Conoce la película que desafía las convenciones del Día de Muertos

El cineasta José Medina explora la temática de la muerte en su ópera prima Día de Muertos. La película sigue a Camila, una joven que enfrenta la pérdida de sus padres y su hijo, destacando la complejidad del duelo
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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A los ocho años, la percepción de la muerte llegó a la vida del cineasta José Medina a través de la pantalla grande. Su memoria se remonta a la proyección de la película Romeo y Julieta, dirigida por Baz Luhrmann. Específicamente, ese momento crucial en el que Julieta Capuleto ingiere veneno para unirse a su amor, comprendiendo que sin él, su existencia carecería de sentido.

Contemplar esa escena, observando cómo la vida abandonaba el cuerpo de Julieta, marcó un cambio fundamental para Medina. En ese instante, se hizo consciente de que, inevitablemente, él, al igual que sus padres, enfrentaría la muerte. Este conmovedor episodio desató reflexiones sobre la mortalidad que, con el transcurso del tiempo, evolucionaron y se convirtieron en la fuente de inspiración detrás de su ópera prima, Día de Muertos.

Protagonizada por Gabriela Montiel, quien da vida a Camila, la producción fue filmada en la Ciudad de México, en el pueblo de La Candelaria, Coyoacán, así como en Paso Doña Juana, Veracruz

“Me vinieron un montón de preguntas que no sabía cómo responderlas. Empezaban a torturarme y me generaban ansiedad y frustración, porque no podía hacer nada al respecto. El camino me fue llevando a poder escribir, y desahogarme de alguna manera. Al final, comprender que necesito aprender a vivir la vida.

“Si en su momento me generó una tortura, el día de hoy la muerte me ha enseñado a vivir plenamente”, destaca el cineasta mexicano, quien recupera esta escena de su infancia para poder hablar de su opera prima Día de Muertos, que tuvo su estreno nacional en Veracruz.

Entre las flores de cempasúchil, papel picado, el olor a incienso que convoca la reunión de las familias para celebrar su reencuentro con sus seres queridos que han partido, se encuentra Camila, una joven, cuyo duelo se mantiene presente durante la temporada de Día de Muertos, primero por la muerte de sus padres ocurrida meses atrás, y posteriormente con la muerte de su hijo debido a un sismo.

Mientras las tradiciones nacionales adornan las calles, la sociedad no hace justicia a la impotencia y al dolor que siente Camila, quien se aísla para tratar su duelo.

Para Medina, era importante hacerse preguntas como qué pasa después de la muerte, esa “gloriosa muerte que así como es venerada, glorificada e incluso festejada, también es temida.

“A pesar de que es una festividad que me encanta y amo, me fascina su folclor y su belleza, siento que, de pronto, es necesario hablar del otro lado de la moneda, la representación de lo que es realmente la muerte: un duelo. Por eso decidimos contar esta historia en donde hablamos desde el lado del dolor. A veces, por querer mantener esta festividad intacta hacemos de lado lo que realmente nos está pasando, que es el dolor de perder a un familiar”, explica el cineasta.

Este largometraje permite reflexionar desde distintas ópticas y trincheras la perspectiva de la muerte. Para José Medina era indispensable no colocar máscaras para esta festividad.

“La tradición del Día de Muertos en México tiene que ver con una no aceptación de la pérdida de un ser querido. Este hecho de que regresen a casa, dejarles comida es el hecho de no aceptar que no los volveremos a ver”, apunta.

En la festividad del Día de Muertos, la película lleva al espectador a las profundidades del duelo a través de la historia de Camila. En su viaje hacia la comprensión del dolor, la vulnerabilidad y la aceptación de la pérdida, descubre su propia mortalidad.

La trama se adentra en una complejidad aún mayor al explorar cómo la ansiedad se ha convertido en la narradora de los días, junto con la depresión, configurando lo que el cineasta considera la enfermedad del siglo XXI.

“La ansiedad se vuelve el autor de nuestros días, igual que la depresión. Sufrimos de ansiedad porque estamos en un momento histórico en donde la vida es demasiado rápida, estamos cuidándonos de todo, la violencia, la falta de dinero, el temor a que nos corran del trabajo, a que pase algo. Tenemos que cuidarnos de las bacterias, virus, desastres naturales, cosas que pueden atentar contra nuestra vida, integridad y cotidianidad”, profundiza Medina.

El contexto de la pandemia de COVID-19 se convierte en un punto focal, recordándonos cuántas personas han enfrentado pérdidas sin tener la oportunidad de despedirse. La película refleja el dolor, el sufrimiento y la tensión que persisten, destacando que el miedo sigue presente.

La producción llegará a partir del 28 de octubre a Xalapa, Ciudad de México, Puebla, Aguascalientes y Colima, entre otros puntos del país

El desarrollo de un personaje

La creación del personaje de Camila, quien pierde a su hijo durante un sismo y a sus padres, añade una capa de complejidad. La pérdida de un hijo se presenta como un dolor incomparable, y la película busca explorar cómo esta tragedia redefine completamente la vida de Camila.

“Aunque es una mujer que ama a sus padres, la tradición y seguir con el legado de un trabajo familiar de crear las máscaras, también le entusiasma y le hace muy feliz tener esta oportunidad de formar su propia familia, el tener su bebé, que pronto se va a juntar con su galán para formar una familia en donde puede crecer su propia tradición. El momento de la pérdida de todo en un instante hace que su vida cambie completamente

“Por eso es que decidimos hacer la historia por ese lado, para poder mostrar esta ausencia total. Parece una ficción, pero en realidad es algo que pasa día con día”, añade.

La historia destaca la realidad de pérdidas similares que ocurren diariamente, haciendo hincapié en la necesidad de abordar estas experiencias y reconocer el dolor que conllevan.

La película Día de Muertos busca ser una obra reflexiva, ofreciendo un espacio para el diálogo sobre las experiencias humanas. Medina aboga por apreciar los pequeños momentos y encontrar la felicidad en medio de la complejidad de la existencia.

“Quisimos hacer un discurso de que se vale sentir dolor. Frida Kahlo lo dice en sus textos ‘empezamos a morir el día que nacemos’ y creo que eso lo tenemos todos muy claro. Lo único que nos lleva a poder sobrellevarlo es entender la vida, disfrutar el día a día, cada pequeño momento como comer, el viajar, leer un libro, darle un beso a tu pareja, un abrazo, dar un consejo a tu hijo, todas estas cosas pequeñas y grandes detalles de la vida, no minimizarlos, sino magnificarlos”, concluye el director.

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