“Coger y comer sin culpa”, un libro que invita a contemplar la belleza de la imperfección y la búsqueda constante de aceptación

En un relato en primera persona, la escritora María del Mar Ramón nos invita a reconciliar la relación conflictiva con nuestros cuerpos
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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La voz de la escritora María del Mar Ramón es segura y directa: el placer es feminista, pues considera que es un hecho subversivo en las vidas de las mujeres, implica cumplir y satisfacer un deseo propio y que esa manera pudorosa y silenciosa de habitar el propio cuerpo tiene que cambiar. A través de sus historias, el libro Coger y comer sin culpa invita a contemplar la belleza de la imperfección y la búsqueda constante de aceptación y empoderamiento.

Dividido en ocho capítulos, donde destacan: “El cuerpo”, “La masturbación”, “El sexo”, “Las fotos”, y “La violencia”, María comparte parte de sus vivencias, desde la infancia, el cómo fue vivir su niñez en la que sufrió maltrato para revelar así un reflejo profundo de la complejidad humana, tejido con palabras de resiliencia y acompañamiento.

“Me emociona y me conmueve todo lo que pasa con ese libro. A pesar de estar un poco distanciada de las cuestiones que se hablan ahí, las cosas siguen bastante igual. Yo no creo que, de repente, te levantes y que lo que te ha atormentado tantos años se desvanece porque ahora tienes un conocimiento teórico.

“Estoy más distanciada de esas discusiones desde el feminismo, pero más cerca del trabajo con el lenguaje y con una cuestión mucho más estética que ha sido mi búsqueda de los últimos años”, cuenta María del Mar Ramón a Reporte Índigo.

Mi relación con el feminismo es conflictiva, como deben ser las relaciones con ideas propias, y eso me parece súper lindo, me ha abierto distintas preguntas y discusiones enriquecidas y fantásticas. He debatido y he elegido”
María del Mar RamónEscritora

Del Mar habla en primera persona, comparte algunos pasajes de su niñez porque cree en el poder de contar las historias y hacerse visibles. En este libro lo personal es político y las letras se vuelven un motor para alzar la voz sobre lo que antes el sistema obligaba a mantener en secreto.

Considera que al leerse en las voces de otras mujeres se reivindica que no están solas, ni siquiera con lo que duele. Romper cualquier forma de silencio es siempre un acto de rebeldía y Coger y comer sin culpa se vuelve en un espacio seguro. La publicación salió por primera vez en 2020, pero la editorial U-Tópicas le dio una nueva vida este 2024 como el primer tomo editado por esta librería de manera independiente.

Letras que motivan a la acción

Además de compartir sus anécdotas, María del Mar lleva más allá la lucha. Que ella no tuviera las herramientas necesarias para saber proteger a su niña interior se debe a una serie de cuestionamientos de hace años.

“Somos muy duros y nos gusta pedirle a las familias las cosas que no hacen las instituciones, los gobiernos y los colegios, porque, obviamente, es más fácil culpar a las estructuras familiares, y pensar que es un problema un poco más macro, y complicado de resolver”, reflexiona.

Lo que es más interesante, prosigue, es pensar en cómo se puede resolver desde las instituciones. Ramón agrega que a nivel Gobierno se debería tener una currícula de educación sexual integral, que no tenga sesgos.

Debemos pedirle a los Ministerios de Educación una educación sexual integral en todas las instituciones educativas, que esté basada en información científica, que hable de corporalidades diversas. Pero va más allá, pues se debe recalcar en la necesidad de que las tiendas y los almacenes que venden ropa tengan todas las tallas”, explica.

Vivir en los 90

María del Mar Ramón vivió su infancia en la época de los 90, una etapa que considera que fue algo fuerte de experimentar, pues hasta finales de los dos mil, la sociedad vivió bajo modelos impuestos de belleza y el “cómo tendría que ser el cuerpo de una mujer”. La moda, piensa, imponía ropa que era casi imposible de usar: pantalones a la cadera y tops que mostraban el vientre.

Es importante que nos preguntemos qué consideramos bello y de dónde viene esa idea que lo estemos revisando. Yo no sé si eso es fácil de cambiar. No voy a decir ‘tenemos que cambiar, dejar de pensar todo lo que nos han dicho’, como si eso fuera un ejercicio fácil, porque no lo es.

“Pero sí me parece que hay que seguir y tener modelos de belleza que sean un poquito menos hegemónicos, tratar que en nuestros espacios no se esté hablando del peso de la gente. Creo son muy buenas prácticas e impulsarlas”, insiste.

El libro Coger y comer sin culpa se puede conseguir en la librería U-Tópicas

La escritora agrega que otras de las cosas que podrían ayudar es comprar marcas que tengan tallas más inclusivas y diversas, y que hagan publicidad con otra clase de cuerpos. Aunque considera que son prácticas pequeñas pueden ser el cambio.

Otro punto importante en la lectura de Coger y comer sin culpa es sobre la industria de la pornografía.

María del Mar considera que el problema no es consumirla, sino tener una perspectiva crítica. La tecnología democratizó su producción y consumo, con lo cual hoy en día, cree, se tendría que replantear los medios de su circulación.

A su juicio, con perspectiva feminista, es que, en lugar de abolirla, hackearla o criticarla, se puede promover una producción ética, organizarse para ese fin y consolidar la pornografía como una industria que pueda ser viable y constructiva en la vida de las mujeres.

“Es importante que nos preguntemos qué consideramos bello y de dónde viene lo que tenemos. La cultura dominante es una aplanadora. A mí me preocupa hoy en día la tendencia de la delgadez y cómo vuelve alterarse algo sobre la diversidad corporal que, quizá, habíamos empezado a conquistar en los últimos años.

“El libro no propone una solución. Y si la supiera, me encantaría compartirla. Pero, y lo más importante, es que nos reconciliemos con nuestra relación conflictiva con el cuerpo. No sucederá de un día para otro, pero sí podría ser más compasiva y tratarse con consideración incluso en los momentos en los que es una relación más conflictiva”, concluye.

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