Crítica ‘El Hoyo’: ¿una película tan buena como Parasite o El Cubo?

Querido, cinéfilo: esta crítica de la película de Netflix ‘El Hoyo’ NO CONTIENE SPOILERS por lo que puedes leer tranquilamente
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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Tal y como le pasó a Alejandro González Iñárritu, el español Galder Gaztelu-Urrutia nunca había dirigido una película, sino comerciales para televisión. No fue hasta el 2019 que el ahora cineasta debutó con El Hoyo, película que se llevó el premio a Mejor Película en el Festival de Sitges.

Concebido, en primera instancia, como una obra de teatro, el guion de El Hoyo llegó a las manos de Gaztelu-Urrutia, quien al terminar de leerlo se propuso llevarlo al séptimo arte; sin embargo, al director de cine le tomó 2 años en completar la tarea.

¿DE QUÉ VA?:

En el futuro, los prisioneros se alojan en celdas verticales, observando cómo los presos de las celdas superiores son alimentados mientras los de abajo mueren de hambre. Una jungla de supervivencia donde solo hay tres tipos de personas: los que están arriba, los que están abajo y los que deciden saltar, incapaces de soportar esa agonía por más tiempo.

LO BUENO: SU SIMBOLOGÍA Y TÉCNICA

Es un hecho, el largometraje es crítico por medio de simbolismos. El propio director confesó que su objetivo principal era confrontar al espectador con el egoísmo y la indiferencia que todos expresamos indirectamente hacia el sufrimiento ajeno.

Y es que aunque muchos han asociado la crítica social de El Hoyo con el discurso de otras cintas como Parasite, lo cierto es que el filme español se decanta por un tono más crudo y no tan político como lo pareciera.

 

Así, El Hoyo aparenta ser, en principio, una clara crítica hacia el modelo capitalista al insertar, poco a poco, símbolos de lo que caracteriza al sistema. La lucha de clases sociales y el capitalismo salvaje aparecen como inmediatas referencias que se asocian a la realidad.

Incluso, cada una de las reglas que se viven al interior de El Hoyo son, en realidad, situaciones que se viven comúnmente hoy en día. La distribución de la riqueza y el alimento, así como el goce de los privilegios, son conceptos vívidos que el director ensambla como en un rompecabezas en su largometraje.

No obstante, la obra de Galder Gaztelu se despega de la crítica de Parasite al ir, en un sentido más crudo, al interior del ser humano. El egoísmo y la crueldad disfrazada del sentido de supervivencia son, de hecho, la verdadera simbología de la cinta.

El ser humano es, en mi opinión, una especie miserable. La película habla de luchar contra lo que somos de nacimiento: una bola de egoísmo que llora y llora y pide y pide
Galder Gaztelu-Urrutia Director de El Hoyo

Lo anterior funciona bien con la propuesta visual, la cual está basada en un concepto simple, pero clásico: utilizar un color predominante para cada escena. Por eso veremos que el color verde y azul, en sus distintas variaciones, dominarán gran parte de la película para imprimir una sensación fría.

Dicha propuesta visual también es similar a la cinta El Cubo, de 1997, que también ganó el premio a Mejor Película en el Festival de Sitges y que, al igual que El Hoyo, plantea una prisión que tiene un simbolismo.

LO MALO: SU VERSATILIDAD

Según Galder Gaztelu, existen hasta tres finales distintos en la película; no fue sino hasta una semana antes de empezar el rodaje que se decidieron por uno, aunque hubo uno alternativo que sí se consiguió filmar.

Y es que precisamente el final es lo que más ha intrigado al público; pero, esto se debe, en su mayoría, a la versatilidad de la obra de Gaztelu.

Si bien la cinta comienza como una aparente crítica social, después evoluciona a un filme de supervivencia para después convertirse en una película de acción y, finalmente, en una aglomeración de gore.

Largometrajes como Parasite han demostrado que la versatilidad no es una debilidad, sino una oportunidad para utilizar varios géneros sin perder la cadencia ni el interés del público. El Hoyo falla en esto.

Por momentos, la película española, que tuvo un bajísimo presupuesto, camina por las simbologías, pero por otros momentos acelera sin frenar por la temática de la supervivencia. Esto cambia de una manera no muy entretenida, que al final desinfla lentamente el interés del espectador.

Habría que decir, también, que el objetivo de El Hoyo es muy parecido al libro de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, al evidenciar lo crudo de la naturaleza humana. Sin embargo, a diferencia de la obra del escritor portugués, el filme español termina en un total desencanto y, tal vez para algunos, en un perfecto somnífero.

RECOMENDACIÓN: 3.5 estrellas de 5 (casi buena)

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