“Tienes que comerte todo, sino no te vamos a dar refresco”, dice una chica morena con cabello encrespado y recogido, a dos niños que pasean sus verduras en un insípido caldo servido en un platón de plástico.
“Miren, yo ya me lo terminé, así que si no terminan el plato, no hay refresco para los dos”, añade un adolescente mayor que ejerce autoridad junto a la mujer. Ambos están sentados frente a los pequeños, haciendo el rol de papá y mamá.
Rocío y Alejandro –que tienen 13 y 18 años respectivamente– atravesaron Centroamérica desde su natal Honduras con la promesa de que en México podrían tener una mejor oportunidad de vida, pero al llegar aquí se toparon con un inmenso muro, no físicamente pero sí de aceptación por su condición de extranjeros inmigrantes.
Aunado a esto los hermanos cargan con la responsabilidad de dos infantes más pequeños, pues su madre fue encarcelada injustamente por las autoridades, siendo acusada de pertenecer a una banda delictiva y fue sentenciada a 10 años de prisión.
Así es como la vida de esta familia quedó retratada en “Al otro lado del muro” (2017), documental del español Pau Ortiz, quien encontró esta historia en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en 2013.
“Esta película habla de muros en muchos sentidos, habla del muro sobretodo el más importante, el que se crea entre ellos dos, entre los hermanos luego que su madre es encarcelada, pero también habla de la barrera que hay entre México y Centroamérica que no es bienvenida acá”, comenta Pau Ortiz en entrevista para Reporte Indigo.
Este testimonial se estrena en la gira de documentales Ambulante y tendrá la presencia de los hermanos en una función especial el domingo 26 de marzo, a las 19:00 horas, en la Cineteca Nacional.
La falta de oportunidad
El cineasta español encontró la historia de la madre de los cuatro hondureños a través de la organización Casa Cereza, que ayuda a mujeres dentro de las penitenciarías. Primero entrevistó a la mujer presa y así dio con los hijos de ella.
“Empezamos con una película coral, que eran muchos más personajes, pero ellos dos relucieron tanto que al final nos quedamos haciendo la película solo con esta familia”, explica el español.
En el documental se aprecia que Alejandro trata de conseguir empleo en distintos establecimientos, pero en todos es rechazado por su condición de inmigrante sin papeles, mientras que Rocío se encarga de cuidar a los más pequeños, mientras acude a la escuela secundaria.
Entereza ante la adversidad
Ortiz destaca que la historia de sus personajes es remarcable por cómo a pesar de su condición de refugiados y de pobreza, pueden reír y salir adelante.
“La casa en la que están es la casa que les presta la ONG mientras su madre está en la cárcel, es un refugio (…) decidimos agarrar una parte del presupuesto (del documental) para dárselo a ellos para que pudieran pues levantarse un poco”, confiesa el realizador.
Aunque Alejandro sigue buscando tener una mejor situación económica para él y su familia, ha pensado en migrar a Estados Unidos. Actualmente, sigue viviendo en México.