La tristeza se expande como virus. El número de personas con depresión aumenta cada día. Para 2020, se prevé que este padecimiento se convierta en la segunda causa de discapacidad en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En algunas etapas de la vida, es normal que la tristeza y la melancolía aparezcan en las personas, sin embargo, cuando estas emociones se prolongan o se aseveran pueden convertirse en una enfermedad y afectar la estabilidad del individuo.
La depresión retira de las personas la seguridad, las ganas de afrontar el día, la capacidad de interactuar con otros y lo más importante, la intención de trabajar.
Se desconocen las causas que generan este padecimiento, sin embargo la bioquímica explica que cuando la hormona del cortisol y varios agentes químicos que actúan en el cerebro, como los neurotransmisores de serotonina, dopamina y noradrenalina se disparan, aumentan la probabilidad de conectar con este estado de ánimo.
La depresión en México ocupa el primer lugar como causa de discapacidad para las mueres y el noveno para los hombres. Además se estima que 9.2 por ciento de los mexicanos la han sufrido alguna vez.
La disminución del interés para realizar actividades, la pérdida o aumento importante de peso, insomnio, agitación o enlentecimiento psicomotores, fatiga o perdida de energía, sentimiento de inutilidad, disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y los pensamientos de muerte, son algunos de los síntomas que trae consigo esta enfermedad del siglo XXI.
Otros de los factores que propician este desequilibrio emocional también se dan por motivos hereditarios, en donde los niños desde muy pequeños como ejemplo familiar, reciben una visión triste del mundo a través del comportamiento de sus padres. Crecer en este tipo de ambientes, como consecuencia afecta el pleno desarrollo del menor en otras etapas de su vida.
Las pérdidas emocionales muy profundas, la muerte de seres queridos, perder un trabajo, la falta de adaptación a determinados cambios, son otras situaciones que pueden propiciar las alteraciones bioquímicas que impulsan la depresión.
No existe una cura para la depresión, pero si hay opciones para tratarla. Las terapias psicológicas y psiquiátricas, los fármacos antidepresivos y el apoyo y amor hacía quien la sufre, podrían ayudar a solucionar este problema.