Pacientes sanos que han sido contagiados de COVID-19 han experimentado daños en sus riñones ya que desarrollaron afecciones renales agudas por lo que han requerido terapias sustitutivas como diálisis y hemodiálisis.
Así lo aseguró la especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Barbara Ulibarri Gómez Tagle, coordinadora del Segundo Nivel de Atención, quien ha registrado varios casos en los que personas con buena salud experimentan estos daños.
En entrevista con el periódico Milenio, Ulibarri Gómez explicó que se ha visto que los pacientes no tenían ninguna afección renal hasta que tuvieron el virus, lo que se ha replicado en varios casos.
“Hablamos de personas sanas que hacen ejercicio, que comen bien, que se hidratan. Si desarrollan COVID y se complica pueden desarrollar también la insuficiencia renal”, precisó.
La especialista ejemplificó que si una persona presenta diarrea como síntoma y no toma agua puede desarrollar fácilmente la insuficiencia renal aguda, la cual, afortunadamente, puede ser reversible.
“Si se restablecen los fluidos, la hidratación, el volumen sanguíneo, y se controlan todos los síntomas, el riñón, que es un órgano maravilloso, restablece también su flujo sanguíneo y regresa a la normalidad”, detalló.
Además, la afectación a los riñones se da porque el virus tiene predilección por la enzima convertidora de angiotensina que modula la activación del sistema nervioso central.
Por su parte, la directora de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 32 del IMSS en Baja California, doctora Elvia Olivera Martínez, aconsejó mantener hábitos saludables para evitar lo más posible la insuficiencia renal.
Ejemplo de ello es una alimentación basada en menor utilización de sal, reducir el consumo de bebidas alcohólicas, practicar actividad física, beber agua suficiente así como evitar uso continuo de medicamentos sin receta.