Conoce el sonido que atraviesa fronteras de Lawrence Abu Hamdan

Lawrence Abu Hamdan considera que el arte y la política son indivisibles y así lo muestra en su exposición Crímenes Transfronterizos, que está en el MUAC. Al artista le gusta averiguar qué es lo que el sonido tiene que decir
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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El ruido puede ser molesto, insidioso, una mezcla de resonancias que nos persigue en todo momento; sin embargo, para algunos no es una sonoridad displacentera, sino una herramienta artística, una forma de conectar a través de los sentidos con la realidad que nos atraviesa a todos y mediante ello entender un poco más el mundo. Para el artista jordano Lawrence Abu Hamdan el ruido es eso y con su exposición Crímenes Transfronterizos invita a sentirlo desde otra perspectiva.

En contraposición con los Private eye, esa figura detectivesca de las novelas de misterio, Lawrence se define como un “Oído privado”, un investigador del sonido que explora el mundo a través de lo que se escucha. “Lo que hasta el momento ha quedado sin decir en las investigaciones de fuentes abiertas, que es la pista sonora” ese es su trabajo, su obra parte de la investigación y abre las puertas a experiencias cuya particularidad necesita al arte para ser comprendido de forma plena.

“Se ha hecho mucho trabajo con fotografía satelital, fotometría, mirando nubes y sombras, pero la mayoría de las veces la pista sonora que contiene información, que tiene la mitad de la historia por lo menos, no es explorada. Mi trabajo es averiguar qué es lo que el sonido nos dice en una situación o evento”
Lawrence Abu HamdanArtista

La muestra, que se presenta en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), consta de tres instalaciones de video y una impresión de vinil, todas ellas construidas desde esas historias que las imágenes no cuentan y para las cuáles el sonido es fundamental.

“A veces no podemos ver lo que pasa en un evento, tenemos que apoyarnos de la escucha […]; entonces, el sonido nos deja ver cosas que de otra manera no podríamos. Nuestro mundo está gobernado por una lógica ocular, las maneras en las que imaginamos el espacio, las divisiones, los muros, los límites, están todas concebidas en un sentido visual, pero rápidamente el sonido se burla de estás divisiones, excede estos límites, es difícil de contener y no puede ser contenido tan pulcramente como los límites de la vista. El sonido es una provocación. Una forma de resistir esas fuerzas opresivas”, considera Abu Hamdan.

En su obra “Fonemas en conflicto” (“Conflicted Phonemes”) podemos encontrar un ejemplo visual de cómo el sonido cuenta las historias. La obra es una impresión de vinil azul, con columnas de símbolos por doquier, íconos que bien podrían confundirse con indicaciones en un circuito y que impactaron la vida de migrantes somalíes. La pieza refleja la experiencia de los refugiados cuya solicitud de asilo fue rechazada, en lo que el artista denomina “una lógica visual”, por el acento con el que hablaban. Ahí el sonido se volvió tanto verdugo como protagonista.

El sonido rebelde

Crímenes Transfronterizos invita a pensar como el sonido, elemento rebelde según la concepción del artista, que deja a las fronteras obsoletas. La obra principal “Paralelo 45” (“45th Parallel”) se enfoca en cómo las líneas divisorias de un país son tan absurdas como letales, para ello ofrece cinco monólogos contados desde un lugar donde las fronteras pierden su significado y acerca de sitios donde su realidad se torna mortífera.

La Haskell Free Library and Opera House, una librería que borra la línea entre Estados Unidos y Canadá, sirve como escenario para que Mahdi Fleifel cuente la historia de un asesinato en la frontera mexico-estadounidense y las contradicciones que el caso destapó.

El trabajo de Lawrence es político, emerge de una realidad en conflicto y busca una experiencia sensorial; sin embargo, para él no son dos elementos distintos.

“No existe lo político y lo sensorial, simplemente los sentidos están politizados. La manera en que sentimos el mundo es la forma en la que entendemos el tejido político. Entonces, de alguna manera, intervenir en lo sensible es ya un gesto político. Experimentar en la manera en la que oímos, escuchamos y nos sensibilizamos a las historias es un acto profundamente político, uno que resiste las formas en las que las historias son mediadas en las noticias, en los tribunales; es otro espacio en el tiempo en la que nos sensibilizamos a estos asuntos”, dice.

Que su obra nazca de temas políticos no convierte su trabajo en un reportaje para ser consumido en un canal de noticias; no. Si bien los temas que aborda su obra son tratados en noticiarios y periódicos, la investigación que realizó para “Diario de un cielo” (“The Diary of a Sky”) llegó a muchos de ellos, la cualidad artística que envuelve lo sensible del trabajo de Lawrence busca dejar a los visitantes de la exposición con una experiencia personal.

“Cuando vienes aquí no solo verás. Puedes leer en las noticias la investigación que produje, puedes leer acerca de todos los aviones que vienen al Líbano desde Israel, puedes leer eso en artículos […], pero venir al museo, ver la pieza sobre tu cabeza, sentir ese sonido, escuchar a la gente con el aire tronando pero también niños jugando en el fondo, a la gente tanto escuchando el sonido de los aviones como ignorandolos […] esto es algo de lo que tendrán  mejor idea cuando vengan a la exhibición. Lo sentirán”, opina el artista.

La obra de Lawrence, que se ha expuesto en Europa y Estados Unidos, se encuentra en museos como el MoMA, el Guggenheim, el Van AbbeMuseum y el Tate Modern

Esa promesa de sentir la exposición, de formar parte de un mundo que es a la vez ajeno y propio al mismo tiempo, toma como punto de partida una cercanía con los temas de la obra. No es solo en “Paralelo 45”, su pieza más cercana al contexto mexicano, donde Lawrence encuentra la proximidad con su posible público, es también en la posibilidad de que quienes se acerquen a esta exposición desde el sur global sabrán “porque necesitamos que el arte responda políticamente y porque el arte debería de estar políticamente involucrado”.

La exposición se encuentra abierta a partir del 2 de septiembre y estará hasta el 17 de marzo del próximo año. En ella se exhiben piezas que buscan llevar lo sensorial, lo auditivo, a una arena política, una en la que el artista espera que experimenten una verdadera ambivalencia.

“Quiero que entiendan todo con lo que estoy tratando en su multiplicidad, quiero que entiendan la frontera como algo tan absurdo como letal, quiero que entiendan que esos jets sobre nuestras cabezas en el Líbano son tan hostiles como ignorables, quiero que entiendan que el mundo está tan dividido como conectado”, finaliza.

Toma nota

Las obras presentadas en Crímenes Transfronterizos son:

  • “Paralelo 45” (“45th Parallel”)
  • “Fonemas en conflicto” (“Conflicted Phonemes”)
  • “Diario de un cielo” (“The Diary of a Sky”)
  • “Muros desmontados” (“Walled Unwalled”)
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