La muestra reúne 24 de las obras más destacadas en la producción de Flavin, creadas entre 1962 y 1974, provenientes del acervo de Dia Art Foundation. Foto: Especial

El guardia de seguridad del MOMA que se convirtió en uno de los artistas minimalistas más importantes de EU

El curador de la primera exposición en México dedicada a Dan Flavin, Humberto Moro, director adjunto de Dia Art Foundation, habla sobre lo que representa la obra de este artista expuesta actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad de Monterrey

El Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) de Monterrey, Nuevo León, presenta la primera exposición en México dedicada al artista Dan Flavin. Una interesante e impactante experiencia visual y sensorial a través de la luz, el color y la arquitectura. La obra estará disponible hasta los primeros días de agosto.

Dan Flavin es figura clave del minimalismo norteamericano, pionero en el uso de luz fluorescente como material artístico, planteando nuevas posibilidades estéticas a través de su uso. El artista utiliza la producción en serie de objetos fabricados durante la creciente industrialización de la década de los 60 en Norteamérica, mezclando los colores con la arquitectura para crear una atmósfera y generar una experiencia sensorial en el espectador.

Fallecido en 1996, fue el primer artista en utilizar la luz como un medio de producción artística, con la que transformaba el espacio y la percepción del público a través del color y los efectos de la luz fluorescente.

 

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A mediados de la década de los 50 ingresó al programa de estudios generales en la Universidad de Columbia para estudiar Historia del Arte con el fin de apoyar su carrera de artista; sin embargo, abandonó la universidad al terminar el tercer semestre.

Posterior a su salida de la universidad, le siguieron una serie de trabajos temporales que lo llevaron a trabajar en el área de correo del Guggenheim y como guardia de seguridad y operador de elevador para el Museo de Arte Moderno (MOMA) en Nueva York, trabajos que le dieron la oportunidad de conocer a artistas como Ward Jackson, Barbara Rose, Bruce Glaser, Sol LeWitt y Michael Venezia, entre otros que posteriormente se convertirían en amigos y colegas.

Déjate envolver

La muestra reúne 24 de las obras más destacadas en la producción de Flavin, creadas entre 1962 y 1974, provenientes del acervo de Dia Art Foundation, seleccionadas curatoriamente por el mexicano Humberto Moro, director del programa de Dia Art Foundation.

“La exposición presenta obras que fueron hechas entre 1962 y 1974 específicamente. Estamos hablando de un periodo de arte que ha pasado por el arte de la posguerra. Que es principalmente pictórico. Cómo el expresionismo abstracto. Piensa en Jackson Pollock”
Humberto MoroCurador

Para el curador, esta generación de artistas jóvenes trataba de descifrar cuáles eran las otras posibilidades poéticas, artísticas y políticas del arte. Un ejemplo fueron las nuevas tecnologías industriales que le permitieron a Dan Flavin incursionar en un nuevo ámbito, creando así esculturas de luz transformadoras de la atmósfera en las que fuesen instaladas, dándole vida y un nuevo uso a un objeto cotidiano representante de la producción en masa y consumismo de la sociedad contemporánea.

“Tienen que ver con el tiempo en el que ellos estaban viviendo en donde las naciones industrializadas estaban creciendo exponencialmente. Es a través de los materiales industrializados que ellos encuentran la materia prima para para poder establecer este lenguaje poético filosófico artístico y visual que vemos en Flavin pero también en otros muchos artistas”, destacó.

 

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Dentro de este movimiento existen otros exponentes que también trabajaron con la luz y el espacio cómo James Turrell, Mary Corse, Robert Irwin, entre otros.

Una de las características de los materiales que utilizó el artista para plasmar sus ideas es que las bombillas si bien antes eran muy fáciles de conseguir y representaban la producción en masa, ahora se ha convertido en algo difícil de gestionar ya que muchas de ellas ya no se fabrican más.

Ahora existe un proveedor específico que fabrica las bombillas exclusivamente para las piezas. Y las instituciones que resguardan obras similares, según Moro, pasan por el mismo problema.

“Cada lámpara tiene miles de horas de vida; entonces, cuando se terminan tenemos un probador que nos las repone. Estas lámparas antes se podían conseguir en cualquier tienda. Seguimos teniendo algunas personas que de forma, pues sí, muy específicas, nos la siguen fabricando en caso de que se agoten”, compartió.

El recorrido por la muestra resulta en una experiencia lumínica por ambientes generados por las instalaciones que van cambiando. En la primera parte se reúnen las obras en las que utilizó luminarias blancas, permitiendo ambientes relacionados con la espiritualidad, la contemplación y la introspección, mientras que la segunda parte hay una transición a los colores brillantes que evocan una diversidad de emociones y sensaciones en el público.

 

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El museo como protagonista

Debido a que el espacio arquitectónico es protagonista de la exposición, para la curaduría dentro del MARCO hubo una serie de planos y de planeación de la exhibición para entender cómo podía funcionar.

Una de las piezas más impresionantes es untitled (to you, Heiner, with admiration and affection), de 1973, una instalación inmersiva de gran formato compuesta por una retícula formada por luminarias color verde atravesando toda la sala hasta el final de la muestra. La obra es parte de las exploraciones sobre la óptica retiniana, es decir, el impacto que la luz fluorescente verde tiene en la vista: al exponerse a la luz diurna, el público conservará por unos segundos el destello de la obra en color rosa, complementario del verde.

“El museo en este sentido se convierte en una especie de protagonista de la exhibición. Esta exposición presenta distintas nomenclaturas que van desde los primeros iconos que hizo en 1961, hasta el 64, en donde empezó a trabajar con combinaciones entre pintura y luz, hasta obras mucho más complicadas como la barrera verde que es una composición monumental de luz. Hay una descripción de distintos lenguajes que el artista generó en vida”, señaló el curador.

 

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La curaduría tardó 10 días en terminar, y las charlas entre Dia Art Foundation y el MARCO comenzaron desde hace dos años para poder consolidar esta exposición. Esta institución en EU cuenta con una de las colecciones más emblemáticas de arte minimal norteamericano en el mundo.

Humberto Moro es un curador mexicano que tiene tres años dirigiendo Dia Art Foundation, una entidad icónica con medio siglo de trabajo, que ha realizado proyectos increíbles con artistas de distintas nacionalidades.

Moro Ha fungido como curador distintos proyectos entre los que destacan: El testigo del siglo en el Museo de Arte de Zapopan en Guadalajara; Possibility of disaster, de Gonzalo Lebrija, en el Centro de las Artes de Monterrey y en la Casa Encendida en Madrid, España; Untitled, de Jim Lambie, en la Sala Juárez en Guadalajara; y Ugo Rondinone en el Centro Cultural Fátima en Monterrey, entre otras tantas. También ha sido curador asistente en proyectos de exposición de Magalí Arriola, Juan Gaytán, Daniela Pérez y Mauricio Maillé.

 “Soy un curador mexicano. He estado trabajando en varias instituciones. Trabajé en el museo Jumex. Trabajé más recientemente como subdirector artístico en el museo Tamayo. Acá dirijo el programa. Todo lo que tiene que ver con arte: las exposiciones, las publicaciones, el departamento de educación y la parte física de las exhibiciones. Todo lo que está relacionado con el contenido”, compartió en entrevista.

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