Crónicas de la evolución humana

El académico Antonio Lazcano impulsa dos ciclos de conferencias para acercar a los jóvenes al estudio del ser humano a través de la biología; se busca mostrar la historia de la especie por medio del DNA
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Para entendernos y saber quiénes somos y de dónde venimos como especie, la biología se vuelve el camino perfecto que nos puede llevar a contestar las respuestas. Eso lo sabe muy bien el científico Antonio Lazcano Araujo, quien impulsa dos ciclos de conferencias en El Colegio Nacional: Diálogos del RNA y Los viernes de la evolución.

Con la idea de que el genotipo del ser humano tiene registrada la historia evolutiva de la especie y de sus ancestros en 3 mil millones de pares de bases que nos hablan sobre nuestro pasado, presente y futuro, y no entenderlo, significa perder una importante parte de la condición humana, es que se presenta este viernes “Avatares evolutivos del genoma humano”.

“La charla forma parte del ciclo Viernes de la evolución, que organizamos el doctor José Sarukhán y yo. Han sido eventos extraordinariamente exitosos; uno, porque hay un interés enorme en los estudios evolutivos en México y dos, como lo demuestra la gran participación de investigadores mexicanos, lo que tenemos son personas que están trabajando en distintos aspectos de la evolución de una forma muy exitosa, tanto fuera como dentro del país”, explica Lazcano Araujo, en entrevista.

La conferencia “Avatares evolutivos del genoma” se llevará a cabo el viernes 10 de agosto, a las 18:00 horas, en El Colegio Nacional

La conferencia estará a cargo de Víctor Valdés, maestro de la Facultad de Ciencias de la UNAM, que ha estado estudiando la evolución humana usando como materia prima no los fósiles, sino la secuencia del DNA. Al hacerlo, se ha dado cuenta de cuáles son los genes donde tenemos mayor distancia de otros primates, como los chimpancés, los macacos o los gorilas, y al mismo tiempo, cuáles son aquellas secuencias que están tan conservadas que permiten entender con mucha claridad las relaciones evolutivas.

“Entonces pensamos en un momento en que no sólo la anatomía, la conducta, los fósiles, sino también la secuencia del DNA, que están disponibles en la red, nos permiten ver la historia tan accidentada de los primates”, señala el miembro de El Colegio Nacional.

Para el biólogo, analizar el pasado a través del DNA no es más exacta ni mejor que hacerlo por medio de fósiles, sino es simplemente complementario. “El registro fósil está inevitablemente incompleto porque dependemos de lo que vamos encontrando en rocas sedimentarias que se hayan preservado por casualidad, como un esqueleto completo o unos huesos de cráneo o de mandíbula. En el caso del DNA podemos tener una visión más completa, pero ahí el problema es que si uno se fija mucho en una parte del DNA, pues está siendo sumamente reduccionista desde el punto de vista metodológico no filosófico”, aclara el biólogo mexicano.

Esta forma de analizar el pasado, permitió demostrar algo “que es absolutamente fascinante”, el hecho de que el problema no es nada más la comparación de secuencias de DNA, sino de la secuencias reguladoras. Por ejemplo, estudios han determinado que el ser humano se parece al chimpancé en un 96 por ciento, pero ese 4 por ciento de diferencia es crítico y tiene que ver con la manera en que se regula la expresión de los genes en el DNA, por lo que lo importante no es la secuencia global nada más, sino también la manera en que se expresan.

“Si ahora hacemos una comparación entre las lenguas, lo importante no sólo es el parecido entre el alemán y el español, sino también la gramática, la forma en la que se expresan”, ejemplifica el científico.

La conferencia estará abierta para todo el público, igual que todas las actividades que organiza El Colegio Nacional, pero Lazcano Araujo asegura que esperan principalmente que jóvenes de bachillerato, licenciatura y doctorado se acerquen a esta actividad.

Para él es importante transmitir el mensaje de que los humanos somos un grupo particular de primates, que tenemos una evolución biológica compartida con todo el resto de los seres vivos.

“Tenemos genes muy antiguos y otros más recientes que finalmente podemos entender en términos de los distintos mecanismos de la evolución, empezando con los que Darwin definió como la selección natural y otros que conocemos ahora y que nos permiten hacer la crónica de la evolución de los primates en general y de los humanos en particular”
Antonio Lazcano AraujoBiólogo

Darwin in the test tuve

En El origen de las especies, Charles Darwin de lo que más habla es de caballos, palomas y de perros, porque es en donde se ven los efectos de la selección natural. ¿Cómo opera? La selección natural es un fenómeno de la evolución que humana se define como la reproducción diferencial de los genotipos de una población biológica. La formulación clásica de la selección natural establece que las condiciones de un medio ambiente favorecen o dificultan, es decir, seleccionan la reproducción de los organismos vivos según sean sus peculiaridades.

“A un agrónomo, por ejemplo, uno no le tiene que explicar qué hacer para tener plantas de maíz de mazorcas más robustas, o gallinas que pongan huevos más grandes, pero ahí lo que estamos viendo son los efectos de la evolución a través de uno de los mecanismos de la selección natural”, dice Lazcano.

Lo cierto es que tampoco se entiende de todo este proceso, por ejemplo, aún no se sabe bien a bien por qué hay distintos grupos sanguíneos en los humanos, cuál es el valor adaptativo de ellos. Lo que sí entienden los científicos es que en la sabana africana, los que corrían más rápido le ganaban a los tigres dientes de sables.

En el caso especial de la selección natural, ya se pueden hacer experimentos en el laboratorio en cajas de petri con poblaciones de bacterias, y eso es de lo que se va hablar en la conferencia Darwin in the test tube.

“En los años 60, un científico verdaderamente excepcional, que se llama Sol Spiegelman, se dio cuenta que uno podía multiplicar los virus de RNA en el tubo de ensayo poniendo todas las moléculas necesarias para hacer más copias del DNA, y esto dio origen a lo que hoy llamamos evolución in vitro dirigida o experimento selex (selección experimental)”, recuerda el colegiado.

Ahora lo que se hace es poner poblaciones de moléculas RNA, “que es un pariente químico del DNA”, para multiplicarlas en un tubo de ensayo y someterlas a condiciones de selección artificial para escoger las que tengan un valor médico extraordinario.

“Lo que estamos haciendo es multiplicar en un tubo de ensayo el proceso de la selección natural con poblaciones enormes de miles de millones de moléculas, a las que vamos sometiendo a distintas presiones de selección, las vamos escogiendo artificialmente, pero ahí lo que estamos haciendo es meter los principios de la selección natural en un tubo de ensayo”, enfatiza el biólogo.

Una de las grandes expertas en esto es la doctora Irene Chen, investigadora de la Universidad de California. Ella tiene una serie de experimentos donde ha demostrado cómo se pueden entender algunos aspectos del origen del código genético usando precisamente moléculas del RNA en el tubo de ensayo, en lugar de hacer experimentos que se lleven décadas, por lo que ella se encargará de dar la conferencia.

“En algunos estudios se han seleccionado ciertos tipos de moléculas del RNA para que se le peguen a algunas otras moléculas que luego las rompen, la desactivan. Esto tiene importancia porque los virus del sida, del zika, del dengue o de la influenza, son virus hechos del RNA. Entonces si yo selecciono en el laboratorio virus que tengan una cierta propiedad particular podré introducirlos a las poblaciones de RNA patógeno y volverlos muy sensibles a un medicamento”, afirma.

“Avatares evolutivos del genoma” se llevará a cabo el viernes 10 de agosto, a las 18:00 horas, y “Darwin in the test tube” será el miércoles 15, a las 18:00 horas, ambas en El Colegio Nacional.

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