Un tango debe ser pasional y por ello, muchas veces, rompe los límites temporales, del tempo, desenfrenado y rebelde. Así trata de extender las posibilidades musicales. Violines, piano y bandoneón, juntos, creando tesituras y formas armónicas rasposas, con mucha textura y, a la vez, melodías más suaves y dulces, pero siempre con arrebato, una peculiaridad del género, que rara vez se encuentra en otro estilo musical.
Como una combinación de lo rítmico e incisivo, puede definir la bandoneonista mexicana Clara Stern al tango, género que la ha acompañado desde los cuatro años y con el que encontró la mejor forma de expresarse a través de su instrumento.
“El tango, si se queda en lo melocito, no es tango. Es como cuando te encuentras muy tranquilo en el mar y, de pronto, te revuelcan las olas y terminas hecha pomada en la arena. Tiene muchos contrastes emocionales, una amplia gama expresiva y emotiva, eso me encanta porque es lo que más me llamó a mí, era algo que yo no podía expresar en otros instrumentos y que el bandoneón y el tango sí me permiten hacer y canalizar todas mis emociones”, comenta Clara Stern a Reporte Índigo.
Antes de que el bandoneón se volviera su compañero de vida, Clara estuvo durante mucho tiempo indecisa sobre su profesión. Siempre ha estado inmersa en el mundo del arte, pues tomó clases de artes plásticas con Perla Krauze; además de flamenco, de fotografía y de bandoneón, a los 16 años, con el bandoneonista César Olguín. Finalmente decidió entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México para estudiar Letras Inglesas y después traducción, para posteriormente dedicarse a la edición y traducción, profesión que sigue ejerciendo junto a la música.
El haber vivido en Buenos Aires, su paso por la Orquesta Mexicana de Tango y sus clases con el músico Ignacio Varchausky, le permitió crear una relación profunda con su bandoneón, no obstante, ella comenta que el conocimiento nunca se acaba. Incluso ahora, con el confinamiento ha podido experimentar más capacidades sonoras. Además, aprovechó para abrir un canal de YouTube y participar en varios conciertos vía streaming, incluso, a dar clases a un niño.
“La música es como un túnel infinito, tú crees que ves la luz, no creo que un día voy a llegar, sino que, entre más avanzo más aristas descubro. Yo tengo mucho que aprender, yo no hago arreglos, nunca he compuesto un tango, me gustaría armar una orquesta en México, pero siento que me falta un montón para emprender todo lo que me gustaría”, platica.
TANGO EN MÉXICO
Su estancia en Buenos Aires le permitió conocer el esfuerzo de músico para crear el Instituto Nacional de Tango y la Federación de Trabajadores del Tango, los cuales buscan apoyar la generación de empleos; no obstante es México, es aún más difícil tener un trabajo como músico de tango, pues no es un género que se escuche cotidianamente. Hay muy pocos espacios donde se puede disfrutar, como el Festival de Tango de Casa del Lago, que aún sigue batallado para seguir vivo.
“Otra cosa que yo veo difícil es que en México no está la cultura del músico milonguero, no se acostumbra a tener música en vivo en las milongas, no existe la infraestructura para hacerlos, ni existe el interés, no hay un sistema que permita que haya músicos y que sean remunerados, también el tango de concierto, que a mí me interesa muchísimo que la gente escuche. Por otro lado, hay todo por hacer, no es que la sociedad ya está saturada de tango y nadie te vaya a escuchar, hay todo un mundo para hacerlo”, reitera.
Como ventajas, resalta que en México se haya logrado realizar el primer concurso de composición Bajío Tango, así como la labor de varios músicos que siguen difundiendo esta música como la violinista Perla Flores en Zacatecas y el pianista Ulises Avendaño, en Querétaro.
SER MUJER BANDONEONISTA PARA CLARA STERN
Durante este recorrido, Clara Stern ha ido descubriendo a más mujeres bandoneonistas, incluso, comparte, que está en un grupo de Facebook en el cual hay, aproximadamente, 70 músicas de distintas latitudes, esto indica que poco a poco se han ido abriendo paso. Sin embargo, declara, tiene una relación amor-odio con el feminismo porque puede “jugar al revés”, por ejemplo, en Buenos Aires se aprobó la Ley de Cupo, que exige que en todo evento cultural tiene que haber 30 por ciento de mujeres.
“Hubo muchísima discusión, pues piensas que sólo te invitan por tu género y no por cómo tocas. También está esto de la presencia escénica, ‘¿quieres una mujer o quieres un bandoneonista?, ¿me estás invitando porque me pongo escote o porque toco bien?’ y luego no falta el que te pide mostrar tu sensualidad femenina. Soy mujer y tengo mi sensualidad y la llevo conmigo. Entonces, híjole, es una dimensión de complejidad existencial que los hombres no tienen, de eso sí estoy convencida”, enuncia.
A pesar de que sí ve que existe una desigualdad histórica, reconoce que también le interesa puramente el mérito musical, además, de enfatizar que no por el hecho de ser mujer se tenga un lugar, pues tampoco quiere ser desagradecida porque ha tenido oportunidad de estar en distintas orquestas sin ningún problema por ser mujer, ni ha padecido alguna desigualdad.
“La verdad me siento muy privilegiada de que me ha ido bien, que la gente me ha respetado, pero no te voy a decir que todo es miel sobre hojuelas, sí me ha pasado onda ‘¿por qué no vienes a tocar con una faldita?’, ese tipo de comentarios. Pasas por ellos y muchas veces te los terminas tragando y, pues, es raro, por decir lo menos”, manifiesta.
Para Clara se trata de que, en general, se te reconozca por ser buen músico. Recuerda la frase de un amigo que decía: “la prueba siempre está en el escenario”, y para ello, se tiene que estudiar, no descuidar el crecimiento musical, aunque el camino se vea complicado.
“Tristemente sí puede llegar a ser un peso, pero vale la pena luchar, si la primera vez que me dijeron ‘vente a tocar con la faldita’, hubiera votado el bandoneón, habría sido una pena. Eso es lo que tenemos que hacer, no pelearte, porque te coartas tú misma la carrera, no es fácil este equilibrio, es poner límites, pero sin que te excluyan, eso es lo que hay que hacer como mujer, tener esa capacidad de defenderse sin ser violenta porque entonces te quedas sin oportunidades. Es complejo…”, finaliza Clara Stern.