Con el cuerpo de Superman
Cuando se habla de trastornos alimenticios, las dietas, la preocupación extrema por el peso y la imagen corporal, el discurso comúnmente gira en torno a las mujeres, como si ellas fueran las únicas afectadas por los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
Eugenia RodríguezCuando se habla de trastornos alimenticios, las dietas, la preocupación extrema por el peso y la imagen corporal, el discurso comúnmente gira en torno a las mujeres, como si ellas fueran las únicas afectadas por los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
En la búsqueda por el “cuerpo ideal” surgen modas que se vuelven tendencia gracias a las redes sociales y que rayan en lo absurdo, como el famoso thigh gap (hueco entre los muslos) o el más reciente bikini bridge, ese otro hueco que, sostenido de las hendiduras de la cadera, se observa entre el bikini y el abdomen cuando una mujer está acostada.
Pero, ¿qué hay de la obsesión que tienen los hombres por ganar masa muscular y las medidas dañinas que adoptan para lograr su objetivo? De acuerdo a un estudio encabezado por Alison Field, profesora asociada de pediatría del Hospital Infantil de Boston, cerca del 18 por ciento de los hombres jóvenes se preocupa de forma excesiva por su peso y su musculatura.
En el estudio, cuyos resultados fueron publicados en JAMA Pediatrics, se encontró que este grupo de jóvenes también tiene mayor riesgo de desarrollar depresión y de involucrarse en conductas peligrosas como el abuso de alcohol y drogas.
De estos jóvenes, a menos del 15 por ciento solo les inquieta la delgadez, mientras que la mitad está más preocupados por tener más músculo. Y un tercio se preocupa por ambos aspectos.
Incluso se ha demostrado que 25 por ciento de los hombres adolescentes que tienen un peso saludable considera que están bajos de peso.
Y es que, al igual que las mujeres, ellos tampoco están satisfechos con su apariencia física, que no está a la par de los abdómenes de acero y cuerpos musculosos de esos guerreros y superhéroes de películas de Hollywood, tales como Superman, Thor o Leonidas, de “300”.
Abuso de esteroides u otras sustancias nocivas para aumentar masa muscular y el exceso de ejercicio son algunos de los medios de los que ellos se valen para alcanzar una figura que no les corresponde.
También consumen suplementos en polvo o licuados de proteína, “(…) que pueden incluir todo tipo de cosas”, dijo a The Atlantic Rebecka Peebles, codirectora de la Evaluación de Trastornos de la Alimentación y el Programa de Tratamiento en el Hospital Infantil de Filadelfia. En algunos casos “en realidad son esteroides anabólicos que solo se empaquetan como un suplemento natural”.
A largo plazo, el abuso de estos esteroides está asociado con problemas graves para la salud mental y física, como cambios en el estado de ánimo, depresión e incluso intentos suicidas, así como insuficiencia renal, daño al hígado y enfermedades cardiovasculares, entre otros.
El riesgo que tienen los hombres de caer en un trastorno alimenticio es el mismo –si no es que mayor– que tienen las mujeres. La única diferencia es que la mayoría de ellos se preocupa por aumentar volumen, no por estar delgados.
“Los pediatras, médicos de adolescentes y padres (necesitan) tomar conciencia de que deberían de escuchar las conversaciones sobre el peso tanto de sus hijos como de sus hijas”, enfatizó Field.
La muestra del estudio abarcó a más de 5 mil hombres de entre 12 y 18 años de edad, a quienes se les realizaron encuestas cada uno o tres años, durante el periodo de 1999 a 2010.