Crítica de El Rey León; un live action de contrastes

El Rey León, la nueva cinta de Disney, sorprende con grande efectos visuales, pero se queda corta con contenido, pues no aporta a la trama de 1994
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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A Jon Favreu se le conoce por ser uno de los causantes del éxito del Universo Cinematográfico de Marvel. Ya que fue quién ideó y dirigió Iron Man en 2008.

Pero, además de ser conocido por su personaje Happy, Favreu también incursionaría en los live action con la película El Libro de la Selva.

De hecho, las buenas críticas que recibió por esa cinta le permitieron tener en sus manos uno de los proyectos más ambiciosos de Disney para este año: El Rey León.

LO MEJOR: ASPECTOS TÉCNICOS

Conforme los live action se producen, la técnica con las que son realizados mejora. En esta ocasión, en cuanto al trabajo de los animales, su aspecto y los movimientos que realizan.

En El Rey León esto llega a sorprender visualmente dado el CGI con el que Disney trabajó. Estamos viendo, sin temor a equivocarme, uno de los filmes que mejor utiliza esta técnica y la aplica de una manera impecable.

Que no nos sorprenda si en la próxima edición de los Premios Oscar de la Academia, El Rey León resulta nominado y hasta ganador en la categoría de Mejores Efectos Especiales.

Para esto, los realizadores mezclaron las tomas de los paisajes y el entorno junto con la tecnología. Por lo que hay un cohesión bastante real entre la tierra del ambiente y los pies, pisadas y posturas de los animales generados por computadora, por poner un ejemplo.

Otro de los aciertos de este filme es su fotografía a cargo de Caleb Deschanel (La Pasión de Cristo, El Patriota), padre de la muy conocida Zooey. Deschanel es un viejo conocido de la fotografía en Estados Unidos, ha sido nominado 6 veces al Oscar, y durante los últimos años ha trabajado con efectos especiales.

Por eso es que los planos abiertos que priorizan el cielo, los árboles y las montañas imprimen un sentido muy natural a los animales.

Asimismo, la música compuesta, como en 1994, por Hans Zimmer vuelve a ser otro elemento importante. Para este filme, el compositor utiliza, en su mayoría, la mezcla de trompetas y violines que mantienen un ritmo acelerado durante las escenas importantes.

LO PEOR: SU CONTENIDO VACÍO

Pese a contar con 30 minutos más de duración en comparación con su predecesora, El Rey León no aporta ni innova a la historia.

Y es precisamente que la trama, basada en Hamlet de Shakespeare, llega a sentirse vieja debido a su discurso monárquico en una generación que cada vez más lucha por la ideología de género.

Como una forma de recompensar a los espectadores, Disney le da un poco más de participación a las leonas durante una escena. Algo que puede resultar contraproducente por un compromiso de la empresa del ratón.

Sumado a esto, la película recupera los mejores momentos de su predecesora y los recicla añadiendo en pocas veces algo original como un chiste nuevo.

De igual manera, la relación entre las voces y los movimientos de los hocicos de los animales y sus gesticulaciones fallan en momentos cruciales. Esto no hace más que recordarnos a aquellas cintas, como el cerdito Babe, en las que se utilizaban animales reales y sólo se les agregaba la voz.

RECOMENDACIÓN

Los más puristas del género comentan que no es un live action como tal porque no hay personas reales. Pero sea como fuere, El Rey León queda gris y muy por debajo de su versión animada.

Sin embargo, es un filme que recuerda de una forma muy familiar, y técnicamente espectacular, uno de los clásicos más famosos de Disney.

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