Fotografías, muebles, instalaciones, pinturas, esculturas y telas se fueron apoderando de los muros blancos de la Sala D del Centro CitiBanamex para brindarle a los visitantes la posibilidad de celebrar al arte a través de formas, texturas, colores y nuevas experiencias. Con toda esa diversidad, Zona Maco, la feria de arte contemporáneo más importante de Latinoamérica, abrió ayer sus puertas para dar inicio a la Semana del Arte en la capital del país. Más de 210 galerías y expositores provenientes de 26 países de América, Europa y Asia participan en esta edición que reúne, por primera vez, sus cuatros ferias bajo un mismo techo.
En esta edición, el trabajo de artistas consagrados se conjuga con el de emergentes que buscan un espacio en el mundo del arte que les permita compartir con la gente su particular manera de expresarse a través de diferentes materiales.
Coleccionistas rondan los pasillos buscando piezas que despierten su interés y provoquen el deseo de arrancarlas de la pared para llevárselas con ellos. De ese mismo modo, los galeristas y artistas adaptan sus espacios para hacerlos tan únicos y especiales que atrapen la atención de los visitantes.
Zona Maco se vive entre el gozo y la angustia, entre las prisas y el tiempo que parece volar y nunca alcanzar. Entre el logro por haber llegado a una de las ferias más importantes del continente, pero con el reto de captar nuevos clientes y crear alianzas que permitan seguir manteniendo vivo el mercado del arte.
Esta celebración que finalizará el domingo 9 de febrero no es sólo para los coleccionistas o galeristas que desean entablar negociaciones, sino también para aquellos que disfrutan de una buena pieza, de perderse en la sensación de vacío que provoca la combinación de formas y colores.
“La feria es un gran esfuerzo de Zélika García y de todos los que participamos, que se ve justificado con la asistencia de todos”, asegura Lourdes Sosa, codirectora de LS/Galería.
En esta ocasión la galería presenta un Solo exhibición de Arnaldo Coen, quien este 2020 cumple 80 años, de los cuales ha dedicado más de 60 a la producción artística.
“Estamos muy orgullosos de poder presentar aquí y con tantos coleccionistas la obra de un artista como Arnaldo Coen, tenemos obra de él desde los años 70, hasta la actualidad. Decía Arnaldo que si hacían una exposición individual suya con diferentes épocas, iba a parecer una colectiva de un sólo artista, pero sí hay un hilo conductor en toda su creación”, platica Sosa.
Coen se caracteriza por el manejo de sus atmósferas y por la importancia que le da a la investigación artística. Él pertenece a la Generación de la Ruptura, ha sido un disruptor que ha hecho exposiciones un poco irreverentes en el Palacio de Bellas Artes.
Otra de las galerías presentes es Poggiali que este año representa a Zhivago Duncan, un artista mitad sirio, mitad danés, que ahora está haciendo trabajo en la CDMX.
Duncan abrirá las puertas de su estudio para complementar su exposición individual durante Zona Maco, en donde presenta Primordial Soup, que es un batik sobre tela.
“La pieza es su propia interpretación sobre el origen de todo, es un mito de creación que él mismo formuló, que está dividido en capítulos, empieza en coas y termina en armonía; es una metáfora de la vida”, explica Vanessa Lodigiani, representante de la galería.
Múltiples visiones en Zona Maco
Zona Maco cuenta con un área llamada “Nuevas propuestas” donde se encuentran galerías jóvenes como Cibrián Gallery, fundada hace un año y tres meses en San Sebastián, España, por Gregorio Cibrián.
En esta edición presentan trabajos de José Ramón Amondarain y de Nagore Amenabarro, artistas del País Vasco, con perfiles muy distintos, pero que dialogan entre sí. Él es de media carrera, tiene 52 años y ella 32.
“La pieza de Amondarain está hecha de óleo, poliéster y vidrio, y lo que intenta utilizar es el óleo como conector entre los distintos materiales; juega un poco con la figuración y el hiperrealismo, porque las piezas que se muestran como la nuez, las colillas o las maderas son de poliéster y pintadas por él”, comenta Cibrián. Por su parte, las obras de Amenabarro son placas de cobre con impresiones digitales.
En Zona Maco Foto se encuentra un espacio con trabajos de Emilio Valdés, un artista que ha experimentado con diferentes técnicas. A él lo invitó a participar “de una manera romántica” Johann Mergenthaler, uno de los curadores de la feria.
“Entrarle solo ya no fue tan romántico, por toda la estructura que es fuerte. Llevo mal que bien ocho años en el anonimato, fui artista muchos años, trabajé con Luis Adelantado, quien es un gran amigo, y seis años estuve como exiliado, como en otro mundo, como en una suerte gitana en el mundo de la producción cinematográfica, estuve como director de fotografía”, cuenta Valdés.
A pesar de esta ausencia, Emiliano ha generado un bagaje de imágenes importantes, porque la foto siempre ha sido una constante en su trabajo, incluso, en sus dibujos siempre existe una sensación fotográfica.
“Llegar aquí, la invitación de Johann, es como decir ‘ahora, a mis 37 años, veamos cómo eran esas fotos que quería imprimir como estudiante de artes y que no hice porque no tenía los recursos”, dice.
Javier Argandona es uno de los que le apuesta a las antigüedades en la feria, por lo que forma parte del Salón del Anticuario, una sección que se dedica a ofrecer a la venta obras y objetos de los siglos XV a XIX.
“Es la tercera vez que participamos en esta exposición de Salón del Anticuario dentro de Zona Maco y como siempre, lo que esperamos es captar nuevos clientes e ir poco a poco reposicionándonos en el mercado de la decoración. Realmente el mundo de las antigüedades ha estado cambiando a lo largo del tiempo”, comenta Javier.
Estos son algunos de los rostros que le dan vida a la feria de arte contemporáneo más importante de Latinoamérica y que durante estos cuatro días restantes ofrecerán experiencias y conocimientos que harán vibrar a cada uno de los visitantes.