El dos mil doce es el Año de la Neurociencia en España, así lo declaró el pleno del Congreso de los Diputados en octubre del año anterior.
En el marco de la celebración de la neurociencia y de la mano de los especialistas “que más saben sobre la mente y el cerebro”, el divulgador científico español Eduard Punset dedicó una emisión especial en su programa “Redes para la Ciencia” a algunos de los hallazgos recientes arrojados por esta naciente disciplina científica.
Son hallazgos con los que, sin duda, podemos tener un conocimiento más amplio de nosotros mismos.
Uno de estos descubrimientos es que nuestro inconsciente interviene en la toma de decisiones y que solo con este sistema podemos llevar a cabo procesos cognitivos complejos.
Y es que “siempre ha imperado la noción de que la conciencia iba primero, de que todo iniciaba en la conciencia, y de que las cosas se tenían que hacer con conciencia, deliberadamente”, dice el doctor John Bargh, docente de psicología y ciencia cognitiva en la Universidad de Yale.
Pero lo que ahora se está descubriendo, comenta el también director del Laboratorio de Automaticidad en la Cognición, Motivación y Evaluación (ACME Lab, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Yale, es que en la información del sistema inconsciente basamos nuestras motivaciones, evaluaciones y preferencias; lo hacemos “(…) incluso en la persecución de objetivos conscientes (…)”, dice.
Un ejemplo de esto es cuando en una librería, te quedaste pensando durante cierto periodo de tiempo qué libro comprar, entre cuatro opciones que tenías en mano.
Lo que sucede es que “(…) cuando creemos que estamos haciendo algo conscientemente, con atención (…), en realidad hemos llegado a la respuesta (…)”, a la decisión, “mucho antes de lo que creemos”, señala el psicólogo.
Otro de los hallazgos de la neurociencia en los últimos diez años, tiene que ver con el concepto de plasticidad cerebral.
Con tecnología de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf), que permite hacer un escáner del cerebro, se ha demostrado que el desarrollo de este órgano se mantiene constante con el paso de los años, modificando el número de conexiones celulares y la velocidad con la que se comunican entre sí.
En la jerga científica, estos cambios reciben el nombre de “sinapsis”, “que es donde tienen lugar los contactos entre neuronas”, explica Pierre Magistretti, neurobiólogo de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne.
A decir de Magistretti, nuestro cerebro está dotado de cien mil millones de neuronas, que a su vez están en contacto con diez mil más, lo que significa que tenemos mil billones de sinapsis. Además, “la experiencia modifica la eficacia de las sinapsis”, por ejemplo, “si aprendes algo, si tienes una experiencia, entonces algunas de las sinapsis de una red concreta serán más eficaces”, agrega el neurobiólogo.
Así lo traduce Sarah-Jayne Blakemore, neurocientífica del University College London: “cada vez que aprendemos una palabra nueva o un nuevo rostro, algo cambia en nuestro cerebro, la fuerza de las conexiones entre las células cambia”; un constante “moldeo” que se da en la privacidad del cerebro a lo largo de nuestra vida.
Esto es solo un breve recuento de lo que ha dado de qué hablar en los últimos años el intento por descifrar los misterios del cerebro a través de la investigación en neurociencia y su divulgación científica.