En gustos se rompen géneros, pero definitivamente hay una relación de amor y odio con el reggaetón. Así como tiene seguidores, igualmente tiene enemigos.
Este género musical creado en la década de los 80 en Panamá, es controversial desde que se empezó a comercializar. El contenido de sus letras con temas sexuales y, sobre todo, la manera en que se baila ha hecho que más de uno se sonroje.
En Cuba la reacción ha sido aún más fuerte, el gobierno lo considera como una expresión “vulgar y mediocre”, por lo que se planea crear una ley para que se prohíba ser tocado en público.
“Ni la vulgaridad ni la mediocridad podrán mellar la riqueza de la música cubana”, dijo Orlando Vistel Columbié, presidente del Instituto Cubano de la Música, al diario oficial cubano Granma.
La medida, que incluirá castigo a los artistas de este género y multas para aquellos que lo programen en estaciones de radio y televisión, pretende implementarse por el contenido y la pobre calidad de este ritmo.
“Por un lado textos agresivos, sexualmente explícitos, obscenos, que tergiversan la sensualidad consustancial a la mujer cubana, proyectándola como grotescos objetos sexuales en un entorno gestual aún más grotesco. Todo ello en soportes musicales cuestionables o de ínfima calidad”, afirmó Vistel.
En una isla que cuenta con cientos de músicos reconocidos internacionalmente por ser exponentes de los ritmos tradicionales cubanos, el reggaetón no es el único tipo de música que “lacera la sensibilidad popular”.
“No se trata exclusivamente del reggaetón. Expresiones vulgares, banales y mediocres se registran en otras prácticas musicales. De modo que no debemos particularizar en un género.
Pero no es menos cierto que en el reggaetón esto es mucho más notorio”, concluyó Vistel.
Si bien es cierto que cada quien es libre de escuchar lo que más le guste, esta medida en Cuba –hacia un género que tal vez no tenga mucho que aportar en riqueza musical– pretende proteger sus raíces y tal vez más países deberían adoptarla.