COVID prolongado y daño cerebral: ¿Por qué esta enfermedad es más que “una gripa”?

Entre otras afectaciones, la COVID-19 provoca daño cerebral y síntomas neurológicos como ansiedad y depresión
José Andrés Velázquez José Andrés Velázquez Publicado el
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La COVID-19 no es una “gripa cualquiera”. Se trata de una enfermedad que puede dejar secuelas en nuestro cuerpo incluso más allá del sistema respiratorio y mucho después de habernos curado. Estos efectos se denominan COVID prolongado o “long COVID”.

Una investigación reciente expuso que el virus tiene la capacidad de esparcirse prácticamente a todo el cuerpo y no sólo al sistema respiratorio, como suele ser con las enfermedades de este tipo.

La fatiga mental, pérdida de memoria, la dificultad de concentración, ansiedad y depresión son síntomas neurológicos que persisten hasta en el 20 por ciento de las personas que han superado la COVID-19. Así lo afirmó un estudio publicado en JAMA Network.

Ahora, otro estudio reciente publicado en Neuron estudió el impacto de la enfermedad en el sistema nervioso. Ahí proponen los posibles mecanismos que causan éstos síntomas en el cerebro.

El estudio propone que la inflamación del sistema respiratorio provoca también una inflamación en el sistema nervioso. A su vez, esta acción libera células que son especialmente reactivas al resto de células nerviosas.

En consecuencia se provoca una desregulación de las otras células nerviosas. Ello podría desencadenar una disfunción en los circuitos neuronales. En consecuencia, esto podría ser el motivo que causa los síntomas neurológicos que se mencionan más arriba.

¿Por qué hay daño cerebral?

Las científicas del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) de España , Matilde Cañelles y María Mercedes Jiménez, destacaron para The Conversation que hay varias explicaciones posibles:

  1. Autoinmunidad: En pacientes COVID se localizaron anticuerpos reactivos contra neuronas que atacan directamente al sistema nervioso como si fuera un cuerpo extraño y/o peligroso.
  2. Infección en el cerebro: En algunos casos ocurre una invasión directa del SARS-CoV-2 al sistema nervioso. No obstante, la ausencia del virus en el cerebro en algunos pacientes hacen que este mecanismo sea menos probable.
  3. Coinfección: Se conoce que una infección puede reactivar un virus en estado latente en el cuerpo de las personas. En este caso, la producción de partículas virales puede desencadenar una respuesta inflamatoria y sus efectos consecuentes.
  4. Mal funcionamiento de la barrera hematoencefálica y del sistema neurovascular: Esta falla provoca la liberación de células que producen inflamación y que pueden provocar daño neuronal. También la falta de oxígeno (hipoxia) y desórdenes metabólicas que se producen tienen una relación directa con el daño neuronal.

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos explica que la barrera hematoencefálica es una red de vasos sanguíneos y tejido compuesta de células estrechamente unidas. Tienen el fin de evitar que sustancias dañinas penetren en el encéfalo (cerebro).

¿Por qué es importante seguir cuidándonos de la COVID-19?

La llegada de las vacunas hizo que disminuyeran drásticamente los fallecimientos. Incluso se ha observado que también pueden prevenir parcialmente el denominado COVID prolongado.

No obstante, ante las olas de contagio que tienen lugar en épocas de frío y con variantes que aumentan la transmisión del virus (como ómicron), es importante conocer la huella que la enfermedad puede dejar en nuestro cuerpo.

Además, al conocer esta información podemos ser más conscientes a nivel individual del grado de riesgo a contagiarse que estamos dispuestos y dispuestas a asumir.

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