De víctima a victimario
Nuevos estudios realizados por investigadores de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, revelan que el peor bullying es el que se vive en casa, ¡y se da entre hermanos!
Dicho estudio sale a relucir por casos como el de la masacre en Orlando, Florida, en Estados Unidos, del pasado fin de semana o el del hace pocas horas en Francia, donde un hombre asesinó a una pareja de oficiales, en lo que las autoridades llaman crímenes de odio con matices religiosos y/o terroristas.
Nuevos estudios realizados por investigadores de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, revelan que el peor bullying es el que se vive en casa, ¡y se da entre hermanos!
Dicho estudio sale a relucir por casos como el de la masacre en Orlando, Florida, en Estados Unidos, del pasado fin de semana o el del hace pocas horas en Francia, donde un hombre asesinó a una pareja de oficiales, en lo que las autoridades llaman crímenes de odio con matices religiosos y/o terroristas.
El Dr. William Copeland, profesor asociado del Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta del Centro Médico de la Universidad Duke y participante del estudio, afirma que algunos de los menores maltratados, al crecer, tienen secuelas psicológicas, físicas y emocionales que los pueden llevar a convertirse en personas antisociales o con tendencia a padecer trastornos como la ansiedad, depresión y algunas sociopatías, pasando desde las “insignificantes” hasta el grado de llegar a convertirse en asesinos. Todo depende del nivel y tipo de maltrato.
A ‘jugar’ con el enemigo
Más del 40 por ciento de los niños es violentado de alguna forma por sus hermanos. No siempre los bravucones están en los juegos; a veces, están en tu propia casa.
Por desgracia, los chicos maltratados son más propensos a sufrir dificultades psicológicas, ansiedad, depresión e incurrir en autolesiones.
Algunos estudios también sugieren que es más probable que sean víctimas de bullying fuera de la casa y a tener relaciones complicadas con sus parejas sentimentales o amistosas.
No sólo su salud mental se ve afectada, incluso en la adultez, los niños maltratados presentan niveles más elevados de la proteína C reactiva, un indicio fundamental de inflamación crónica.
La inflamación a corto plazo o aguda nos ayuda a recuperarnos de enfermedades o lesiones. Pero la inflamación crónica lastima el cuerpo y puede provocar enfermedades cardíacas y otros problemas como la diabetes.
La inflamación persistente también es un indicador de estrés tóxico, una presión que no cede puede interferir en el desarrollo cerebral normal del niño.
El bullying se “siente en carne viva” literalmente, afirma Copeland, el profesor de la Universidad Duke.
Los peores agresores
Para Copeland, los peores resultados son para las personas a las que llama “agresores-víctimas”, los que fueron maltratados y luego le hacen lo mismo con los demás.
“Es un grupo distinto que tiene resultados a largo plazo mucho peores que incluso los de las propias víctimas”, continúa.
Los efectos también se amplifican en los niños que son maltratados tanto en la escuela como en casa.
“No tienen solo lugar seguro, ningún refugio a salvo de la mala experiencia”, sostuvo el investigador.
Es en este grupo donde se podrían ubicar los sociópatas en potencia, y pueden parecer las personas más normales y calladas del planeta, y de pronto, alguna situación suele detonar la inestabilidad y llegar a catapultar todos sus conflictos internos en tragedias como los recientes acontecimientos de Estados Unidos y Francia.
Los agresores también sufren:
>Son más propensos a abusar del alcohol.
>Se ven envueltos en problemas de drogadicción.
>Parece que no respetan leyes de tránsito.
>Tienen problemas para mantener un empleo.
>Por su modo de vida es posible que vayan a la cárcel por lo menos una vez.
>Tienen incluso mayor tendencia a caer en depresión.
>Padecen trastornos del sueño y alimenticios.
>Son más vulnerables a la ansiedad.
-Cuando las buenas riñas se transforman en tormento crónico, los resultados para el agresor y el agredido empeoran y el hogar familiar, que debería ser un refugio, puede parecerse a una cámara de torturas.
-El agresor-víctima tiene más probabilidades de sentir depresión y conductas suicidas, como pensamientos de esa clase, intenta suicidarse, infligirse autolesiones y/o causarle daño
a los demás.
-Conducta reiterada, una persona a la que se agrede regularmente y un bravucón en una posición imaginaria de autoridad o poder son los tres ingredientes que definen al bullying.
-El matón en el área de juegos puede causar daños físicos y psicológicos duraderos a los niños. Pero todavía más peligroso es el bravucón del patio de tu casa, aquel que comparte el ADN de tu hijo.