Colectivo traffico, cine de la calle y para la calle
La Muestra de Cine Callejero es una forma de acercar el séptimo arte a las comunidades vulnerables de la capital. Este espacio, que ha logrado introducir a casi 200 habitantes de la ciudad en él, actualmente busca el financiamiento para realizar una tercera edición
David MartínezEl cine debe salir de los espacios tradicionales como la Cineteca Nacional o el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tiene que ser accesible para los habitantes más vulnerables de la capital del país.
Por ello, el Colectivo Traffico impulsó la Muestra de Cine Callejero, que es una forma de acercar el cine y su realización a las poblaciones de zonas conflictivas de la Ciudad de México que enfrentan problemas como la falta de oportunidades, violencia, inseguridad o carencias alimentarias.
La muestra de cine callejero es el proyecto estrella del Colectivo y se lleva a cabo por medio de talleres, en donde se les dan las herramientas necesarias para que los habitantes de barrios y colonias conflictivas, como la Merced, Guerrero y Tlatelolco, al terminarlos realicen un cortometraje.
Hasta la fecha, se han hecho dos muestras de cine callejero, una en 2016 y la otra en 2019, los cortometrajes de esta última apenas se publicaron en línea, en marzo pasado.
El formato original de la muestra, dice Martínez, es que los cortos se exhiban en la calle, en las comunidades de los realizadores; sin embargo, por la contingencia sanitaria de COVID-19 se hizo este año de manera virtual.
Es importante mencionar que el Colectivo Traffico espera que los resultados de Eficine 2020 los favorezca y puedan llevar a cabo la tercera edición de la Muestra de Cine Callejero en 2021 y 2022.
Alejandro Martínez menciona que el proyecto no tiene otra fuente de financiamiento, más que las aportaciones voluntarias en especie de los mismos participantes con las que adquieren insumos para los talleres, porque otra de las características es que la capacitación sea pública y gratuita.
Cine para la comunidad
La muestra nació como un proyecto académico en 2016 por parte de estudiantes de Gestión Cultural de la Universidad del Claustro de Sor Juana, quienes vieron que los espacios para estudiar cine eran muy limitados en la capital.
“El CUEC, al año, tiene disponibles trece lugares; el Centro Cultural Tlatelolco alrededor de 20, lo cual es una oferta muy limitada para todos los habitantes de la ciudad”, comenta Alejandro Martínez.
Además, como se mencionó anteriormente, notaron que en los lugares de exhibición de cine de arte no había producciones que se acercaran a la realidad social de las comunidades de la capital.
“Vas a la Cineteca y ves películas de Finlandia y otras zonas de Europa que se desarrollan en otro contexto, aquí lo que buscamos es que personas de la Juárez o de Tlatelolco relaten sus contextos a través de cortometrajes”, declara el impulsor del proyecto.
Martínez explica que los participantes de los talleres pueden desarrollar cualquier tema, siempre y cuando sea de la colonia donde tomaron el curso.
“Hemos tenido varias sedes de los talleres, como el Centro Cultural Tlatelolco, La Casa Talavera o el 77 Centro Cultural Autogestivo, y se han proyectado en los mismos centros culturales, en las calles y también en la Cineteca Nacional, aunque la idea, es que sea en la calle, que sea en el espacio público”, dice.
El organizador señala que de las dos muestras se han producido 15 cortometrajes y, en total, se han capacitado a más de 200 alumnos.
Otra parte importante de la muestra, menciona el miembro del Colectivo, es que se busca que expertos, a través de los talleres, dialoguen con los participantes que quieren aprender del séptimo arte.
Abre el camino
Antes de la edición 2016 de la muestra y los talleres, Estanislao Marín era un actor de teatro que buscaba incursionar en el cine.
Después de participar en el taller y ser uno de los realizadores del cortometraje Pupa, que se elaboró en la colonia Juárez, Estanislao afirma que lo han buscado y ha colaborado en diversos proyectos audiovisuales.
“Sí, me abrió el camino para estar en más proyectos y para conocer el lenguaje del cine, y no solo a mí, también varios compañeros han colaborado en más cosas después de la muestra”, refiere.
Estanislao relata que algo que le gustó mucho de la muestra fue la seriedad con la que todos desempeñan sus funciones para que no se quedara el trabajo del taller como en un proyecto académico, sino que fuera una oportunidad real de incursionar en el séptimo arte.
“Todos los llevamos a algo más, no solo como un proyecto, sino algo real y algo que sirvió para visibilizar más en ese entonces cómo era la vida de las personas de la comunidad LGBT+”, menciona.
El cortometraje de Pupa trata sobre un indigente travesti de la colonia Juárez que busca un par de tacones para complementar su ajuar, pero su búsqueda desata una serie de eventos que lo llevan a descubrir la escena drag de la Zona Rosa.