Conmemoran el 50 aniversario de “Memorias de los Andes”

Alvaro Magnino, uno de los supervivientes de una de las más grandes tragedias de los Andes, presenta en México el libro de su amigo Luis “Coche” Inciarte acerca del accidente del que los dos pudieron sobrevivir
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
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En 1972 el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya chocó en la cordillera de los Andes. Mientras cruzaba las montañas bajo una fuerte neblina el avión se estrelló contra una ladera, lo que provocó la muerte instantánea de siete de sus 45 pasajeros. Lo que siguió se ha considerado tanto tragedia como milagro: la historia de supervivencia de 16 personas.

Desde que se supo del evento tinta y película han corrido buscando contar la historia, pero nadie lo había hecho como José Luis “Coche” Inciarte, quien narra de primera voz los eventos de los Andes así como las lecciones que dejó para su vida. Su libro Memorias de los Andes fue publicado originalmente en 2017 y se reedita para conmemorar el 50 aniversario de la supervivencia en la cordillera.

Publicado originalmente en Uruguay hace ya seis años, las memorias de “Coche” no son solo un recuento de los inimaginables martirios que tuvieron que atravesar para continuar con vida, es también una exploración a los eventos que marcaron su vida antes de la cordillera y cómo el espíritu humano es transformado en la adversidad. 

El empresario mexicano Vinicio López Terrones, editor del libro en México, empezó a interesarse en la historia cuando a los 10 años de edad leyó el primer libro publicado sobre el tema. Para él y para Álvaro la historia de valores y determinación de los sobrevivientes merece ser contada para homenajear la vida.

Para esta edición, trabajada por el mexicano Vinicio López Terrones, se cuenta con una presentación donde Fernando “Nando” Parrado —otro de los sobrevivientes y uno de los dos primeros en hacer contacto para el rescate— agradece al escritor y fija su mira en toda la vida que les esperó al escapar de las gélidas montañas. Para su lanzamiento en México, Memorias de los Andes cuenta con la presencia de Álvaro Magnino, quien también vivió los eventos y fue gran amigo del autor.

La vida en las alturas

Las dificultades que superaron para mantenerse con vida resultan inconcebibles. El dolor de perder a sus amigos en un choque, de escuchar la suspensión de su búsqueda, la pulcritud cegante de la nieve y el frío de la montaña fueron obstáculos que sortearon con unidad, la única manera en la que pudieron sobrevivir.

“Lo más difícil fue ir creando la sociedad de la nieve que fue muy importante para poder salir. Pasamos momentos muy difíciles, como el accidente o la avalancha que nos pegaron muy fuerte y nos hicieron sentir abandonados y perdidos en el mundo, pero de alguna manera fuimos generando esa riqueza que tuvimos entre nosotros para ir creando un gran equipo y eso fue lo que nos salvó”, declara Magnino.

En 1972, una vez que se reportó la desaparición del avión, la búsqueda del vuelo se suspendió tras solo ocho días de una infructuosa misión conducida por el gobierno chileno; la noticia la escucharon los sobrevivientes.

“Todas las noticias que fuimos recibiendo fueron horribles y malas, todas nos afectaron en un primer momento muy fuerte, pero tuvimos esa fortaleza en alma, mente y cuerpo durante esos 72 días que nos fue permitiendo creer que podíamos salir por nosotros mismos. Cuando nos abandonaron pensamos “estamos perdidos ¿Qué vamos a hacer?” pero en ese momento en vez de tirarnos, decidimos ir a buscar por nuestros propios medios la manera de salir de aquel lugar”, comenta Magnino.

Tras 72 días de soportar condiciones inhumanas de vida, la salvación llegó con dos helicópteros del ejército chileno, días antes Nando Parrado y Roberto Canessa habían partido en busca de ayuda. “Supimos temprano que los helicópteros vendrían, lo habíamos escuchado en la radio, y demoraron bastante en llegar, pero finalmente cuando llegaron fue la mejor sinfonía de nuestras vidas, la música más linda que escuchamos en esos 72 días en los Andes, sin duda”, recuerda Álvaro de su rescate.

El aprendizaje de la experiencia

Una vez rescatados la vida no regresó a lo que era. “Coche” en sus memorias del evento escribe que él tuvo varios momentos que cambiaron su existencia, la muerte de su padre lo obligó a convertirse en hombre y los eventos de la cordillera le demostraron la capacidad del humano, después de ello su vida fue otra. Algo similar debió ocurrirles a todos los sobrevivientes.

“Margarita, mi esposa, ya era mi novia en aquel momento y le contaba la dificultad que tuve para que yo me acercara de vuelta a ella de la manera normal en que nos llevábamos hasta ese momento. Extrañaba a mis amigos de la cordillera, nos juntábamos todos los días, tratábamos de encontrarnos; era como si nos faltara algo si no estábamos todos juntos. Pero después, poco a poco, vas evolucionando, te vas adaptando poco a poco a la vida y esta te envuelve hasta llevarte al lugar donde deberías”, comenta Álvaro de su proceso personal de rehabilitación.

“Mis amigos fueron los que me salvaron, yo colaboré con lo que pude, pero yo confié que íbamos a salir de ahí por el esfuerzo que estábamos haciendo todos juntos y creí realmente que yo iba volver a ver el calor del día”
Álvaro MagninoSobreviviente

En su libro Inciarte recuerda su infancia y su juventud, recorre las calles y los campos uruguayos en los que aprendió con su padre y jugó con sus amigos con la intención de mencionar que sin los valores que aprendió en esos momentos no hubiera podido sobrevivir. Para su amigo Álvaro fueron ideales genéricos como la solidaridad, el cariño y la unión las convicciones que los mantuvieron vivos.

Álvaro ahora imparte conferencias cuya meta es ayudar a las personas que lo acompañan a superar sus propias cordilleras. Su mensaje es sencillo y está fundamentado en su historia, sin importar qué tan difícil parezca siempre se puede.

“Lo que hicimos fue salir adelante y fortalecernos con ciertos valores y principios que para nosotros siempre han sido muy importantes. Siempre dijimos en todos estos años que lo más importante en la vida es ser feliz y lo fuimos, a pesar de todo lo que nos pasó, entendimos que para ser feliz en la vida es más importante dar que recibir”, señala Magnino.

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