En julio de este año, el físico de Harvard, Avi Loeb, reconocido entusiasta de la posibilidad de vida extraterrestre, anunció que encontró restos de lo que podría ser una nave de origen no humana. Tras realizar los estudios correspondientes, finalmente se dieron a conocer los resultados.
Es un hecho que los restos recuperados de IM1 provino del espacio y cayó en el Océano Pacífico. Los estudios realizados por Loeb determinaron que tiene una composición estelar.
El estudio de este objeto se remonta a 2014, cuando instrumentos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) registraron la llegada de un bólido a la Tierra. Este año el investigador fue al lugar de la caída para encontrar los restos.
En julio, la misión del físico concluyó con la recuperación de 700 fragmentos milimétricos de esfera que supuestamente provenían del objeto IM1.
¿Cuál es el verdadero origen del IM1?
Cinco de las esférulas encontradas cuentan con patrones en su morfología que indican su naturaleza interestelar. Se infiere que provinieron de un objeto de mayor tamaño y que viajaba a velocidades diferentes de las de un asteroide convencional.
Asimismo, la firma química también sustenta el origen extrasolar de las esférulas. Esto debido a que algunas de ellas están enriquecidas con berilio, lantano y uranio (BeLaU).
❗️Las esférulas del meteorito IM1 tienen composición extrasolar – Avi Loeb
29 de agosto de 2023
Loeb y su equipo descubrieron estas esférulas, a las que denominaron en código “BeLaU” debido a su altísima abundancia de berilio, lantano y uranio.
La concentración excepcional de… pic.twitter.com/B45rfHYyFx— UAP Spain (@UapsSpain) August 29, 2023
Cabe destacar que dicha combinación de metales es diferente de las de asteroides no metálicos de nuestro sistema solar. Tampoco coincide con aleaciones que se observen en la Tierra o el espacio de manera natural.
De esta manera, el objeto IM1, que no ha sido localizado, podría tratarse de un resto tecnológico de civilizaciones no humanas. Esta fue la conclusión del físico de Harvard.
“Encontrar la primera y la segunda hormiga en una cocina es alarmante porque implica que hay muchas más hormigas por ahí” explicó en su blog oficial. “Algunos de ellos pueden representar basura espacial tecnológica de otras civilizaciones”, agregó.
Sin embargo, la prueba definitiva será únicamente el análisis de un fragmento mayor del IM1, aún no descubierto. Esto debido a que para otros especialistas, los fragmentos recuperados podrían tratarse de una roca interestelar que coincidió con una civilización humana contemporánea.