Descifran secretos del asma

Una investigación explica la relación entre esta enfermedad, la obesidad, la dieta y la inflamación, lo que permite poder impulsar nuevas opciones de tratamientos; en particular, porque las terapias tradicionales no son tan efectivas
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Especialistas de Johns Hopkins Medicine aseguran que una dieta hipocalórica, sin importar el contenido de grasas y azúcares, previno los síntomas de asma en ratones.

A partir de sus investigaciones, también determinaron que la obesidad, resultante de un régimen alimenticio alto en calorías, los desencadenó en los animales al provocar la inflamación pulmonar y, un fármaco que inhibe la inflamación, ayudó a aliviarlos.

En el informe, publicado en Scientific Reports, los investigadores explican que sus resultados se suman a la evidencia que corrobora la relación que existe entre la obesidad, la inflamación y el asma, y lo valioso que es tratar los síntomas característicos de dicho padecimiento con fármacos antiinflamatorios.

Científicos y médicos desde hace décadas saben que las personas con sobrepeso tienen muchas más probabilidades de padecer ciertos tipos de asma o de que sus síntomas aumenten, en comparación de las personas con peso normal

“Las investigaciones anteriores parecen indicar que el contenido elevado de grasas y azúcares de las dietas que llevan a la obesidad, también desencadenan la inflamación y provocan el asma”, explica el doctor Vsevolod Polotsky, catedrático de neumología y medicina intensiva de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del estudio.

Además, comenta que su investigación demuestra que la obesidad da lugar a los síntomas de inflamación asociados con el asma, pese a la composición de la dieta, y que la restricción de calorías puede prevenir o tratar la enfermedad mediante la reducción de la inflamación.

El asma es una enfermedad pulmonar crónica en la cual la inflamación provoca el estrechamiento de las vías respiratorias y produce respiración sibilante, tos, disnea y opresión en el pecho.

Polotsky afirma que su equipo emprendió la investigación con animales con la intención de explicar la relación que existe entre obesidad, asma, dieta e inflamación, y así poder impulsar nuevas opciones de tratamientos; en particular, porque las terapias tradicionales como los esteroides inhalados, no son tan efectivos con los asmáticos obesos.

Los investigadores sugieren que estos resultados demuestran que bloquear la respuesta inflamatoria en los ratones parece impedir que las vías respiratorias respondan a los desencadenantes del asma y pueden llevar las reacciones pulmonares de vuelta a la normalidad en ratones obesos.

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