En 1973, Pink Floyd elevó a nivel espacial a la “música vocal”, al canto sin palabras, con “The Great Gig in the Sky”. Más de cuatro minutos de estrés vocal de Clare Torry, la cantante británica que prestó su voz para elevar la bara del uso de coros épicos en el rock.
En 2011, el sonido de la banda Girls alcanzó niveles sorpresivos al incluir en su alineación a dos o tres coristas de estilo gospel. “Father, Son, Holy Ghost”, su segundo álbum, recibió muy buenas críticas gracias a que la banda de San Francisco sonaba más envolvente, un sonido más maduro y potente, en buena parte gracias al apoyo vocal.
Previo a su presentación en México, la banda grabó para el sitio Pitchfork una sesión en vivo en una iglesia abandonada en Nueva York. En la parte final de la interpretación de “Vomit”, su primer sencillo, una de las coristas da un paso adelante y comienza a soltar poder vocal puro (hará que te acuerdes de lo que hizo Torry con Pink Floyd).
Hice este breve recorrido con dos ejemplos del uso de vocales y coros impresionantes, para hablar del regreso de la banda de David Longstreth.
Dirty Projectors es un ensamble casi perfecto. La música es experimental, pero dentro de los cánones del pop, digerible y entretenido.
El próximo 10 de julio presentarán su sexto álbum “Swing Lo Magellan”, del que ya presentaron el primer sencillo “Gun Has No Trigger”.
Lo nuevo de Dirty Projectors tiene su infalible sello: el uso de las vocales de Amber Coffman y Angel Deradoorian para ensanchar el sonido de la banda. Esa combinación y juego de voces les ha dado una identidad inconfundible.
Como dato curioso, un chiste local con varios amigos que vimos a Dirty Projectors en vivo en un festival en Austin, mientras cantaban “Stillness Is The Move”, por la emoción de la presentación, después de cantar su casi imposible coro, pidieron con el micrófono que todos los asistentes siguiéramos el coro… cosa que obviamente no pudimos hacer.