos años yo fui escuchado por grandes voces de la ópera en México y gracias a eso soy quien soy ahora (…) Aunque sé de qué pie cojean estos chavos, porque sé cómo es estudiar canto en esta país, podría decir que estos jóvenes son extraordinarios intérpretes, incluso, mejores que yo a su edad”, dice convencido el cantante.
De acuerdo con el protagonista de La hija del regimiento, ópera de Gaetano Donizetti que el mexicano presentó los días 13 y 16 de febrero en el Palacio de Bellas Artes, a México lo rebasan un par de países en el mundo operístico, porque hace falta conocer las desventajas y virtudes de los jóvenes cantantes, con lo que se sienten cómodos y lo que se les dificulta.
“Sólo con la escucha de parte de sus profesores, de otros intérpretes, del gobierno y de sus instituciones, los jóvenes no tendrían la necesidad de retirarse de los escenarios nacionales. Y no digo que esté mal viajar, pero ya poseerían la ventaja de sentirse cobijados en casa”, añade Camarena.
Según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2020, el gobierno federal se compromete a la enseñanza de las artes y al fortalecimiento de los oficios a través de una comunicación activa y la ayuda de las tecnologías.
Al respecto, el tenor mexicano espera que el ejecutivo sí cumpla con sus compromisos, que la administración refuerce aún más la cultura nacional y que impulse a sus intérpretes y músicos para que sean reconocidos a nivel internacional.
“Un buen plan sería que inviten a grandes intérpretes a los escenarios y que ellos convivan con los chavos, que aprendan uno del otro. No sabes cuánto yo aprendí cuando lo hacía de joven. Escuchaba a las grandes voces y pensaba ‘yo quiero ser así’, y no de una manera de competencia sino de admiración”, comenta Javier Camarena.
Un segundo oficio para Javier Camarena
Para el intérprete, su carrera de 15 años como cantante de ópera le ha brindado muchos frutos, pero también retos. En entrevista, comparte que para sus últimos días no descarta la opción de dedicarse a la docencia, pues esa actividad le deja mucho bienestar.
Sólo basta ver la conexión que el mexicano tiene con los estudiantes para notar su pasión por enseñar, por ser el apoyo de alguien que se imagina cantando en varios escenarios internacionales, justo como Javier Camarena lo hace ahora.
Respecto a sus últimas interpretaciones en el Palacio de Bellas Artes, el cantante tarda en responder y, con un respiro de alivio distingue que volver a interpretar a Tonio, en La hija del regimiento, fue un gran regalo, pues estaba en casa.
“Recibir una ovación por un par de minutos fue un privilegio porque estaba en casa, en ese momento recordé todo el trabajo que he hecho durante estos años y lo complicado que ha sido llegar hasta aquí. Al final te quedas con una satisfacción y una gratitud completa”, menciona Camarena.
Para el mexicano, el camino más complicado que un cantante de ópera debe tomar es alejarse de su familia y seres queridos, pues aunque desearía estar la mayor parte del tiempo con ellos, cuando está convencido de que debe hacer su trabajo, entonces acepta la soledad y lo que lleva consigo.
Otro de los retos que, señala, le menciona a los jóvenes que quieren emprender esta carrera, es que la humildad debe ser siempre lo más importante, pues nunca faltarán los momentos en el que su ego los quiera rebasar, como cuando reciben fuertes aplausos luego de una presentación o tienen agenda lista para dentro de más de cuatro años.