El Océano Pacífico está sumamente contaminado por el plástico y para muchos los lugares como la Antártida se libraban de los estragos a causa de la contaminación y el abuso que el hombre tiene sobre el planeta.
Sin embargo, un nuevo estudio llegó para “callar la boca” de quienes creen que los problemas como las consecuencias del cambio climático y la contaminación son simples “exageraciones” de los activistas radicales.
La investigación elaborada por la Universidad de Hull y los datos dados a conocer por la British Antartic Survey determinaron que los niveles de microplásticos en la zona son cinco veces mayores que lo estimado (y esperado).
Los microplásticos son partículas minúsculas que miden menos de 5 milímetros de diámetro, que se encuentran en los artículos de higiene y cuidado personal, tales como el champú y la pasta de dientes. A su vez, provienen de las fibras de la ropa o de los pedazos de plástico que se descomponen cuando llegan a parar –y contaminar– las aguas del mundo.
Los expertos que realizaron este estudio que fue publicado en la revista científica Science of the Total Environment, encontraron plástico en el continente Antártico y en los océanos, cuyo tamaño es de casi 8 millones 500 mil millas cuadradas (lo que es igual al 5.4 por ciento de los océanos del planeta).
La bióloga Claire Waluda, quien es coautora de la investigación, indicó que “se ha monitoreado la presencia de grandes artículos de plástico en la Antártida durante más de 30 años y se sabe que esos artículos son piezas de plástico que pueden ser ingeridas por aves marinas o provocar que las focas se enreden en los sellos (…)”.
“Este estudio representa un excelente primer paso hacia el reconocimiento de la presencia de microplásticos en la Antártida y nos permite pedir un esfuerzo internacional para monitorear la situación mientras la problemática aún está en sus primeras etapas”, agrega Waluda. Esto a pesar de que la evidencia es cinco veces mayor y peor de lo que se esperaba.
La Antártida es uno de los ecosistemas más frágiles y de mayor influencia a nivel global para el equilibrio ambiental de la Tierra, así que proteger la Antártida y evitar que se altere o se destruya de forma irreparable este ecosistema también provocará que disminuyan las emisiones de gases que adelgazan la capa de ozono. Es decir, que no solamente se está cuidando y protegiendo a especies como las focas, también se estaría pensando en un futuro y en el cuidado del planeta.
Aunque parezca lejana y desolada, la Antártida es clave para la salud de los mares que la rodean, lo que influye en su biodiversidad y en la calidad de vida de muchas especies que no necesariamente habitan en esa zona, entre ellas la del ser humano.