Con su poesía gay, Alejandro González Félix busca demostrar que “love is love”
El escritor Alejandro González Félix púbica Él, libro de poemas que recopila su trabajo de haikús y versos, que están dedicados al amor homosexual. El autor asegura que visibilizar la existencia de este tipo de amor es una forma de contribuir a la lucha por la inclusión
Hidalgo NeiraLa pasión por las letras nació en Alejandro González Félix desde su juventud. En la preparatoria ya escribía versos, aunque prefería estudiar matemáticas, a lo que dedicó fervientemente su vida como académico.
Entre las letras y los números, encontró un lenguaje completamente símil, porque dice que hay un grado de poesía en las ciencias exactas, al igual que los versos tienen una precisión matemática, por ello para González fue natural navegar entre ambos mundos.
El académico asegura que no se lamenta en absoluto de haber tomado el camino de la academia, del que ya se ha jubilado.
Durante estos años, Alejandro González juntó los poemas que escribió y así, en 2019, llegaron Me miró por mi nombre y Velero, poemarios publicados en Editorial Caligrama. Ahora en editorial Trilce publica una compilación íntegra denominada Él, que es una oda al amor homosexual, donde además junta 100 haikus para completar una trilogía poética.
“Tendía a escribir poemas de largo aliento, pero tenía ganas de escribir algo más breve y me aventuré por los haikus, mas no están hechos con la tradición completamente japonesa, porque hay muchas restricciones, esto era más bien haikus amorosos”, expresa Alejandro González Félix.
En el marco de la celebración del mes del Orgullo LGBT+, el poeta, quien es abiertamente gay, comparte que el logro máximo sería homologar a todo el amor en un mismo universo, que el cariño no tenga etiquetas.
“Mi libro es completamente abierto y, precisamente, creo que promueve la dignidad del erotismo gay, porque es perfectamente digno, y está escrito de tal manera como si fuera la cuestión más natural del mundo, porque dentro de nuestro grupo lo es”, describe el matemático.
Alejandro González Félix no evade ante la sociedad su preferencia sexual, cuando es cuestionado sobre si está casado o tiene hijos, simplemente dice “soy gay”, sin miedo, porque opina que se debe vencer el tabú y la autocensura de la misma comunidad.
“Gran parte del problema actual del gay está un poco también en el gay mismo, porque ya muchos vinieron luchando por nosotros, abriendo camino y nosotros tenemos que continuar y, en primer lugar, aceptándonos abiertamente”, explica.
Otra cosa que el poeta observa es que falta una mayor representatividad de la comunidad LGBT+ en las artes, para que la sociedad misma se abra a la aceptación de la diversidad; por lo pronto, afirma ser feliz con su homosexualidad y eso es lo que le gusta expresar a quienes lo cuestionan sobre sus preferencias personales.
“¡Yo estoy muy contento siendo gay! Si yo volviera a nacer volvería a pedir ser gay, sino no habría conocido al amor de mi vida. Quienes están ahora en su gran lucha son los de la T, o sea, los transexuales, travestis, transgénero, ellos son los que faltan ser aceptados, y por ellos todavía hay que hacer mucho trabajo, para que la sociedad digiera todas estas cuestiones de lenguaje que se han venido desarrollando despectivamente y vayan desapareciendo”, subraya.
Mientras Él ya se encuentra disponible en librerías, Alejandro González continúa escribiendo más poemas para publicar a futuro.
Radiografía al haikú de Alejandro González Félix
El adentrarse en el estilo de poesía japonesa es un reto que requiere de paciencia y perseverancia, por lo que Alejandro González Félix comenta que pese a que sean tres versos solamente los que aparecen en un haikú, podía tardarse un día entero en escribirlos.
“Eso no quería decir que ese haikú iba a quedar en su forma definitiva, lo iba a pulir posteriormente, porque la verdad es que la escritura poética se lleva mucho tiempo, una cosa es escribir algo y otra es que quede en su forma definitiva, entonces, los primeros tardaban muchísimo tiempo”, comparte el escritor.
Conforme pasó el tiempo, González dominó el arte del haikú, escribiendo entre tres a cinco por día. Alejandro admite que este gusto es una herencia de Mario Benedetti, a quien admira, aprecia y le resulta inspirador, por también haber escrito este tipo de poemas.
“Él escribió muchos haikús, como uno que abre su libro: ‘Si en el crepúsculo/el sol era memoria/ya no me acuerdo”. Octavio Paz tiene uno que dice ‘Anoche un fresno/ a punto de decirme/ algo- callose”, entonces, eso era la fascinación por el haikú, y para quien lea los míos, son amorosos y están escritos hacia un hombre”, platica en videollamada.
La inspiración en el trabajo
Desde que tenía 35 años, Alejandro González Félix se lanzó a la aventura de sentarse y redactar sus poemas, ahora es un hombre de 63 años y cree, al igual que muchos otros artistas, que la inspiración no es esperar a la musa, o en su caso, al Adonis, para que fluyan los versos, sino es una labor de obligar al intelecto.
“Hay una frase fundamental en todo esto, no es mía, la he escuchado y es la neta: ‘A uno la inspiración lo debe pillar trabajando”. Hay que ponerse con la página en blanco, se tiene una idea más o menos preconcebida de un cierto tema y los primeros versos salen tantito inspirados y lo demás es darle, darle y darle y, de repente, la inspiración ya se va dando, por oficio”, comenta.