La madrugada del 21 de febrero de 1978 apareció en una esquina del Centro Histórico de la Ciudad de México el monolito de Coyolxauhqui, la diosa lunar mexica. Una cuadrilla de trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) realizaba labores de cableado subterráneo para la zona cuando se toparon con esta piedra de aproximadamente tres metros de diámetro y ocho toneladas de peso, en seguida arqueólogos del INAH se dieron a la tarea de identificarla, un hallazgo que marcó un antes y un después en el estudio de la cultura mexica y de la arqueología en general, pues fue a partir de ahí que los vestigios del recinto sagrado de la antigua Tenochtitlan comenzaron a resurgir.
Para conmemorar los 45 años de este evento, el Museo del Templo Mayor inaugurará mañana la exposición Coyolxauhqui. El astro, la diosa y el hallazgo, que ofrecerá un acercamiento a la concepción de la Luna, lo oscuro y lo femenino en la cultura mexica, así como una revisión del mito que rodea a esta deidad; además de recordar su hallazgo justo al pie de la escalinata que conducía al Templo Mayor, como una representación del momento en que, según el mito, cae desmembrada desde la cima del Coatepec, tras ser vencida por su hermano Huitzilopochtli.
La muestra, que abrirá al público del 22 de febrero al 4 de junio de 2023, incluirá 158 piezas, la mayoría provenientes del Museo del Templo Mayor, además de algunas del Museo Nacional de Antropología y del acervo de la dirección de Antropología Física del INAH, según Patricia Ledesma, directora del recinto.
Exposición temporal: Coyolxauhqui, El astro, la diosa y el hallazgo.
Martes 21 febrero 2023 | 18 h | Museo Templo Mayor #CDMX pic.twitter.com/g7WCmgaBSl— Página Zero (@PaginaZeroMx) February 16, 2023
Piezas de oro e infantes ataviados
Curada por Ledesma y el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien lideró los trabajos de exploración en el área desde el hallazgo de dicho monolito, la muestra sacará a la luz por primera vez piezas de oro que habrían formado parte de los atavíos de la diosa decapitada, así como los restos óseos de un niño que fue ataviado como Huitzilopochtli. Elementos extraordinarios que han sido encontrados recientemente en las excavaciones del Proyecto Templo Mayor, actualmente dirigido por el arqueólogo Leonardo López Luján.
“Leonardo generosamente nos prestó un par de piezas de oro que son los aretes de ella y los cascabeles que se encontraron en una ofrenda muy bonita”, comenta Ledesma en entrevista con Reporte Índigo.
También serán parte de la propuesta museográfica una colección de ofrendas que se encontraron junto a la escultura en 1978, objetos que pocas veces se exhiben juntos.
Aunque es la protagonista de esta muestra que estará en el vestíbulo para exposiciones temporales, la escultura permanecerá en su lugar por la complejidad que implica moverla; lo que sí se podrá ver es una reproducción a escala con sus colores originales, una paleta de colores que incluye el ocre, azul, blanco, rojo y negro.
Se realizó un estudio detallado y no invasivo para conocer la paleta cromática del relieve de Coyolxauhqui: rojo (hematita), ocre (goetita), blanco (calcita), negro de humo y azul maya, resultado de la combinación de las hojas de añil y paligorskita.#Coyolxauhqui45 pic.twitter.com/5Jz7kMJl9r
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Conocer la policromía de la escultura se ha logrado gracias a los trabajos del arqueólogo Fernando Carrizosa, la historiadora del arte Lourdes Cué y la bióloga Norma Valentín, quienes apoyados de microscopios especializados lograron identificar pigmentos en los pequeños orificios de la piedra. “Eso nos cambió la perspectiva de cómo era ella”, relata Ledesma, quien asegura que la conservación y monitoreo del monolito es una de las prioridades del Museo, pues es su “centro de gravedad”.
“Requiere muchos cuidados en cuanto a conservación, el equipo de restauración la atiende, no solo a ella, a todas las piezas las tiene constantemente monitoreadas, se le hace dos limpiezas intensivas al año, igual que a Tlaltecuhtli”, asegura
Para recordar el descubrimiento de 1978 se exhibirá una colección de fotografías históricas que darán cuenta de los primeros momentos de la diosa desenterrada, así como de los trabajos de exploración que Matos Moctezuma emprendió alrededor de ella.
El mito de la muerte y la renovación
El mito de esta deidad femenina y la lucha con su hermano se explicarán mediante maquetas, cápsulas explicativas, así como la exhibición de los restos del infante ataviado como el dios mexica de la guerra y el Sol, y los artefactos que lo acompañaban. Para los mexicas, explica la arqueóloga, era como si el dios hubiera tomado posesión del cuerpo de este niño.
“Eso también es un hallazgo único, pues imágenes de Huitzilopochtli se cuentan con los dedos de las manos, nada más hay dos y una está en duda”, destaca.
Según el mito mexica, Coyolxauhqui y sus hermanos intentaron matar a su madre, Coatlicue, cuando estaba embarazada de Huitzilopochtli por considerarlo deshonroso; en venganza, el dios de la guerra la decapitó, desmembró y la arrojó desde la cima de la montaña mítica llamada Coatepec. Una escena que se materializó cuando localizaron el gran monolito de la diosa de la Luna al pie de la escalinata del Templo Mayor, cinco siglos después de la caída de Tenochtitlan.
#Coyolxauhqui45
Los mexicas recrearon el mito de Nacimiento de Huitzilopochtli en el Templo Mayor de Tenochtitlan, y la diosa lunar Coyolxauhqui, se muestra caída a los pies de la escalinata que conduce a la capilla dedicada a su hermano vencedor, …(hilo) pic.twitter.com/EMkbRcAVlB— MuseodelTemploMayor (@MusTemploMayor) February 15, 2023
En esta muestra, comenta Ledesma, la revisión de este mito mesoamericano busca centrarse no en la muerte de ella, sino en la renovación y en el nacimiento de una nueva era solar. “El mito de Coyolxauhqui y Huitzilopochtli se inserta en esa concepción mesoamericana de los ciclos, donde tiene que morir alguien para que alguien más pueda nacer; si Coyolxauhqui hubiera ganado en esa batalla, nosotros no estaríamos aquí porque somos hijos del Sol, pues, por más que a los poetas les gustaría ser hijos de la Luna, la verdad es que los seres humanos vivimos gracias al calor del Sol; los mexicas, dentro de esta cosmovisión mesoamericana, entendían claramente eso y buscaron explicar qué había antes de este tiempo”, plantea.
El mito de Coyolxauhqui y Huitzilopochtli, los mitos lunares en otras culturas, las exploraciones en Templo Mayor y sus alrededores son algunos de los temas que se abordarán en un ciclo de conferencias que acompañará a esta exposición. La ponencia inaugural tendrá lugar el 25 de febrero y estará a cargo del arqueólogo Raúl Barrera, quien hablará del Templo Mayor como escenario del mito de la diosa lunar. El ciclo se extenderá hasta el 29 de julio y se realizará todos los sábados, a las 10:00 horas.
La exposición
Coyolxauhqui. El astro, la diosa y el hallazgo se podrá visitar del 22 de febrero al 4 de junio de este año
Incluirá 158 piezas de las colecciones del Museo del Templo Mayor, del Museo Nacional de Antropología y del acervo de la dirección de Antropología Física del INAH
Se podrán ver piezas nunca antes vistas, como artefactos de oro, así como los restos óseos de un niño que fue ataviado como Huitzilopochtli
Se realizará un ciclo de conferencias que inicia el 25 de febrero, a las 10:00 horas; la ponencia inaugural estará a cargo del arqueólogo Raúl Barrera
Es el centro de gravedad del Museo
Con un diámetro de tres metros y un peso de ocho toneladas, el monolito de la diosa lunar permanece en una de las salas del Museo del Templo Mayor, lugar de donde no se ha movido desde la construcción del recinto, hace 35 años.
“El propio museo está diseñado para soportar el peso de la escultura, si se llega a quitar el museo se desbalancea y la complejidad logística de un movimiento de ella sería prácticamente imposible, entonces, no, por más que me lo pidan todos los museos del mundo, de aquí no sale”, dice Patricia Ledesma, directora del recinto.