Las copas menstruales se han convertido en un producto importante para la salud de las mujeres y su venta cada vez crece más, por lo mismo han proliferado muchas marcas que no tienen una certificación que garantice su eficacia y calidad, es decir, son piratas.
Las copas menstruales son dispositivos alternativos a productos como las toallas sanitarias y los tampones; y por lo general están elaboradas de silicona quirúrgica o elastómero termoplástico que llega a durar hasta 10 años y son una opción ecológica.
Se usan durante el ciclo menstrual al insertarse en la vagina, donde crean un sello de succión que impide que la sangre salga, y puede permanecer hasta 12 horas, después deben de vaciarse y limpiarse, según el material con el que estén elaboradas.
Sin embargo, usar copas menstruales ‘piratas’ o no certificadas puede ocasionar problemas médicos. Alteraciones en el PH vaginal, desgarres, raspaduras internas o alergias son algunas de las reacciones que se pueden originar al emplear una copa que no cuenta con la Norma Oficial Mexicana (NOM) 241.
Esta norma establece los requisitos que debe reunir la fabricación de un dispositivo médico en toda su cadena de producción: desde los procesos de diseño de la instalación y la compra de materiales, hasta su almacenamiento y distribución.
Además, la NOM 241 tiene por objeto asegurar que estos productos cumplan consistente mente con los requerimientos de calidad y funcionalidad para ser utilizados por el consumidor final o paciente, se explica en el Diario Oficial de la Federación.
“Una copa menstrual que no está certificada o que no es segura sería una copa que no ha sido certificada por algún organismo nacional o internacional, que su origen y sus materiales pueden ser inciertos, que a simple vista no haya información confiable a su alrededor, que al momento de investigarlas un poco más a fondo puedas empezar a encontrar ciertas inconsistencias”, dice Sally Santiago, gerente de marca de ProFemme.
Entre las irregularidades que explica Sally se encuentra que el país de origen casi siempre es China, además de que los moldes parecen ser copiados y que en los sitios web de las marcas no hay datos de contacto y la información es poco clara.
Otro de los puntos es que se venden en plataformas e-commerce a precios muy bajos o hay promociones de mayoreo. En promedio, el costo de una copa certificada varía de entre los 500 y 700 pesos, pero las copias pueden costar desde los 80 o 100 pesos hasta los 350 pesos.
“Luego te prometen dos por uno o envíos gratis con otras cosas, con otros accesorios, y el precio sigue siendo bajo. Entonces, teniendo más o menos esas referencias puedes ir checando que la copa que tienes o que vas viendo en Internet pues no es del todo segura”, dice la vocera de ProFemme, una de las tres marcas de copas menstruales certificadas en México.
Copas menstruales necesitan material de grado médico
Según la normativa mexicana, las copas menstruales están catalogadas como un dispositivo médico de clase II, los cuales se definen como aquellos que se introducen al cuerpo permaneciendo menos de 30 días.
“Precisamente por esa característica, que va a permanecer dentro del cuerpo, se tiene que garantizar que el material es de grado médico”, dice Sally.
En el caso de las copas de su marca, explica, se elaboran con elastómero, un termoplástico de grado médico que es lo que se utiliza comúnmente en los sectores médico farmacéuticos porque se puede esterilizar, estar en contacto con la sangre y permanecer dentro del cuerpo.
Si una copa está elaborada con plástico de muy mala calidad, además de generar alergias, irritaciones o cambiar el PH vaginal, también puede no resistir la temperatura para ser esterilizada y se puede derretir cuando se pone a hervir de tres a cinco minutos.
“También puede pasar que, por ejemplo, puede tener bordes como filosos o puede tener estos plásticos que se le conocen como rebabas y esto también puede lastimarnos, puede generar algunas pequeñas heridas y no es seguro usarla”, agrega Sally.
En México, el organismo encargado de certificar que una copa menstrual cumpla con buenas prácticas de fabricación en establecimientos dedicados a la fabricación de dispositivos médicos es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Además de verificar que puedan ser usadas, esta certificación también garantiza que puedan estar a la venta en establecimientos físicos como en farmacias y en supermercados, además de a través de internet.
“Por ejemplo, si tú vas a un establecimiento y te encuentras un empaque una copa que tiene un registro sanitario, pues para fijarte de que sea confiable también puedes revisar que tenga la información completa, que tenga conocimiento de quién la fabrica, de quién la distribuye, de dónde viene el material, los datos de contacto.
“Si ya nos vamos como a los sitios de contacto de la copa, que cuenten con toda la información en regla, que sea fácil de contactar, que contesten tus dudas, que básicamente las consumidoras se queden con estas dudas”, agrega Sally