Dale un descanso a tu cerebro

Seguramente estás familiarizado con el sentimiento de que tu cerebro está saturado. Sucede después de presentar un examen o cuando estás en la computadora durante varias horas. 

Esto, en los últimos años, se ha vuelto mucho más frecuente gracias a los smartphones que nos permiten –y obligan– a estar conectados casi todo el tiempo.

De acuerdo con Daniel J. Levitin, escritor y científico de la Universidad McGill, cada día procesamos información equivalente a 174 periódicos, es decir, cinco veces lo que teníamos que registrar en 1986.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Seguramente estás familiarizado con el sentimiento de que tu cerebro está saturado. Sucede después de presentar un examen o cuando estás en la computadora durante varias horas. 

Esto, en los últimos años, se ha vuelto mucho más frecuente gracias a los smartphones que nos permiten –y obligan– a estar conectados casi todo el tiempo.

De acuerdo con Daniel J. Levitin, escritor y científico de la Universidad McGill, cada día procesamos información equivalente a 174 periódicos, es decir, cinco veces lo que teníamos que registrar en 1986.

Aún cuando intentamos distraernos, comúnmente lo hacemos en redes sociales o sitios Web, que presentan más datos que nuestro cerebro no puede evitar tomar en cuenta.

Parece que la idea del aislamiento pasó de moda pero, según Levitin, para que la mente funcione de forma óptima es necesario dejarla descansar.

Y no se refiere a un break en el que te “distraes” recorriendo la Red, sino espacios en los que te permitas estar completamente separado del resto del mundo. Ya sea solo, con un libro, o con tu familia, lo esencial es que en estos momentos tu cerebro sea libre de soñar despierto.

En un artículo para The New York Times, Levitin explica la razón de esta necesidad: el cerebro tiene dos formas de poner atención. Una de ellas, la “task-positive”, funciona cuando estamos involucrados activamente en una tarea, concentrados y sin distracciones. La segunda, “task-negative”, se activa cuando el cerebro tiene libertad, o cuando soñamos despiertos.

Solamente una de estas puede funcionar a la vez. Cuando la “task-positive” está activa, la “task-negative” no lo está, y viceversa.

El primer tipo de atención es útil porque nos permite trabajar de forma efectiva. Sin embargo, la atención “task-negative” cumple con una función importante: la de hacernos creativos para solucionar problemas, hacer descubrimientos y buscar alternativas.

Es por eso, por ejemplo, que cuando llevamos mucho tiempo estancados en una situación, alejarnos de ella brevemente puede hacer maravillas para que hallemos como resolverla.

Al estar constantemente expuestos a nueva información, nuestro cerebro se mantiene en modo “task-positive”, y no tiene oportunidad de hacer su otra labor.

Lo bueno es que la solución propuesta por Levitin es difícil de discutir: unas buenas vacaciones para nuestro cerebro, comenzando por descansos diarios –como dejar de lado el celular durante la cena, por ejemplo– y, cuando sea posible, desconectarse del mundo por completo, aunque sea por unos días.

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