Fundada hace 25 años por Guillermo y Lupita Smythe, la compañía La Gaviota Teatro abrió su puerta al dramaturgo Raúl Ángeles hace, aproximadamente, 10 años, cuando él era un niño. Este hecho tuvo mucho significado porque le brindó otro panorama de cómo hacer teatro, desde la visión de un infante, para el público de su misma edad.
A partir de esa experiencia, su política y objetivo ha sido montar obras sobre lo que a ellos les hubiera gustado ver de niños, algo que se ve reflejado en la pieza Colibrí, o la misteriosa historia de cómo se apagó el Sol, que surgió hace unos cuatro años, producto de una beca otorgada por el municipio de Querétaro, bajo la dirección escénica de Jorge Smythe, en conjunto con Raúl Ángeles, quien además está a cargo de la realización de los títeres.
Sobre el argumento, Ángeles detalló a Reporte Índigo que la premisa era hablarles a los niños sobre los errores que se cometen, aprender de ellos y ser responsables.
“Hay dos historias que se cuentan, que es justo esta alevosía de algunos personajes, en este caso, no lo hacemos tal cual, hablamos de política y la toma de decisiones, cómo de repente hay unas personas que tienen el poder o están arriba y deciden por nosotros, pero también queremos reflejar sobre estas acciones desde casa y que los niños pueden ser activos y partícipes desde el hogar”, declara Raúl.
Colibrí, o la misteriosa historia de cómo se apagó el Sol es un montaje sustentado en el poder de la imaginación del público, a partir de títeres y objetos en el escenario; en éste, una serie de animales habitantes del bosque son testigos de cómo Colibrí se ve obligado a apagar el Sol. A partir de ese momento las cosas en la villa se complican.
“Uno se puede reflejar mucho con los personajes y relacionar con cosas que ya hemos vivido, el simple hecho de decir ‘hubiera hecho esto’; incluso dentro de la obra hay una incitación para que el público tome una decisión, al final, sí hay un dejo en los niños en hacerles reflexionar sobre la decisión a la que llegaron”, abunda el director.
Cada función que ha hecho a través de esta aventura con Colibrí es única, pues los niños reaccionan siempre de una forma diferente. Para el dramaturgo eso es algo sumamente valioso porque le motiva a seguir realizando teatro para niños y hacerlo con títeres, declara, siempre les deja una semilla en los niños para regresar a verla o asistir a más obras.
Estar alejados de los niños fue muy complicado, porque de ellos obtienen las enseñanzas para la realización de sus piezas teatrales, sin embargo, ha sido una oportunidad para reinventarse, sacarlos del encierro, y mostrarles un arte vivo, es una oportunidad para volverlos a enamorar.
El camino ha sido complicado porque, confiesa, actualmente deben competir contra las grandes industrias de entretenimiento, como Disney o Nickelodeon, no obstante, cree en la magia de los títeres para conmoverlos y motivarlos para que exploren su imaginación.
“Durante el encierro buscamos otra forma de acercarnos creando contenido digital cuidando, sobre todo, el hecho de que ya estaban bombardeados sobre la enfermedad, del ‘no salgas’, la prohibición; creo que tenemos que empezar a abordar temas como la libertad y la fantasía. Como compañía estamos trabajando en estos temas, creemos que los niños no quieren ver obras tristes o aleccionadoras porque ya son parte de la vida, entonces podemos abrirles sus percepciones con mundos mágicos”, declara.
No te pierdas Colibrí
La temporada de la obra Colibrí, o la misteriosa historia de cómo se apagó el Sol terminará el 23 de mayo; las funciones son en El Teatro el Galeón, del CCB, los sábados y domingos, a las 13:00 horas