El Holocausto, unos de los hechos históricos más lamentables a nivel mundial, sigue dando de qué hablar, pero esta vez desde una perspectiva creativa y literaria.
A través de un libro titulado De arte y memoria. Relato de una propuesta visual desde los archivos desclasificados de Auschwitz, Bela Gold, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y Angélica Abelleyra, egresada de la misma casa de estudios, decidieron reunirse para recordar dicho acontecimiento y acercar al público al mismo.
Fue la localidad alemana de Bad Arolsen la que llevó a Gold a canalizar sus ideas y, desde ahí, comenzar una investigación en honor a los judíos que perdieron la vida en esa época.
Durante la presentación de la obra electrónica, Gold explicó que una beca la llevó a Berlín en 2014, abriéndole paso a una estancia como docente invitada de la Universidad de Humboldt, donde tuvo acceso a los archivos digitalizados y desclasificados de Auschwitz.
“Siempre estuve empeñada en desentrañar la memoria, las identidades, los nombres y los rostros de las víctimas del Holocausto, llevándome a coleccionar fotografías y organizar archivos y bibliotecas, las que el tiempo y la reminiscencia me permitían”, destacó Gold.
De acuerdo con la profesora del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización de la Unidad Azcapotzalco, los retratos de los judíos que aparecen en el libro convierten a la publicación en una ofrenda colectiva de diferentes dimensiones, así como en un objeto metafórico.
Abelleyra enfatizó que Gold hizo un viaje largo y doloroso para revisar estos archivos desclasificados, recreándolos con la destreza de su técnica como artista gráfica para traer a la memoria a gente que pasó desapercibida, evocando sus caras en madera, papel o carnaza.
También aborda la remembranza como un acto presente desde las huellas del pasado, inscritas en registros fotográficos para recuperar y resignificar los episodios del exterminio judío bajo la Alemania nazi a través del rostro personificado de sus víctimas.
Gold también utilizó dibujos quemados con cautín en papel, madera, acetato o loneta, y grabados con láser sobre cáscara de huevo de avestruz.