Con ciencia, combatirán la obesidad en México
El Tecnológico de Monterrey creó The Institute for Obesity Research, espacio interdisciplinario para generar conocimiento y proponer soluciones integrales a uno de los principales retos de salud pública de México
José Pablo EspíndolaEs urgente combatir el problema de la obesidad, ya que, en los últimos 30 años, se ha convertido en una epidemia que impacta negativamente en la calidad de vida de quienes la padecen y representa un fuerte gasto para los sectores de salud.
En este contexto, el Tecnológico de Monterrey creó The Institute for Obesity Research para abordar el reto de la obesidad, principalmente en México, pero sabiendo que es un problema mundial.
Este nuevo instituto contará con cinco unidades de investigación, cada una con un enfoque especializado que detonarán generación de conocimiento para desarrollar alimentos saludables, terapias avanzadas, procedimientos, dispositivos médicos e iniciativas en políticas públicas.
“La primera parte de la historia de este proyecto tiene que ver con el esfuerzo del Tecnológico de Monterrey de hacer más investigación, como una estrategia fundamental para mejorar la educación y contribuir al beneficio de México”, explica Guillermo Torre Amione, rector de TecSalud y vicepresidente de Investigación del Tec de Monterrey.
Cuando se tomó la decisión de enfocar los esfuerzos en investigación, se dieron a la tarea de ver cuáles eran sus fortalezas y en qué áreas era importante resolver problemas de la sociedad mexicana; así, no fue difícil identificar el problema de la obesidad y su experiencia en la creación de alimentos, ingenierías, políticas públicas y salud.
“Poniendo todos esos elementos, pensando que los esfuerzos no han sido suficientes y creyendo que podemos contribuir, decidimos enfocar todos los esfuerzos para la creación de un instituto para la investigación multidisciplinario en obesidad, con el objetivo de traer soluciones reales que puedan ayudarnos a resolver ese problema, que si bien es mexicano, también afecta a todo el mundo”, enfatiza Torre Amione.
Para el desarrollo de este nuevo instituto hubo un trabajo previo de año y medio en el que definieron el concepto, hablaron la idea, pidieron los recursos al Tec y trataron de identificar la problemática a nivel local y nacional para poder alinear todo. Además, se dieron a la tarea de hacer una reestructura interna.
“El instituto está compuesto por profesores-investigadores de diferentes escuelas, entonces, tuvimos que hacer una unidad de trabajo que fuera multidisciplinaria, poner un orden distinto y también poner más recursos. Hemos ampliado el tiempo que pueden dedicar completamente a la investigación, hemos puesto recursos específicos para investigar en este tema y con esos elementos tenemos todo para ser exitosos”, considera el vicerrector de TecSalud.
Torre Amione comparte que su sueño es que en tres o cinco años tengan mejores alimentos, que puedan producir y diseñar de forma masiva, accesible y económica para la población. También identificar cuando menos alguna forma de tratamiento nuevo e incidir en alguna política pública que beneficie a la población.
“Eso es lo que le estoy pidiendo a cada uno de los directores y creo que en un lapso de tres a cinco años vamos a poder hacer alguna contribución. No te he hablado del número de paper ni de ingresos, porque no es el objetivo primario, ya que este es conseguir verdaderas soluciones”, afirma.
Un compromiso social contra la obesidad
The Institute for Obesity Research es el segundo instituto que crea el Tecnológico de Monterrey, el primero fue el Instituto para el Futuro de la Educación y en seis meses se anunciara un tercero.
“Tenemos un presupuesto importante para todos los institutos del Tec de Monterrey, que es una gran cantidad de dinero anual, es, probablemente, la inversión más grande que haya hecho el Tec en investigación en su historia. Duplica los esfuerzos que hemos hecho hasta ahora”, comenta Guillermo Torre Amione, sin dar una cifra exacta.
Este Instituto de salud, que arranca operaciones en Monterrey, Nuevo León, y que pretende expandirse a otras entidades federativas, se divide en cinco unidades: Unidad de Políticas Públicas en Salud, Unidad de Alimentos Saludables, Unidad de Bioingeniería y Dispositivos Biomédicos, Unidad de Biología Integrativa y Unidad de Medicina Experimental y Terapias Avanzadas.
El doctor Gerardo García Rivas, quien es el responsable de la de Medicina Experimental y Terapias Avanzadas, explica que ellos serán responsable de estudiar potenciales nuevos blancos terapéuticos para tratar enfermedades metabólicas y obesidad.
“Tenemos amplia experiencia estudiando en células y animales que reproducen características de las enfermedades para la posibilidad de evaluar nuevos blancos y también para el desarrollo de moléculas de suplementos alimenticios de biodispositivos, para tratar de llevarlos desde los conceptos in vitro, hasta una validación en modelos preclínicos con el fin de que, eventualmente, pudieran ser utilizados en humanos”, explica García Rivas.
Esta unidad ofrecerá una plataforma traslacional única en el país para la validación de beneficios terapéuticos de compuestos, alimentos, dispositivos y otras terapias en modelos válidos y acreditados para el estudio de las enfermedades metabólicas y obesidad.
La unidad está integrada por siete investigadores de diferentes áreas, desde inmunología y enfermedades metabólicas, hasta gente que tiene mucha experticia en bioensayos. También mantendrán colaboraciones internacionales para definir nuevas tendencias en la búsqueda de blancos moleculares.
Gracias a la Dirección de Investigación Traslacional de TecSalud tendrán vínculo con investigadores clínicos, como gastroenterólogos, inmunólogos y en docrinólogos, que van a permitir la traslación, es decir, ese brinco de la fase inicial a probar con pacientes.
García Rivas señala que se tienen muchas potenciales moléculas, algunas en grados de desarrollo que se están probando en pacientes y otras que sólo son diseños teóricos y conceptuales.
“¿Cómo vamos a medir el éxito de nuestra unidad? Con el número de moléculas que pasen las diferentes fases de investigación, desde las básicas, hasta las preclínicas y cuáles puedan ser llevadas a probarse en seres humanos, ese camino de traslación es lo que vamos a evaluar”, indica.
Por ahora tienen cerca de 15 moléculas que, potencialmente, pueden ser probadas.
“Nuestra unidad ha desarrollado una molécula sintética que es un potente antiinflamatorio que ha sido explorada en modelos de enfermedad cardiovascular, pero los siguientes meses la probaremos en enfermedades metabólicas para tratar de definir el potencial que tendría en un contexto de obesidad”, comparte el doctor Gerardo.
Su meta como equipo es convertirse en un grupo muy consolidado nacional e internacionalmente en cuanto a la descripción de mecanismos que están tras la enfermedad y lograr que un desarrollo llegue a estudios con pacientes y pueda tener la efectividad y seguridad para que pueda ser tomado por una empresa farmacéutica o biotecnológica y llevado a estudios de largo camino fase 2 o 3.