En el corazón de Oaxaca, donde las palabras bailan al ritmo de la cultura y la resistencia, Freddy Aguilar, el bibliotecario, se erige como un guardián de la luz en medio de la oscuridad que plaga nuestro mundo. En este plano de incertidumbre y desafíos, su voz resuena, tejiendo un tapiz de conciencia en medio de la violencia, la guerra y las injusticias que asolan nuestras vidas.
Como un trovador moderno, este defensor de la palabra escrita no se conforma con celebrar la maravilla de los libros como fetiches encerrados en sacralidad arcaica. Más bien, nos invita a mirar más allá de las páginas y adentrarnos en el poder transformador de la lectura, no como un fin en sí mismo, sino como un medio para comprender y cambiar nuestro mundo.
“Nos enfrentamos a un entorno de violencia, guerra, drogadicción, misoginia, feminicidio, racismo, tráfico de armas, impunidad, injusticia, diáspora y genocidio de pueblos latinoamericanos, rohingyas, palestinos, armenios, xenofobia, trata de personas, desastre ecológico. Cientos de niños y familias atrapados en Gaza nos necesitan. La incertidumbre es pan de todos los días.
“¿Qué pueden hacer los libros a este respecto? Los libros no hacen mejores personas. Los libros no van a hacer nada por nosotros, nos corresponde a nosotros actuar tomando en cuenta lo que los libros nos dicen, y también “leyendo” nuestro mundo. No voy a hablar de la maravilla que significan los libros. Todos en este recinto tienen una idea al respecto y eso nos une en este tiempo y espacio”, explicó Aguilar al recibir el Reconocimiento FILO a la Trayectoria al bibliotecario.
Poetas, bibliotecarios y gestores le dedicaron unas palabras a Freddy Aguilar, como Nancy Moreno, quien destaca que su amor por sus libros ya han creado frutos en las nuevas generaciones.
📹: @KarinaRCorona pic.twitter.com/PwuMQ8kmtr— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) October 21, 2023
Recuerda que estos volúmenes encuadernados son faros que iluminan el conocimiento acumulado a lo largo del tiempo y el espacio. En las estanterías de su biblioteca, encontramos la huella de autores que, con sus estudios y reflexiones, nos legan una riqueza de experiencias que nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y al mundo que habitamos.
Pero leer no es suficiente. Aquí es donde entran en juego las escuelas, las familias, las librerías, las ferias del libro y, por supuesto, las bibliotecas. Estos lugares no son solo depósitos de libros, sino santuarios de solidaridad, acompañamiento y empatía. En cada página leída, en cada historia compartida, se construye un puente hacia la comprensión mutua y la acción consciente.
“Los libros no son un fetiche encerrado en su arcaica sacralidad, son todavía el más importante soporte físico del conocimiento acumulado a través del tiempo y las geografías. En ellos encontramos los resultados del estudio y la reflexión de sus autores, que nos dejan esa suma de experiencia que nos ayuda a entender y actuar, ayudan a entendernos a nosotros mismos, en nuestro mundo, que trata de entender qué clase de criaturas somos”, apuntó durante su discurso.
En el escenario de esta feria anual, donde niños, jóvenes y adultos convergen en un festín literario, el equipo de la biblioteca se convierte en arquitecto de sueños y cultivador de mentes inquietas. Su compromiso y convicción son palpables, una promesa de que lo que están haciendo, con cada actividad, presentación y oferta de libros, dará sus frutos.