De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA), la enfermedad vascular cerebral (EVC) ocupa el séptimo lugar entre las causas de muerte en México, cobrando más de 36 mil vidas anuales. Además, se destaca como la principal causa de discapacidad física a nivel mundial.
Expertos en neurología instan a la población a ajustar su estilo de vida y controlar enfermedades crónicas, siendo la hipertensión arterial el principal desencadenante de esta afección.
La EVC abarca alteraciones neurológicas que afectan el flujo sanguíneo del cerebro, venas y arterias, manifestándose repentinamente en personas de todas las edades, especialmente en mayores de 65 años. Según la SSA, de los 30 millones de mexicanos con hipertensión arterial, al menos 14 millones corren riesgo de desarrollar una enfermedad cerebrovascular debido a un control deficiente.
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“Uno de los tipos más frecuentes que afecta a los mexicanos es el ictus isquémico, también conocido como infarto cerebral. Anualmente se registran 170 mil casos, y por cada segundo que pasa sin recibir aporte sanguíneo, se ocasiona la pérdida de 33 mil neuronas de las 86 mil millones que el ser humano tiene”, menciona Erwin Chiquete, médico neurólogo del Departamento en Neurología y Psiquiatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
Previene y actúa
Planificar entornos saludables, como realizar ejercicio al menos 30 minutos al día, aumentar la ingesta de verduras, frutas y alimentos bajos en grasa, evitar fumar y el consumo de bebidas alcohólicas, además de controlar factores de riesgo como la diabetes, niveles altos de colesterol en sangre, obesidad e hipertensión arterial, este último siendo el más importante, reducirá las probabilidades de padecer una EVC.
Los síntomas comunes de un ictus incluyen dificultad para hablar, extremidades débiles o paralizadas, rostro adormecido, ojo cegado o paralizado. Ante estos signos, es crucial llamar a emergencias y buscar atención médica.
Cabe mencionar que la EVC puede tomar forma de un ictus isquémico debido a la obstrucción del interior de una arteria o de un ictus hemorrágico que se produce por la rotura de una arteria.
Estrategias de prevención antitrombótica después de una enfermedad vascular cerebral isquémica:
J Am Coll Cardiol 2023;82:1538–1557. pic.twitter.com/dRGKbhR7Fp
— Medicina Interna | HCGFAA (@MedInternaFAA) October 19, 2023
“Una vez que se tiene una EVC, el tiempo juega un papel importante y con el objetivo de prevenir el daño cerebral, bajo la prescripción médica existen neuroprotectores y neuroreparadores como la citicolina. Este compuesto acelera la reparación de la membrana neuronal para disminuir la extensión de la lesión y delimitar el daño cerebral producido. Además, cuenta con un perfil alto de seguridad, eficacia y facilita la deglución por su presentación líquida”, menciona.
Posterior a una EVC, la vida de las personas no se torna igual, pues las secuelas son significativas. Van desde anomalías leves que apenas logra percibir el neurólogo hasta problemas para comer, hablar, caminar, demencia, e incluso el estado de coma, vegetativo o la muerte.
Hoy en día, las EVC representan la segunda causa de muerte a nivel mundial con 15 millones de defunciones al año, según la Organización Mundial de la Salud.
Síntomas de la enfermedad vascular cerebral
- Dificultad para hablar
- Extremidades paralizadas o débiles
- Rostro adormecido o desviado
- Ojo cegado o paralizado