A cuatro años sin Ray Manzarek, el genio detrás de ‘The Doors’

Las puertas de un bar ubicado en Times Square, Nueva York, esconden al joven Raymond Daniel Manzarek, el tecladista que cambiará el mundo de la música años después. El chico de 22 años acompaña la velada con algunos tragos y la inminente pregunta de la juventud; ¿a dónde va mi vida?

Ray ha incursionado, para inicios de los 60, en los campos de la economía, el derecho, la música e incluso el baloncesto, sin embargo, su cabeza alberga una idea obstinada que esconde sus verdaderos deseos; él sólo quiere tener una cámara en mano y crear algo de cine.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Las puertas de un bar ubicado en Times Square, Nueva York, esconden al joven Raymond Daniel Manzarek, el tecladista que cambiará el mundo de la música años después. El chico de 22 años acompaña la velada con algunos tragos y la inminente pregunta de la juventud; ¿a dónde va mi vida?

Ray ha incursionado, para inicios de los 60, en los campos de la economía, el derecho, la música e incluso el baloncesto, sin embargo, su cabeza alberga una idea obstinada que esconde sus verdaderos deseos; él sólo quiere tener una cámara en mano y crear algo de cine.

El próximo fundador de The Doors, abandona el bar en el corazón del mundo y deambula por las calles de la ciudad, allí se topa con un centro de reclutamiento del ejército. El reclutador le convence que en la milicia podrá estudiar cine y le darán una cámara al llegar a Japón.

La hoja de reclutamiento recibe la firma de Manzarek, pero lo que el reclutador no le dice es que no irá a parar al Cuerpo de Señales de la Armada, donde están los camarógrafos, sino a la Agencia de Seguridad del Ejército, rama que se dedica espiar al gran enemigo; el comunista.

Helena y Raymond, los padres de Ray, son de origen polaco, por lo que caer en la Agencia de Seguridad del Ejército, representa espiar a todos los países comunistas, incluido Polonia, nación que Manzarek quiere visitar algún día, por lo que se niega a firmar la orden de confidencialidad.

Manzarek, quien un par de años después dirigirá las riendas musicales de una de las bandas que más problemas darán al orden establecido, se encuentra sólo en Japón, en una división que le pide espiar la cuna de sus padres y que en lugar de acércalo al mundo del cine, lo aleja cada vez más.

Ray, quien desde los siete años tomó clases de piano y música clásica, ve en la música el escape perfecto a sus problemas, por lo que comienza a tocar en algunos bares de Okinawa en varios grupos, con otros miembros del Ejército, allí conoce al futuro actor de Hollywood, Britt Leach.

Los jóvenes tienen una historia en común, pues Leach se enroló en el Ejército para poder aprender ruso y leer las obras de Dostoievski en su lengua original, sin embargo, también fue inscrito para espiar y escuchar conversaciones durante casi 10 horas diarias, lo que lo ha alejado de su sueño.

Tanto Manzarek como Leach se enlistaron al Ejército en tiempos de relativa paz para Okinawa, por lo que Ray, al no firmar la orden de confidencialidad, tiene gran parte de su tiempo en libertad para tocar el teclado y probar la marihuana por primera vez, según relatará el músico décadas después.

Manzarek y Leach comienzan una amistad, que es interrumpida cuando Ray es enviado a Laos, sin embargo, ambos jóvenes con intensos impulsos creativos, mantienen constante comunicación por medio de cartas, en donde el músico le cuenta al actor su creciente relación con la marihuana.

Las selvas de Laos son el lugar propicio para cultivar la hierba, por lo que Ray comienza a recolectar varias muestras en una bolsa, la cual logra llevar de regreso a Estados Unidos, donde probablemente fuma la mitad y el resto lo vende, según narrará Leach en 2013, tras la muerte de Manzarek.

Leach ha explicado que tras terminar su servicio en el Ejército, Manzarek consiguió de manera sorpresiva el dinero para inscribirse en el programa de cine de la UCLA, donde conoció a su futura esposa Dorothy Fujikawa y al entonces prospecto de director de cine, James Douglas Morrison, mejor conocido como Jim.

El mito fundacional de The Doors señala que un amigo en común reunió a Manzarek y a Morrison en la playa Venice de los Ángeles, donde Jim cantó algunos de poemas a Ray, quien inmediatamente le propuso que formaran una banda; el resto es una historia bien conocida.

Manzarek se convirtió en el genio musical detrás de The Doors, incluso hay quienes opinan que Ray era el músico que convertía en arte las incoherencias de un dipsómano, aunque el tecladista siempre reconoció a Morrison como un gran poeta y un hombre con amplia sensibilidad.

Los largos y complejos pasajes musicales que creaban las manos de Manzarek sobre el blanco y negro del teclado, combinaban la formación clásica que había recibido en la infancia con la naciente escena de la psicodelia, lo que convirtió a The Doors en una banda de culto desde su lanzamiento.

La habilidad de Ray era tal que, incluso podía tocar con la mano derecha los magistrales solos de teclado, mientras que con la izquierda proporcionaba las líneas de bajo, lo que hizo que The Doors nunca tuviera un bajista fijo entre sus filas; Manzarek era la columna vertebral del grupo.

Tras la muerte de Morrison en 1971, Ray intenta sacar la banda a flote con los miembros restantes, mientras comienza a experimentar como solista, pero también como manager y productor de otras agrupaciones como Nite City.

Ya como una leyenda viviente del rock, Manzarek, quien ha sido descrito por sus amigos como un hombre siempre amable y sonriente, se acerca a nuevos músicos con los que colabora sin mayores miramientos, incluso participó en un tema con el cantante mexicano Aleks Sintek en 1993.

Las puertas del mundo de la música se cerraron el 20 de mayo de 2013, cuando un extrañó cáncer provocó la muerte de Ray, el hombre cuya vida dio un giro de 180 una noche de tragos en un bar de Times Square, el corazón del mundo.

 

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