Comer bien nos sale caro
Para los mexicanos comer es un “lujo”.
México es el país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con el rango más alto en el aumento de precios de sus alimentos.
Si pensabas que podías iniciar el año con una alimentación rica en proteína, frutas y verduras, tendrás que ajustar tu presupuesto y el que destinas para el lunch de tus hijos.
María Alesandra PámanesPara los mexicanos comer es un “lujo”.
México es el país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con el rango más alto en el aumento de precios de sus alimentos.
Si pensabas que podías iniciar el año con una alimentación rica en proteína, frutas y verduras, tendrás que ajustar tu presupuesto y el que destinas para el lunch de tus hijos.
De 2005 a 2014, el incremento en el precio de los alimentos en la República Mexicana fue de 23.3 puntos porcentuales. El promedio del resto de los países que forman parte de la OCDE es de 8.8 puntos.
Es muy probable que cada vez que vayas al supermercado notes que llevas menos productos, pues algunos han duplicado –o más– su precio, de acuerdo a los datos expuestos en el “Reporte sobre las condiciones de competencia en el sector agroalimentario” de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE).
Por mencionar algunos ejemplos, los precios de las carnes aumentaron casi 89.1 por ciento entre 2005 y 2014. Los cereales (categoría que incluye tortilla, pan, galletas, pasta, harinas, arroz y derivados del maíz) subieron hasta 87.1 por ciento en el mismo lapso de tiempo.
Las frutas y verduras no son la excepción y por ello resulta más “económico” que niños y adolescentes opten por comida chatarra a la hora del recreo, ya que en los últimos años aumentaron hasta en un 70 por ciento su precio al consumidor.
Para los mexicanos, los aceites y grasas son 65.8 por ciento más caros, el café lo es en un 86 por ciento y el azúcar en un 45 por ciento.
Mientras que la leche incrementó sus precios en un 68.4 por ciento.
Gran diferencia
Mientras en México los precios de los alimentos aumentaron 23.2 por ciento, en otros países la diferencia es considerablemente notoria.
En Italia, por ejemplo, el incremento fue de solamente 3.3 por ciento, en Estados Unidos de 6.4 por ciento y en Canadá de 13.7 por ciento.