El mundo ha sido testigo de cómo miles de mujeres han decidido alzar la voz y denunciar casos de acoso y hostigamiento sexual. Figuras públicas del medio artístico iniciaron el movimiento #MeToo, el cual inspiró a más.
Fue tal su fuerza que Hollywood y muchos medios relacionados con la actuación se vieron obligados a modificar las dinámicas de género. También sirvió para evidenciar las desigualdades entre actores y actrices en relación a contrataciones, salarios, porcentajes en roles principales e inclusive tratos por parte de la producción.
Un ejemplo de ello fue que el actor mejor pagado en 2019, Dwayne Johnson, ganó 89.4 millones de dólares, mientras que la actriz mejor pagada, Scarlett Johansson, obtuvo 56 millones, una diferencia del 37 por ciento.
#MeToo ya ha dado frutos, prueba de eso fue el hecho reciente de que se declaró culpable al productor de cine Harvey Weinstein por cargos de acoso sexual y violación.
Acoso en la actuación en México
Aunque en México el movimiento se ha hecho presente, la situación no ha cambiado lo suficiente para las mujeres que deciden estudiar carreras relacionadas con las artes escénicas, como el caso de Victoria, estudiante de actuación a quien uno de los directivos de una reconocida escuela de televisión en el país le ofreció un lugar en su centro de estudios.
“Al principio creí que las intenciones eran buenas, me presentó con varios de los profesores, me vendió la escuela muy bien y todo parecía ser muy profesional”, comenta en entrevista.
Victoria relata que después de haber sido admitida para ingresar en el ciclo escolar que estaba por iniciar, recibió una llamada en la noche por parte del directivo invitándola a una fiesta, cosa que ella rechazó. Al recibir la negativa, él le insistió tratando de persuadirla.
“Me dijo que habría productores y gente del medio que podía conocer, que me convenía. Aún así rechacé la oferta y fue cuando reveló que no se trataba exactamente de una fiesta, que era un evento de otra índole y con más razón me negué a ir”, asegura Victoria.
Tras rechazar la propuesta, recibió una llamada al siguiente día informándole que su lugar en la institución ya no estaba disponible.
“Fue muy frustrante pensar que para las mujeres que queremos ser actrices, nuestra fortaleza no se mide a partir de los castings, de tu rango actoral o la exploración que haces, si no del acoso que tienes que soportar”, dice.
Esta situación la llevó a cuestionarse si realmente quería seguir estudiando actuación, ya que sabía que lamentablemente este no sería el último caso que viviría a lo largo de su carrera.
“Lo más triste del acoso en este medio es que la gente con poder juega con tu vocación”, señala.
Después de un largo proceso de reflexión, Victoria decidió no dejarse intimidar, por lo que decidió continuar con su carrera, con la intención de contar historias y alzar la voz hasta que estas situaciones dejen de suceder.
“Siento que esto apenas empieza a cambiar, porque ya tenemos más medios de denuncia, quiero aportar lo que pueda a partir de mi profesión. Creo que cada vez hay más historias en pantalla con mujeres fuertes, que nos impulsan a detener las injusticias relacionadas a nuestro género”, opina Victoria.