Todos los días compartimos nuestra imagen y datos digitales desde nuestros dispositivos móviles. Foto: Stock.

¿Cómo se usan los datos biométricos y la IA en la videovigilancia masiva y cuáles son sus riesgos?

El aspirante a la presidencia, Marcelo Ebrard, propuso implementar las tecnologías más avanzadas para combatir la violencia. ¿Qué tan benéfico sería?

La videovigilancia, uso de datos biométricos y el empleo de inteligencia artificial en el campo de la seguridad han crecido durante los últimos años. Esto implica que brindemos acceso a información de nuestro propio cuerpo: rasgos de la cara, huella dactilar, voz e incluso la forma en la que caminamos.

En Reporte Índigo ya hablamos sobre qué es la Huella Digital. En este contexto, al implementar tecnología de reconocimiento de información biométrica en temas de seguridad, no haría falta que los gobiernos capturen nuestros datos de una persona a la vez.

Al contrario, cada día compartimos nuestra imágen y datos a través de redes sociales. Esto nos expone constantemente a delitos digitales contra la privacidad y la identidad personal. Tal riesgo aumenta ante una falta de legislación en términos de inteligencia artificial, aunque hay países que ya comienzan a hacerlo.

Datos personales: La gran economía digital

En este contexto, es importante definir a qué nos referimos. La función de la biometría como campo de la inteligencia artificial es la identificación de un individuo en función de ciertos parámetros de su cuerpo, físicos e intransferibles, como la huella dactilar o el reconocimiento facial.

Jorge Campanillas, profesor de Derecho de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos, describe a los datos como “el nuevo petróleo de la economía” en la que conocemos como la era digital.

La tecnología nos facilita la vida, nos otorga mayor seguridad en todos los aspectos, pero debemos ser conscientes del riesgo añadido que cada nuevo uso o mejora supone para la pérdida de privacidad e intimidad”, advierte el especialista.

Ante la implementación de esta clase de tecnología para la vigilancia masiva, como sugiere el excanciller Marcelo Ebrard con su plan A.N.G.E.L., Campanillas puntualiza que es necesario analizar la necesidad y proporcionalidad del sistema, así como los riesgos asociados.

De esta manera, se trata de “determinar que el sistema no afecta de forma grave a la privacidad de las personas a las que va dirigido”. También sirve para “detectar los riesgos para la seguridad, reputación, privacidad, entre otros, que puede tener el uso de la tecnología“.

¿Cómo funcionan los datos biométricos?

Los dos principales datos biométricos actualmente son la huella dactilar y el reconocimiento facial. Tanto es así que los usamos con toda normalidad para desbloquear nuestros dispositivos móviles y para autorizar compras que realizamos desde ellos.

El investigador Ramón Mollineda, profesor del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universitat Jaume, explicó para SINC que estos dos “resultan muy fiables y difíciles de falsear, aunque ambas requieren que el usuario se encuentre cerca del sensor y que colabore en el proceso de reconocimiento, y no siempre podemos contar con eso”.

Respecto a la detección de la forma de caminar, el medio explica que todas las personas tenemos una manera muy personal de hacerlo. Si bien es algo que podemos cambiar cuando lo hacemos a conciencia, al hacerlo de manera natural se percibe distinto en cada una.

“Hay experimentos en los que una persona ha de reconocer a gente conocida solo observando su silueta en movimiento, y el porcentaje de acierto es muy alto”, añade Mollineda.

Sin embargo, el especialista también reconoció que existe una desventaja clara: “hay muchos factores que alteran la manera de caminar, así como la percepción de la manera de caminar”.

“Debemos contar con que la persona puede llevar ropa muy ancha o larga que modifique su silueta, (…) incluso el estado de ánimo contribuye a cambiar la forma de caminar. No podemos pedirle a una persona que se grabe caminando con todas las combinaciones de factores posibles, porque son infinitas”, explicó.

¿Son sistemas infalibles?

Si bien se trata de tecnologías prometedoras, es importante no perder de vista el aspecto de ética y derechos humanos. También es vital reconocer lo que se conoce como sesgos de la inteligencia artificial; si bien funciona por computadora, finalmente fue programada por seres humanos y con información ya existente.

Uno de los principales riesgos es el uso de bases de datos centralizadas, advierte Marta Beltrán, profesora Titular de la Universidad Rey Juan Carlos.

“Casi todos estos procesos de verificación de identidad se basan en almacenar, en un repositorio único, identidades de sujetos y los datos de sus caras, para poder realizar las comprobaciones oportunas, las verificaciones”, subraya Beltrán.

Esto supone una amenaza si es que no llega a protegerse de forma adecuada. Esto podría derivar en un acceso no deseado a estos datos. Además de resultar sumamente sensible si un atacante llegara a robar la información o “secuestrarla“.

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