La variante KP.3 del SARS-CoV-2, ¿qué implica ser una variante bajo seguimiento?

Esta designación implica que, aunque se detectan cambios genéticos en el virus, aún se requiere más información para comprender su impacto total
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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La variante KP.3 del SARS-CoV-2, una descendiente de Ómicron, ha sido recientemente clasificada como una “variante bajo seguimiento” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta designación sugiere que, aunque los científicos han observado cambios genéticos en esta cepa, aún no se comprende completamente su comportamiento o impacto epidemiológico, requiriendo un monitoreo continuo.

Durante 2024, México ha reportado 110 mil 34 casos sospechosos de COVID-19, de los cuales 10 mil 217 han sido confirmados. Los grupos de edad más afectados son los mayores de 65 años y las personas de 50 a 54 años.

Además, el predominio en mujeres es notable, con un 59.7 por ciento de los casos confirmados. El doctor Conrado Polanco Ortíz, gerente de relaciones médicas de Esteripharma, explica que la variante KP.3 presenta cambios genéticos que podrían afectar su propagación. Sin embargo, la evidencia sobre cómo estos cambios impactan el comportamiento del virus aún es insuficiente, por lo que se requiere una vigilancia continua.

“Es una versión del virus SARS-CoV-2 que tiene cambios genéticos. Estos cambios podrían afectar cómo se comporta el virus y puede haber señales de que podría crecer o expandirse más rápido que otras versiones del virus que están circulando”
Conrado Polanco OrtízGerente de relaciones médicas de Esteripharma

La OMS define una variante bajo seguimiento (VUM) como una cepa que presenta mutaciones sospechosas que podrían influir en la capacidad del virus para crecer o propagarse, pero sin evidencia clara de su impacto. Esto se aplica a variantes que muestran una propagación en al menos dos países durante un período de 2 a 4 semanas, a pesar de la falta de información sobre su rapidez de crecimiento.

Para enfrentar la posible amenaza de esta variante, Polanco Ortíz recomienda seguir las medidas preventivas tradicionales como el uso de cubrebocas y el distanciamiento social. También destaca el uso de soluciones electrolizadas de superoxidación (SES), que ofrecen protección antiséptica y pueden ayudar a mitigar la propagación del virus.

Con síntomas como dolor de cabeza, dificultad para respirar y fiebre, la KP.3 ha suscitado preocupación, especialmente con el aumento de movilidad en vacaciones y el regreso a la rutina escolar y laboral. Aunque gran parte de la población ya ha sido inmunizada, es crucial mantenerse alerta y continuar con las medidas preventivas para enfrentar este virus en constante evolución.

La situación actual exige no bajar la guardia, pues, como concluye Polanco Ortíz, “es un virus con el que vamos a seguir conviviendo y al que vamos a seguir conociendo en un futuro indefinido”.

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