Confesiones del regreso a clases de padres y alumnos
Aprende en Casa II ya lleva una semana desde que se comenzó a implementar en el sistema educativo mexicano, por lo que maestros, padres y alumnos comparten cómo ha sido su experiencia a la distancia de las aulas y sus compañeros, intentando cumplir con este nuevo ciclo escolar
Fernanda Muñoz y José Pablo EspíndolaEn el país, el nuevo ciclo escolar apenas está comenzando y tanto los alumnos como los padres y maestros han estado aprendiendo, en esta primer semana de clases, a comunicarse a través de llamadas y videos.
El programa de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aprendiendo en Casa II, ha llevado a que los profesores se planteen distintos métodos con el único objetivo de acompañar a los padres de familia y así enseñar lo mejor posible a los niños, niñas y jóvenes de preescolar, primaria y secundaria.
La licenciada Flor Sarahí Cortés Cervantes, por ejemplo, quien es docente de primero y segundo grado en el Jardín de Niños Emiliano Zapata, ubicado en Tezoyuca, Estado de México, estaba lista para comunicarse virtualmente con sus alumnos después de sus clases por televisión; sin embargo, la situación del municipio lo impidió.
Al analizar las encuestas hechas a los padres de familia antes de las clases, el Jardín de Niños se percató que en la mayoría de las casas no contaban con Internet, computadora ni impresora. Por ello, Flor Sarahí tuvo que modificar su plan y decidió, junto a la directora, que se comunicaría con sus alumnos por medio de llamadas y mensajes de texto.
Durante esta semana de clases, cada padre y madre le mandó a Flor Sarahí evidencias del trabajo de sus hijos a través de un video o una fotografía y, como respuesta, la profesora les contestó con un audio felicitándolos.
“Las evidencias que me están arrojando los padres de familia y las conversaciones con ellos me están diciendo que aunque son pocos los días que llevo, estoy haciendo bien mi trabajo y que los niños lo están disfrutando. Es bonito escuchar esa parte de los audios que ellos me mandan diciéndome ‘gracias, maestra, que tenga un bonito día’. Aunque no hayamos tenido contacto físico, el cariño de ellos se siente”, asegura Cortés Cervantes.
De ese modo, por videos y llamadas es que también la profesora Ana del Carmen Estudillo José se ha comunicado con los padres de sus estudiantes y con los alumnos de la Escuela Primaria Federal Carlos A. Carillo, ubicada en la localidad de Peñuela, municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz.
En esa escuela, la profesora Ana es directora; sin embargo, en este nuevo ciclo escolar se ha encargado de darle clases a un grupo de quinto, ya que la maestra se encuentra enferma.
Pero además de tener clases en la primaria Carlos A. Carrillo, la profesora Ana también está al frente de un grupo de quinto en la Escuela Primaria Federal Vespertina Melchor Ocampo, ubicada en la colonia El Carmen, en Córdoba, Veracruz.
Mientras que en la primera escuela la mayoría de los niños tiene más accesibilidad a una televisión abierta, en la segunda no es así, por lo que se comunican con ella por teléfono para despejar dudas respecto a sus cuadernillos físicos, los cuales se cambian cada semana.
En entrevista, la profesora comparte que para mejorar la interacción con sus alumnos y con los padres, ella decidió hacer videos en casa explicándoles las lecciones del diario, para reafirmar el conocimiento.
En sus videos se puede ver cómo la profesora utiliza objetos que los niños pueden tener cerca, como tortillas o un par de salchichas, para explicarles las fracciones, por ejemplo.
“Desde el domingo pasado me puse a hacer videos, mi esposo me ayudó porque él también es maestro de secundaria, es jefe de enseñanza. Me apoyó dándome tips y fui adaptando mi casa con un pizarrón para darles la bienvenida. Creo que todo ha salido con creatividad, pero sí me siento estresada porque paso más horas frente a la computadora que antes”, dice Estudillo José.
Pero a pesar del estrés que admite tener la profesora, califica la semana con un 10, pues también le genera mucha satisfacción lo que hace, haciendo videos y teniendo al menos algunos minutos de acercamiento con sus alumnos.
De no ver resultados, lo dejarán
Patricia Salazar Morales, mamá de Emiliano, asegura que el primer día de clases fue un desastre, ya que no encontraba los canales por donde su hijo vería las clases, dice que no estaban donde le habían dicho y menos en los horarios que le comentaron.
Emiliano, quien pasó al cuarto grado de primaria en la escuela República de Checoslovaquia, tuvo su primera reunión en Zoom con su maestra. Ella trató de explicarles todo. Había niños que estaban muy emocionados de poder verse aunque sea por medio de la computadora, tenían sentimientos encontrados entre ellos, a unos se les cortaba la voz, mientras que a otros se les salían las lágrimas.
“Emiliano estuvo durante una hora frente al televisor, ahorita es así, porque fue semana de acoplamiento. Ve un rato lo que está pasando en la tele y no están mandando los trabajos diario, además, como es una nueva maestra fue semana de evaluación para ver cómo estaban los chicos, necesita que estén a la par”, cuenta Patricia.
La señora Salazar Morales platica que las mamás del grupo de su hijo tienen un grupo de WhatsApp, donde pueden compartir cualquier duda que tengan; lo envían y la vocal se la comunica a la maestra.
“La maestra es muy rápida, revisa, califica y te manda comentarios debajo de la tarea sobre cómo va el niño, también cualquier cosa puedes comunicarte con ella en privado. Ha habido muchas dudas, pero ahorita lo único que nos dice es que esta semana tiene que hacerlo solo, para ver cómo está académicamente, porque no terminaron todos los temas el año anterior con lo de la pandemia”, explica Patricia.
Afortunadamente, en la casa de Emiliano cuentan con todos los recursos para apoyarlo, desde un espacio tranquilo para sus estudios, hasta con computadora, lo único que van a mejorar es el Internet, porque es muy lento para las necesidades que ahora tienen; sin embargo, conforme avance el ciclo, si Patricia no ve avance está considerando que su hijo abandone el ciclo escolar.
“He pensado que mejor tome un curso de inglés por un año, dependiendo de cómo estemos estas semanas, porque lo veo con cara de ‘¿qué onda?’, pero sé que es un proceso de adaptación”, dice.
Lo mismo ha pensado Karla Yesenia Martínez Ayala, quien es mamá de tres hijos: Mario de 15 años, quien ingresa este año al bachillerato; Yesenia de 12, quien entró a segundo de secundaria, y Valeria de 10 años, quien está en quinto de primaria.
“Sí ha pasado por mi mente sacarlos de la escuela, mi esposo y yo lo hemos platicado en momentos, si yo no los veo con la capacidad de seguir su ciclo escolar, en algún momento haría que repitieran el año, porque no los mandaría así a seguir otro nivel, sabemos que eso trae graves consecuencias más adelante”, confiesa Karla.
El lunes, reconoce la madre, ni Yesenia ni Valeria tomaron clases, ya que no encontraron los canales, así que les dijo “Hoy no toma clases nadie, mañana ya veremos”.
Además de una antena para que los canales del programa Aprende en Casa II sintonizaran en la televisión, tuvieron que comprar una laptop por la dinámica que iba a tener Yesenia con sus profesores.
Karla ha tenido que estar sentada al lado de sus hija, en especial de Valeria, quien va en la primeria y no pone nada de atención, ya que no le gusta cómo le explican, además de que son tres horas las que debe estar mirando el televisor.
La señora Martínez Ayala se encuentra buscando empleo, ya que perdió el suyo por culpa de la pandemia, por lo que ahorita les puede dedicar a sus hijos todo el tiempo, pero le preocupa qué pasara cuando entre a trabajar.
“Los cuidan sus abuelitos, pero ellos no se van a sentar tres horas con ellos a ver la televisión o a estar al pendiente viendo qué mandan y qué no. La verdad sí me preocupa, no sé qué haré ahora que entre a trabajar”, comenta Karla.
El tiempo de clases se va en pasar lista
Silvia Alejandra Durán Calderón y su hermana, quienes son mamás de una niña de primaria y un niño de preescolar, respectivamente, opinan que este modelo educativo “no va a funcionar”. Para ellas tendría más sentido la idea que tuvo el gobierno de dividir los grupos y que fueran por horarios y días a clases presenciales, porque al ser menos, con las ventanas abiertas, circula el aire y sería una mejor manera de estudiar y reducir contagios.
“Nunca hemos pensado en que pierdan el año, hacemos los ejercicios que nos dejan, vemos la televisión, sabemos que la mayor parte de la educación que están llevando ahorita los niños viene por lo que nosotros estamos sacando de Internet, revisando qué ejercicios se les puede poner a ellos.
Terminando las clases virtuales y por televisión, Durán Calderón explica que se mete a buscar en Internet qué hacer y qué no, en qué los puede ayudar, porque no los puede dejar a medias, así que revisa vocabulario, temas de matemáticas y de educación física.
“No es lo mismo un docente que se encargue de dar clases a un papá, sería bueno el tema de dividir a los alumnos y tener clases presenciales, por lo menos dos o tres veces a la semana”, opina.
La mayoría de las clases que han tenido tanto Valentina, hija de Alejandra, como su sobrino, de los 40 minutos que dura la videollamada, 25 o 30 los ocupan para pasar lista, y el resto del tiempo que queda lo ocupan los maestros para decir “les mando a los papitos la tarea para que la hagan por ustedes”.
De repente también ocurre que algunos niños prenden su audio y se escuchan los gritos de las mamás.
Valentina está cursando el primer grado de primaria en la escuela Turquía, ubicada en la alcaldía Gustavo A, Madero. Salió del preescolar sabiendo escribir algunas frases, sumando y restando, por lo que los contenidos de Aprende en Casa II le aburren, ya que ahí apenas están viendo letra por letra.
“En el kínder es lo mismo, es la televisión y videollamadas, pero ahí es más complicado, porque los niños son más chiquitos; entonces, no se quedan tranquilos, todo el tiempo están hablando y jugando, las mamás somos las que estamos poniendo más atención que ellos”, cuenta Silvia.
Como era un cambio de escuela, de preescolar a la primaria, Valentina estaba emocionada, tanto de conocer nuevos amigos como de la escuela nueva, entender que no irá presencialmente ha sido muy complicado para ella, por lo que diario le pregunta a su mamá que “¿cuándo irá a su escuela?”, respuesta que su madre no conoce.