Hombres, mujeres, personajes en la televisión y en el cine, un vecino, un amigo y hasta uno mismo, todos han vivido el dolor de perder a una persona. Y la mayoría se siente identificada con el hecho de sentirse morir cuando se termina una relación amorosa.
No se puede pensar bien, el apetito se ve afectado, la salud anímica está por los suelos, los recuerdos son un calvario y los días transcurren casi por inercia.
Muchos comparan el dolor por haber terminado una relación con el hecho de quedar “loco”. Hay personas que creen haber perdido la razón a causa del dolor de ya no ser “la media naranja” de otro.
Y lo cierto es que hay cierto desequilibrio mental porque hay sistemas neuronales que quedan afectados. Tal como cuando una persona está completamente enamorada, pero al revés.
En entrevista para Reporte Indigo, la psicóloga Kathia Urdiain Villarreal dice que al igual que cuando una persona cae en las drogas, “sabe que no debe entrar en eso, pero al desear que su cerebro libere dopamina, la persona busca sentir ‘placer’ y por ello cae en relaciones negativas o tóxicas”. Y en el caso de las personas que no pueden superar una ruptura, desean volver a estar con la persona para sentir ese “placer”.
“Va más allá del gusto al ojo, es querer satisfacer nuestras necesidades cerebrales”, agrega.
No importa que haya sido un breve noviazgo o de una relación de años, cuando se termina la persona se “regresa” al principio de la relación, cuando el enamoramiento era como una adicción.
Entonces, el ver los recuerdos provoca que se active un tipo específico de neuronas en el núcleo caudado y el área tegmental ventral del cerebro.
Esas áreas cerebrales son las que se activan con los efectos de drogas como nicotina y cocaína, liberando dopamina. Esto provoca que la persona tenga mayor deseo de consumir lo que genera dichos efectos.
No en vano se dice que “el amor es una droga”, pues cuando el cerebro deja de recibir esa dosis de “cariño”, la reacción es similar a cuando una persona deja de consumir una sustancia como las drogas.
Sin dar vuelta a la página
Un duelo es un duelo, “así sea amoroso o la pérdida tras la muerte de alguien”, menciona Urdiain Villarreal.
Y recomienda que la persona acuda a terapia profesional para superar la pérdida porque puede caer en un duelo patológico, en donde ya se cae en una condición que afecta su salud física y anímica.
Como señala Lucy Brown, neurocientífica de la Universidad de Medicina Einstein, el amor duele… literalmente duele. El estrés y el dolor por no poder “conseguir” estar nuevamente con la persona, provoca estrés y dolor físico, no solamente anímico.
Se dice que hay personas que se vuelven “adictas” al mal amor, pero la Lic. Kathia Urdiain Villarreal indica que caer en un “pozo” de comportamientos dañinos porque la persona desea recuperar lo que ha perdido.
Y que no necesariamente están bajo esa adicción al no ser amado –o al ser rechazado– sino que hay otros indicadores fuera del control de la persona, entre ellos una depresión.
De ahí la importancia de acudir a atenderse a través de tanatología o cualquier otro tipo de terapia que pueda ser un apoyo para superar la pérdida y lograr salir adelante, se trate o no de algún caso con problemas y síntomas patológicos.
El duelo afecta al corazón
Tras la muerte de un ser querido o la ruptura de una relación amorosa, una persona vive un proceso de duelo. La recuperación de la pérdida puede llegar a ser tan difícil que conlleva efectos nocivos para la salud cardiaca.
De hecho, puede afectar la coagulación de la sangre y aumenta la presión arterial, de acuerdo a las conclusiones de un estudio a cargo de la Universidad St. George de Londres, el cual fue publicado en la revista científica JAMA Internal Medicine.
Esto aumenta el riesgo de morir a causa de un ataque cardiaco o una enfermedad cerebrovascular.
’No son enchiladas’
Hay para quienes un corazón roto no es cosa del otro mundo, les “cala” y les duele pero su vida no se detiene. Algunos inclusive ya están listos para conocer a una nueva conquista tan solo días después de haber terminado una relación.
Por otro lado, hay quienes consideran que el duelo amoroso “no son enchiladas” y el proceso de recuperación total puede tardarse hasta años.
Y es que así como cada cabeza es un mundo, cada corazón es un universo, y las rupturas se viven de manera diferente. Pero eso no significa que superar a un ex amor sea un proceso sencillo.
A todos les duele, solo que la sanación es diferente.
La psicóloga Carol Dweck y su colega Lauren C. Howe realizaron una investigación y en ella encontraron que el rechazo causa que algunas personas se redefinan, así como a sus prospectos románticos futuros.
Tras analizar las respuestas de las personas que participaron en la investigación de Dweck y Howe, se demostró que algunas personas cuya confianza y autoestima estaban muy frágiles, por lo que sabotearon sus nuevas relaciones románticas. Otras aceptaron ser demasiado demandantes y ese factor afectó su perspectiva y comportamiento hacia empezar una nueva relación.
Por otro lado, hubo quienes batallaron a la hora de comunicarse o eran extremadamente sensibles que preferían poner una “pared” hacia cualquier oportunidad que se les presentara para sanar y/o empezar un nuevo proceso de conquista.