¿Cómo llegó a México una parte del Muro de Berlín?

El fragmento del Muro de Berlín, que actualmente se exhibe en el Museo Memoria y Tolerancia, lleva tres décadas en el país
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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El próximo lunes 9 de noviembre se cumple el 31 aniversario de la caída del Muro de Berlín, ocurrido en la misma fecha de 1989. Uno de sus fragmentos ha sido observado por numerosos mexicanos en el país pero ¿Cómo llegó a México?

El Muro de Berlín dividió a Alemania desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989, en dos territorios la República Federal de Alemania, controlada por los rusos y la República Democrática Alemana (RDA), en manos de Estados Unidos y los aliados.

Los rusos y estadounidenses se apoderaron de dos polos distintos de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial, Rusia del Este y EU del Oeste.

La República Federal de Alemania impulsó la construcción del muro, también denominado “Muro de la Vergüenza” por el mundo occidental, con el objetivo de evitar que “elementos fascistas que conspiraban para impedir un estado socialista en Alemania del Este”.

Cientos de personas fallecieron al intentar cruzar hacia el lado occidental de Berlín, otros tantos fueron detenidos, produciéndose la última captura de una persona que intentó huir el 5 de febrero de 1989, el año en el que cayó.

El Muro llega a México

La noche del jueves 9 de noviembre de 1989 al 10 miles de personas acudieron ante el muro después del anuncio del fin de las restricciones de paso.

Aunque el paso hacia el otro lado se haría mediante trámites, esto no fue anunciado en una conferencia en vivo, transmitida en la televisión de Alemania Oriental, por lo que miles de berlineses del este llegaron hasta el sitio, en donde se abrieron los accesos debido a la cantidad de personas que se hallaban ahí.

A las 23:00 horas, debido a la presión de la gente que llegó hasta el sitio y exigió el paso, un punto de control se abrió, sin embargo, otros tantos, desesperados por los años de prohibiciones escalaron el mundo. Las fotografías de este momento dieron vuelta al mundo.

Ese mismo día, ciudadanos armados con picos, martillos y palos, casi cualquier herramienta a la mano, acudieron al sitio y comenzaron a destruir la barda divisoria.

Tras su caída, 360 pedazos del Muro fueron rescatados. En 1990 la República Democrática Alemana (RDA) creó una empresa que se encargara de su transportación, que junto a otra compañía comenzó a venderlos como obras de arte.

Un historiador en la Ciudad de México, Luis Alonso Sordo Noriega, quien además era propietario del Museo de Historia y Arte Moderno, espacio privado ubicado en la colonia Roma.

Sordo Noriega decidió comprar un tramo de la que fuera la barda divisoria que por más de 30 años separó a Alemania en dos realidades distintas.

El historiador adquirió el segmento 266, un bloque de 2.7 toneladas, 3.30 metros de alto y 1.20 metros de ancho, cuyo costo de traslado a la Ciudad de México fue estratosférico.

Sordo relató a El Universal el proceso para traer el bloque de concreto puro, reforzado con acero corrugado, a México.

“Lo extrajimos en Shildow el 26 de junio de 1990, nos lo llevamos a Hamburgo, lo embarcamos en Tumilco el 14 de julio, el 31 llegamos a Tuxpan y el 7 de agosto entramos a la Ciudad de México”, dijo.

Según Sordo Noriega cerca de 50 mil personas llegaron hasta el Museo de Historia y Arte Moderno para observar El Muro de Berlín.

En mayo de 2017, el fragmento fue subastado por Luis Alonso Sordo pues el Museo en el que anteriormente se exhibía cerró en 2008.

De este modo, el Muro llegó al Museo Memoria y Tolerancia, que busca difundir el respeto a la diversidad y la tolerancia con base en el recuerdo histórico de eventos como el Holocausto.

Este tramo se halla en el vestíbulo del edificio, ubicado en Avenida Juárez, para poder ser admirado sin pagar la entrada al recinto.

LEER: ‘LAS FEMINAZIS NO EXISTEN’: MUSEO DE MEMORIA Y TOLERANCIA

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