Las banquetas están más vacías en la calle Zamora 7, lugar donde se ubica el Foro Shakespeare, espacio que hace un año recibía largas filas de gente para entrar, quienes preferían esperar en el café de al lado tomando algún aperitivo; o incluso, ver a algunos de los actores platicando y tomando una bebida mientras esperaban su llamado.
Ahora, en la fachada del recinto aún se conservan los carteles de sus temporadas de 2020, un ligero polvo reposa en ellos. En la puerta se encuentra Violeta Gaytán, una de las productoras de la obra Te quiero hasta la Luna, quien relata que el motivo de llevar esta pieza a las plataformas digitales es porque, para ella, es una pieza entrañable, pues la vio hace siete años.
“Me encantó, es súper bonita, todo el mundo se va a identificar, todos se han enamorado, les han roto el corazón. Mario Sepúlveda es mi mejor amigo, en pandemia conociste a tu gente cercana y él ha estado conmigo desde hace 17 años y dijimos ‘vamos a hacer una obra, claro, ¡la Luna!”’, relata.
Diego Gutiérrez y Omar Flores tienen los derechos de la pieza junto a la directora Anahí Allué, pero Violeta se sumó como productora para que esta historia de amor transitara de la sala del teatro al formato digital.
Inicia la magia
En el foro se encontraba todo el equipo de realización: tres camarógrafos, el diseñador de escenografía y arte, la asistente de realización y un ingeniero de audio. En la primera fila de las butacas había gente de edición de videos con computadoras, quienes supervisaban que los ángulos de las cámaras fueran el adecuado.
En total, cerca de 15 personas que corrían, acomodaban cables, se daban indicaciones sobre el volumen de la música que acompaña la puesta en escena y en medio, entre todas las personas, colgaba una gran y resplandeciente luna blanca y alrededor de ella flotaban 32 pequeñas lunas. También hay una plataforma blanca con dos sillas, en la orilla, Diego Medel, el supervisor musical, se encuentra sentado tocando un ukelele y, junto a él, unas maletas, una roja y otra blanca.
“A ver, échame el audio”, “toca a partir de esta estrofa” y “vamos de nuevo”, son algunas de las cosas que gritaban desde la cabina de sonido. Por momentos, cortaban y ponían parte de los efectos que sonarían durante la obra, como un timbre o una alarma, y de repente “Ooouo, imagínate a las sirenas en la Luna…”, todos en el foro se emocionan, se les nota en sus caras una expresión de alegría, entre que bailaban con la pieza, corrían a sus lugares, la directora recorría todo el foro para hablar con el diseñador de escenografía, Norberto Reyes, también con los camarógrafos para supervisar que todo funcionara a la perfección.
Todo cobra sentido
Entraron los actores Lupi Labunia y Mario Sepúlveda, su primera expresión al ver la Luna fue ¡Wow! Todo empezó a cobrar sentido, el diseño de iluminación pintaba con tonalidades azules a las lunas, de repente toques rosas, las luces jugaban juntas, se mezclaban y formaban tonos violetas; de fondo, más indicaciones y el sonido del ukelele seguía.
Personas corriendo por todo el foro supervisando que el escenario quedara listo frente a las tres cámaras que se convertirían en los ojos de los espectadores; una cámara a la izquierda del foro, una en medio y otra a la derecha enfocaban el escenario.
Los dos actores se acomodaron al centro de la plataforma blanca mientras la directora les daba indicaciones. “Mario, tú debes mirar a esta cámara, cuidado con la luna que tienes al lado, no se debe mover”. Lupi, tú miras esta cámara”, señalando la que estaba justo enfrente de la actriz. Repasaron ciertos momentos de la obra que les involucraba bajar de la plataforma o salir del foco de la cámara.
Movimientos cotidianos para los actores al hacer teatro en vivo, pero que al involucrar tres cámaras se debe tener cierto cuidado. Incluso, al implementar un micrófono, que es una especie de diadema con la que los actores se tenían que acostumbrar al modular sus voces, susurros o gritos, todo tenía que estar preparado.
La directora comenta que este sería su primer acercamiento al formato digital; ella desde la pequeña cabina que montaron con las computadoras tenía que precisar a los camarógrafos el segundo exacto para hacer un close up de los personajes, cuando ambos actores acercaban sus rostros, el encuentro de las miradas cómplices, el llanto o las risas, todo tenía que quedar registrado, a modo que el espectador pudiera sentir que estaban ahí, una tarea complicada, y a la vez un reto para que “la luna” regresara, después de haber recorrido, por siete años, distintos foros y tomara una vida en esta época pandémica.
“La obra ha crecido en todos los aspectos, desde su primera presentación en una sala de la Condesa con un par de sillas, hasta ahora con una de sus mejores escenografías. Yo ya tengo ciertas visualizaciones de cómo la quiero contar con las cámaras, es una forma de hacer algo para todos los que extrañamos el teatro. A pesar de que el resultado tendrá la misma esencia, yo sigo creyendo, aunque esté orgullosa de cómo va a quedar, que el teatro es en vivo”, expresa la directora Anahí.
Y así, Allué se lanzó a esta aventura, de la mano de la actriz Lupi Labunia, quien desde el inicio ha caracterizado a Julia, después se sumó Mario Sepúlveda para dar vida a Pablo y un equipo creativo totalmente nuevo, que le dieron una frescura a esta pieza y decidieron llevar a la gente, una vez más, a la Luna, para valorar las pequeñas cosas, recordar el primer amor, los noviazgos, incluso las travesuras de la niñez.
Un par de exnovios que decidieron reunirse para cumplir un sueño anhelado de la infancia, invitan a subirse a la nave, volar y despegar al gran satélite que ilumina a la Tierra. Las cámaras están listas, los actores se acomodan en la escena: “Prevenidos todas y todos, mucha mierda…y disfruten”.
¡No te la pierdas! La obra Te quiero hasta la Luna se presentará del 14 al 16 de mayo, a partir de las 18:00 horas. Sitio de compra: https://boletopolis.com/es/evento/17276
IG: @tqhastalaluna